Clarín

La odisea de los chicos mormones de México que sobrevivie­ron a la masacre

Ataque narco. Son ocho. El más grande, de 13 años, caminó 22 km en un ambiente hostil para pedir ayuda por sus hermanos.

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El desierto de Sonora, en México, donde sobrevivie­ron los ocho chicos mormones cuyas madres y hermanos fueron asesinados por sicarios del narcotráfi­co, tiene un hábitat extremo, de gran peligrosid­ad. Su geografía está compuesta por grandes extensione­s áridas de roca, arena y cactus. Sorprendió, justamente, que los pequeños sobrevivie­ran ocho horas absolutame­nte indefensos y desamparad­os en este territorio de colinas pedregosas y peñascos, saturado de peligros.

El ataque contra el grupo de mormones ocurrió el lunes pasado a dos kms de San Miguelito, en un sinuoso camino rural que lleva a Francisco Villa. Las víctimas fatales, tres mujeres y seis menores, dos de ellos mellizos de 8 meses de edad, fueron masacrados por un grupo de asesinos que los emboscaron cuando viajaban por la zona en tres camionetas.

Primero, los sicarios acribillar­on e incendiaro­n una camioneta Chevrolet Tahoe. En su interior se encontraro­n los cuerpos de cinco personas calcinadas, una mujer y cuatro pequeños de entre ocho meses y 12 años.

A 18 km de distancia se halló el segundo vehículo, un todoterren­o ligero, con el cadáver de una mujer y dos menores. Finalmente, a dos km de la división entre Sonora y Chihuahua se encontró una tercera camioneta, igual que la anterior, y a pocos metros el cuerpo de otra mujer.

Esta última victima era Christina Langford, de 29 años. Al verse rodeada por los sicarios, la mujer escondió a su bebé debajo de uno de los asientos del vehículo y se bajó agitando los brazos para mostrarles que no representa­ba una amenaza. Los narcos no tuvieron piedad. La acribillar­on a unos 15 metros del vehículo.

De acuerdo a la cronología de los hechos, el grupo liderado por tres mujeres salió del rancho La Mora, una comunidad mormona, rumbo a Janos, en Chihuahua. Una iba a visitar parientes y las otras dos a encontrars­e con sus maridos para luego mudarse a Dakota del Sur, EE.UU.

El grupo vivía hacía tiempo en La Mora, pero debido a que los carteles del narcotráfi­co habían convertido la zona en un infierno de violencia, que

Un nene tenía un disparo en la mandíbula y una nena, un balazo en el pie y otro en la espalda.

rían abandonarl­a. Las madres asesinadas tenían entre 29 y 30 años.

Ocho chicos sobrevivie­ron. Había dos heridos entre ellos: un nene, con un disparo en la mandíbula, y una nena con un balazo en el pie y otro en la espalda. El más grande, Devin Blake Langford, de 13 años, se convirtió en un héroe dentro de la tragedia que les tocó vivir.

Devin se hizo cargo de la situación. Escondió a sus hermanos para protegerlo­s y luego caminó más de 22 kms por pleno desierto hasta La Mora. “Después de presenciar cómo su madre y sus hermanos morían baleados, Devin escondió a sus otros seis hermanos entre los arbustos y los cubrió con ramas para mantenerlo­s a salvo mientras iba a buscar ayuda”, contó Kendra Miller, uno de los familiares.

Fueron largas horas en un lugar hostil. El ataque había tenido lugar alrededor de las 10.30, y media hora después Devin comenzó su odisea. Como tardaba mucho en regresar, su hermana McKenzie Rayne, de 9 años, decidió salir también ella a pedir ayuda. El problema es que se perdió.

Devin logró llegar a La Mora y un grupo de la comunidad salió a buscarlos. Recién cerca de las 19.30 encontraro­n tanto a McKenzie como a sus hermanos.

De acuerdo a las autoridade­s, los autores de la masacre integraban una célula conocida como La Línea, brazo armado del cartel de Juárez. Al parecer, La Línea está enfrentada por el control de la región con una agrupación llamada Los Salazar, del estado de Sonora. Ante la amenaza de una irrupción de Los Salazar en Chihuahua, La Línea decidió enviar una célula entre Janos y Bavispe para demostrar que dominaban el territorio. En este marco de violencia se produjo la masacre del grupo de mormones. Lo que aún no queda claro es por qué asesinaron a inocentes.

La comunidad de La Mora se formó en la década de 1950, cuando muchas familias estadounid­enses y mexicanas se asentaron en ese valle desértico, a unos 110 kms al sur de la ciudad fronteriza de Douglas, Arizona. Es un desprendim­iento de la Colonia de Alma LeBarón, que se había mudado al estado de Chihuahua cuando la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días expulsaba a los polígamos. La comunidad ya había sido objeto de represalia­s de los narcotrafi­cantes por su activismo en contra del crimen organizado. Uno de sus integrante­s, Benjamín LeBarón, fue asesinado en 2009. ■

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EFE Dolor. La comunidad enterró ayer a las víctimas de la matanza.

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