La llegada de la Virgen que fue esquiva para el pueblo
Durante la semana pasada se informó con detalle acerca la devolución, por parte de la Iglesia Católica de Gran Bretania a su similar Argentina, de una imagen de la Virgen de Luján que había sido llevada por nuestras tropas a las Islas Malvinas en abril de 1982. Además, hace días se había difundido la serie de actos que se llevarían a cabo con motivo de la llegada de María a Ezeiza el domingo 3 de noviembre a las 7 de la mañana.
Sin embargo, pocas horas antes de ello, imprevistamente, se anunciaba que la llegada al país de la Madre de todos se postergaba por “razones técnicas” del avión que la transportaría dándose a conocer, oportunamente, la nueva fecha de arribo de María a la Argentina.
Sorpresivamente, y si previo aviso, ayer por la mañana se produjo, sin aviso previo, la llegada de la imagen trasladándola de inmediato a la capilla del Edificio Libertad de la Armada Argentina. Así, sin explicación alguna se privó al pueblo argentino de recibir a María a su regreso a la Patria para saludarla y venerarla en su camino a Luján, donde debería haberse oficiado una misa a las 13 del día programado originalmente para la llegada.
Es una pena, y llama la atención que, teniendo en cuenta la división que hoy reina entre los argentinos y la desesperanza e incertidumbre que nos agobia, se haya dejado pasar un hecho de profundo contenido espiritual para nuestro pueblo, que hubiera coadyuvado a fortalecer desde nuestro interior la unidad que necesitamos en estos días tan difíciles para nuestra Patria. Otra oportunidad. Una más que se pierde. Dios ilumine a los que, en esta tierra, hoy deciden por nosotros ajenos a nuestro sentir y padecer.