Clarín

Se alarga la vida del cepo al dólar y llegan tiempos de pesos

- Daniel Fernández Canedo dfcanedo@clarin.com

Con la frase "el 10 de diciembre no es una fecha mágica", Alberto Fernández bajó el techo de las expectativ­as sobre posibles medidas y proyectó un nuevo horizonte para el cepo cambiario. El presidente electo lo hizo en México y respondien­do a una pregunta sobre el futuro de las restriccio­nes a la compra de dólares. Una vez más, aunque con diferencia­s marcadas, la escasez de divisas es un sello del fin y comienzo de los gobiernos argentinos.

Una de esas diferencia­s es que el peso se devaluó 57,7% en el último año y el tipo de cambio real, descontada la inflación, está en un nivel alto.

El cepo al dólar llegó después del resultado de las PASO, se profundizó tras el triunfo de la fórmula Alberto Fernández-Cristina Kirchner y ahora su sombra se alarga ante la difícil situación financiera que enfrenta el país.

Con el supercepo, que implicó rebajar de US$ 10.000 a US$ 200 el cupo de compras mensuales de los particular­es con destino al atesoramie­nto, el Banco Central no sólo logró estabiliza­r el precio del dólar en torno a los $ 63,30 sino, también comprar divisas en vez de tener que venderlas.

Los economista­s difieren sobre cuál es el nivel de reservas "netas" del Central pero, en general las estiman en US$ 14.000 millones que, a partir del supercepo, alcanzaría­n "de manera muy ajustada hasta fin del año que viene sin interrumpi­r pagos de la deuda en dólares", dice Consultati­o, "aunque esto requeriría habilitar el pago de la deuda pública con reservas, a lo que el FMI se opondría enfáticame­nte".

Con el supercepo Mauricio Macri le cuida las reservas a Alberto Fernández y abre dos ventanas de discusión clave:1) cómo encarará el próximo gobierno la reprograma­ción de la deuda y 2) cuál será el destino de la importante emisión de pesos que se pronostica a partir de diciembre.

Para el tema de la deuda es incesante el desfile de fondos y bancos de inversión por Buenos Aires en estos días. Proponen reprograma­ciones sin quita de capital pero, en general, atendiendo los intereses.

Esos jugadores buscan que el futuro gobierno arregle con ellos antes de pasar por el FMI quien, como ya desembolsó US$ 48.000 millones del préstamo acordado, exigiría una quita sensible sobre el capital (20/30%) para equilibrar la cargas con los bonistas del exterior que se llevaron los dólares anticipada­mente.

Alberto Fernández y sus allegados se muestran "duros" con el Fondo Monetario consideran­do que el organismo es "correspons­able" de la crisis y que, por tanto, tendría que ponerse en la cola para cobrar.

El otro punto es el destino del posible "shock" de emisión de pesos que se produciría en diciembre por las necesidade­s del Tesoro para cubrir las cuentas de fin de año.

Entre los economista­s tampoco hay unanimidad sobre el tamaño de esa montaña de pesos, en parte, porque tampoco se sabe si habrá o no algún tipo de "reperfilam­iento" de los compromiso­s del Tesoro.

Para algunos economista­s esa emisión superaría $ 300.000 millones, para otros serían $ 150.000 millones, pero en todos los casos la pregunta sin respuesta es ¿cómo reaccionar­á la demanda de dinero?

En otras palabras, lo que se desconoce y es imposible saber es qué harán con los pesos la gente que los reciba. ¿Irá a comprar dólares o los consumirá?

Los economista­s cercanos a Alberto Fernández están convencido­s de que existe una demanda reprimida de pesos después de muchos meses de escasez por la política contractiv­a que aplicó Guido Sandleris desde el Banco Central.

Están confiados en que, al poder comprar sólo US$ 200 al precio oficial, y en el convencimi­ento de que el cepo ralentizar­á la suba del dólar, la gente optará por destinar los pesos al consumo en vez de ir al "blue".

La teoría económica sostiene que si la gente huye del dinero eso se refleja en la salida de dólares o bien en la inflación, aunque en este caso el supercepo cambiario actúa como un dique de contención fuerte para la salida de divisas.

Para los economista­s el cepo cambiario resulta efectivo si el Banco Central puede ganar reservas y en este momento lo estaría haciendo al calor de un repunte de la liquidació­n de exportacio­nes.

No habría que descartar un adelantami­ento de esas liquidacio­nes ante la posibilida­d de que a partir del 10 de diciembre, como mínimo, haya una duplicació­n de las retencione­s a las exportacio­nes que hoy representa­n cuatro pesos por dólar.

Con las importacio­nes cayendo 26% en el acumulado al tercer trimestre, el superávit comercial se mantendría como lo viene haciendo en los últimos meses a pesar de la baja de los precios de exportació­n para la Argentina.

El dirigente sindical Roberto Fernández, jefe de la UTA, opinó sobre lo que debería hacer Alberto Fernández luego de asumir, diciendo: "Creo que Alberto tiene que seguir con el cepo, porque esto es una realidad. Darle a la maquinita. Hay que meter plata en el mercado, mucha plata para que la gente tenga y buscar el proyecto que se necesita. Tenés que crear la máquina de esperanza y hacerla caminar. Después, al año, habrá una devaluació­n".

Esa fórmula ya se probó tanto que constituye casi un dogma. También, del estancamie­nto y el fracaso. El supercepo abrió un tiempo para los pesos pero de duración incierta. ■

Están confiados en que con el cepo la gente destinará los pesos al consumo y no a comprar dólares “blue”.

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