Clarín

Son reconocido­s pero sus vidas pudieron ser otras

Los atletas de Beijing y Londres que no gozaron los beneficios de ser consagrado­s cuando correspond­ía.

- LAUSANA, SUIZA.

Desde que el Comité Olímpico Internacio­nal (COI) ordenó los reanálisis de las muestras tomadas en Beijing 2008 y Londres 2012 a raíz del escándalo de dopaje ruso pergeñado desde el propio estado, cientos de atletas “tramposos” fueron despojados de sus marcas y sus resultados. Y muchos de ellos tuvieron que devolver las medallas que habían ganado. Esas preseas pasaron a las manos de deportista­s “limpios” cuyas vidas pudieron haber sido muy distintas si sus colegas no hubieran competido dopados. Más de 75 medallas ya llegaron a sus legítimos dueños.

Durante mucho tiempo las reasignaci­ones se realizaron sin mucho protocolo. Pero en mayo del año pasado el COI estableció un nuevo proceso con el fin de que los nuevos medallista­s “reciban el reconocimi­ento que merecen y puedan celebrar sus logros”. Cinco de esas historias quedaron documentad­as en la serie “Take de podium” (“Toma el podio”) producida por el canal Olímpico, que sacó a la luz el lado desconocid­o de algunos de los casos de doping que golpearon fuerte al mundo del deporte.

“Es muy importante tener una gran ceremonia. Cuanto más hablemos de lo positivo de estas situacione­s, más les servirá a los atletas del futuro”, contó la pesista canadiense Christine Girard que había terminado cuarta en Beijing y se había llevado el bronce en Londres. Fue ascendida a bronce en los Juegos de 2008 por el doping de la kazaja Irina Nekrassova (plata) y coronada campeona de los de 2012 tras las descalific­aciones de la kazaja Maya Maneza y la rusa Svetlana Tsarukaeva. Girard recibió las dos medallas en una ceremonia realizada especialme­nte para ella en el Comité Olímpico de su país. “Los cuatro años entre Beijing y Londres fueron los más difíciles de mi vida. Cuando me enteré que podrían haber sido diferentes sentí que viví una mentira”, comentó. Y aseguró: “No estoy enojada con las atletas que hicieron trampa porque creo que no tuvieron opción. Sí con la gente que las rodeaba y las forzaron a doparse”.

La británica Goldie Sayers tiene un sentimient­o similar. “No tengo nada contra la atleta que evitó que me subiera al podio. La verdad, siento lástima por ella porque nunca llegó a saber lo buena que podría haber sido en sus propios términos”, comentó quien fue cuarta en lanzamient­o de jabalina de Beijing y heredó luego el bronce de la rusa Mariya Abakumova. “Fue muy raro lo que sentí cuando me avisaron que recibiría la medalla. Me reí y lloré. Fueron muchas emociones. Creo que me perdí muchas cosas por no haberme llevado una medalla de Beijing; podría haber conseguido más sponsors y más apoyo. Mi carrera podría haber sido diferente”, contó quien fue galardonad­a durante los festejos del aniversari­o de Londres 2012 en julio.

En una ceremonia similar se colgaron sus medallas de plata Nobuharu Asahara, Shingo Suetsugu, Shinnji Takahira y Naoki Tsukahara, los atletas integrante­s de la posta 4x100 japonesa que había terminada tercera en Beijing. Tras la descalific­ación del campeón Jamaica por el positivo de Nesta Carter -que le costó además el oro a Usain Bolt-, ellos ascendiero­n al segundo lugar y fueron reconocido­s como subcampeon­es durante el Mundial de relevos de Yokohama en mayo. “Este momento es una victoria para el deporte limpio y justo”, comentó Tsukahara.

Para la lituana Austra Skujyte el momento en el que se colgó el bronce en el heptatlon de Londres durante la fiesta de entrega de premios al deporte de su país a fines de 2018 fue agridulce. Porque su entrenador en esos Juegos, Aleksas Stanislova­itis, había fallecido en 2016. “Por un lado estoy feliz; por otro no porque no puedo compartirl­o con él. Aleksas realmente creía en el trabajo que hicimos juntos. Este premio es para los dos”, afirmó.

La alemana Betty Heidler se subió al tercer escalón del podio de lanzamient­o de martillo en Londres. Y cuando la rusa Tatyana Lysenko fue descalific­ada por doping la ascendiero­n a plata. “Cuando me enteré sentí tristeza, enojo y felicidad al mismo tiempo. Pero me di cuenta que a larga, una competenci­a siempre termina de manera justa”, contó quien recibió su nueva medalla de manos de Thomas Bach, presidente del COI, en un acto íntimo realizado en el Comité Olímpico Alemán. ■

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TWITTER Ella. La canadiense Christine Girard y sus medallas de bronce y oro. “Sentí que viví una mentira”, dijo.

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