Clarín

Progresism­o y realismo, en la misma bolsa

- Ricardo Roa

La economía y las relaciones exteriores se tocan todo el tiempo. Eso que no es nuevo y que vale para todos los países, ahora vale muy especialme­nte para el país que nos importa: la Argentina. Es cierto lo que dice Fernández: “No podemos pagar la deuda en las condicione­s en que está la Argentina”. Traducido: la Argentina necesita renegociar pronto con los acreedores privados y llegar a un nuevo acuerdo con el Fondo. Es un caso donde las paralelas se tocan. Y donde las relaciones con Estados Unidos y con Trump juegan un papel clave porque Estados Unidos y Trump juegan un papel clave en el Fondo. Se lo dijo Trump a Fernández en su estilo patrón de estancia: “Voy a instruir al Fondo para que trabaje con usted”.

Por si no se recuerda: el FMI le dio a la Argentina un crédito histórico de 57 mil millones de dólares. O mejor dicho, se lo dio a Macri y a la reelección de Macri por instrucció­n de Trump. De ese crédito hay parado un desembolso de 5.400 millones y casi parado otro de 900 millones previstos para este año. Parado y semiparado a la espera de una negociació­n con el próximo gobierno.

Fernández siembra incógnitas. En México acaba de sacarse fotos con todos. Selfies con estudiante­s en plan progresist­a. Y retrato de autor con un funcionari­o con llegada directa a Trump en plan seamos también realistas. Y con bandera norteameri­cana incluida.

Fue un almuerzo con Claver-Carone, abogado cubano americano y una de las voces más duras contra el castrismo y que Trump ha puesto como director de Asuntos del Hemisferio Occidental del Consejo de Seguridad Nacional. Un detalle: Claver-Carone fue hasta hace bien poco director por Estados Unidos del FMI. ¿Será esta de Fernández una versión del No miren lo que digo sino lo que hago de Kirchner?

A su manera, el presidente mexicano López Obrador sigue la misma receta. Para tener a Trump de su lado y no del lado de enfrente hace equilibrio entre discursos de izquierda y una política migratoria a la medida de las necesidade­s de Trump. Y en la misma medida impulsa al Grupo Puebla, que busca resucitar la UNASUR y ha comenzado a sesionar en Buenos Aires. Anima esta función Nicolás Maduro, que es la piedra en el zapato de Trump y puede ser una piedra en el zapato de Fernández en su relación con Trump.

Con Trump, Fernández empezó a hablar, con Bolsonaro sólo hay hostilidad­es. Tantas que a la asunción de Fernández vendrá un ministro de segundo nivel, ni siquiera el vicepresid­ente Mourao, un hombre de posiciones pro argentinas. Brasil es realismo puro: es nuestro principal socio y nuestra industria depende mucho del mercado brasileño, sobre todo la automotriz. Está en juego un comercio total de 26 mil millones de dólares al que ahora se suma la esperanza del acuerdo con la Unión Europea. Argentina le coloca a Brasil la mitad del trigo que consume. Mejor dicho, le colocaba: Bolsonaro le cedió a Estados Unidos el beneficio del arancel cero, pieza clave del Mercosur. Los países son libres de elegir sus aliados. Pero cuidando los aliados que elige. ■

Fernández se saca fotos con todos y siembra incógnitas. Habla para la izquierda y negocia con Trump.

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