En una histórica decisión, los atletas universitarios podrán cobrar dinero
Los jóvenes tendrán permitido recibir el beneficio de los auspiciantes que utilicen su imagen.
El Comité Ejecutivo de la NCAA, el más alto estamento del deporte universitario en Estados Unidos, aprobó una modificación que cambia la historia tal como se la conoció hasta ahora: permitirá que los estudiantesatletas reciban dinero por sus nombres, imágenes y afines.
“En continuidad con los esfuerzos para apoyar a los atletas, la Junta de Gobernadores de la NCAA votó en forma unánime el permiso a los estudiantes que participan de deportes para obtener beneficios a partir del uso de sus nombres, imágenes y afines en formas que sean consistentes con el modelo colegial”, expresa el comunicado de la entidad.
El texto agrega que la decisión implica que las tres divisiones de la NCAA consideren actualizar en forma inmediata sus regulaciones. “Debemos abrazar los cambios para dar a los atletas universitarios la mejor experiencia posible”, comentó Michael Drake, titular de la Junta y presidente de la Universidad de Ohio State.
La “modernización”, tal como se la definió en el comunicado, “debería ocurrir siguiendo principios” como por ejemplo asegurar que las diferencias entre las oportunidades universitarias y profesionales sean claras, que se reafirme el concepto de que los atletas son estudiantes y no empleados y que la compensación económica por la participación o el rendimiento atléticos estén totalmente prohibidas.
El voto no llega en un momento cualquiera sino luego de que el gobernador de California, Gavin Newsom, firmara en septiembre la ley que había sido sancionada por 73 votos a 0 por la Cámara baja de su estado que impedía a las universidades intervenir (por ejemplo aplicando sanciones) si un atleta cobraba por sus derechos de imagen o patrocinios.
“Las universidades ganan miles de millones gracias a los atletas, pero les impiden ver un simple dólar”, resumió Newsom, quien firmó el acta para ejecutar la ley en “The Shop”, un programa en el que LeBron James, la estrella de la NBA, recibe a distintos invitados en una barbería para hablar de diversos temas.
Hasta la decisión los atletas universitarios no tenían permitido cobrar dinero y contratar agentes si bien hubo casos detectados y muchísimos otros que no. Pero la NCAA transitó demasiado tiempo por un carril en el que terminó encerrada por la coyuntura.
Si bien el requisito obligatorio de la NBA de que los jugadores pasen por la universidad para ser elegibles en el draft aseguró la presencia de los mejores, tampoco sirvió demasiado para atar a los cracks: se puso de moda el “one and done” (”uno y listo”), como se conoce el paso por la NCAA durante una sóla temporada, casi de compromiso.
Además, la competencia se hizo cada vez más fuerte. La Liga de Desarrollo organizada por la NBA comenzó a utilizar sus propias armas para captar jóvenes: ofrecer contratos de 125 mil dólares que, sumados a la posibilidad de firmar con un representante y abrirse a los beneficios del profesionalismo, pintaron otro panorama para los chicos.
Los equipos del exterior también hicieron su parte. LaMelo Ball, hermano de Lonzo e hijo del mediático LaVar, se había comprometido con la tradicional universidad UCLA. En casos como el suyo -señalado como uno de los mejores de la clase 2001-, se sabe que independientemente de lo que hagan tras la secundaria serán elegidos entre los primeros del draft.
Pero en lugar de ir a la UCLA terminó firmando en el basquetbol lituano. ¿Por qué? Porque la marca de su padre había hecho las zapatillas “LaMelo”, lo que ponía en peligro su elegibilidad universitaria ya que ingresaría dinero por su nombre. Ir a Europa le ahorró esos problemas, le permitió generar ingresos y no afectará su alta posición cuando le toque ser drafteado.
A la NCAA no le quedó más alternativa que tomar cartas en el asunto antes de seguir perdiendo terreno. “Esto crea un camino para mejorar las oportunidades de los chicos mientras nos aseguramos de que compitan contra otros estudiantes y no contra atletas profesionales”, expresó Mark Emmert, presidente de la NCAA. ■