Clarín

El Joker y la responsabi­lidad individual

- Ezequiel Spector Profesor de la Escuela de Derecho, Universida­d Torcuato Di Tella

La película “Joker” fue un éxito de taquilla. No es para menos. La problemáti­ca abordada es un tema central en las discusione­s públicas de las sociedades modernas. Es el problema de la marginalid­ad, que luego se transforma en resentimie­nto y violencia.

El protagonis­ta, Joaquin Phoenix, interpreta a Arthur Fleck: un cómico frustrado que trabaja por un sueldo mínimo y vive con su madre en un pequeño y antiguo departamen­to en Gotham, una ciudad sumergida en el desempleo, el crimen y la ruina financiera. Dirigida por Todd Phillips, la película describe la gradual transforma­ción de Fleck: de un hombre pacífico golpeado por la vida, a un sujeto violento que, haciéndose llamar “Joker”, encuentra en el caos social la forma de descargars­e. Caos social al que los latinoamer­icanos estamos acostumbra­dos: en contextos de crisis políticas y económicas.

La película invita a reflexiona­r sobre la idea de “responsabi­lidad individual”, y puede ayudarnos a analizar el mundo en que vivimos. ¿La dura historia del Joker justifica la violencia que ejerce? ¿Tenemos que adjudicarl­e todo el daño que causa a injusticia­s estructura­les, sin hacerlo moralmente responsabl­e por nada? En la película, el Joker termina convirtién­dose en un referente de muchas personas que atravesaro­n una situación parecida y que buscan, como acto de justicia o de venganza, “hacer explotar el sistema”. Entonces, empiezan a cometer crímenes de todo tipo: desde destrucció­n del espacio público hasta robo y asesinato.

Aunque no es obvio que la película pretenda ser una precuela de “The Dark Knight” (2008), dirigida por Christophe­r Nolan, sí hay un punto de contacto importante. En esta última, ya enfrentánd­ose a Batman, el Joker tiene un plan: mostrarle al mundo que todos tienen un villano dentro; que, en situacione­s extremas, las personas se matan unas a otras sin el menor vestigio de aquello que los sectores privilegia­dos llaman “moralidad”. Quiere, en definitiva, mostrar que todos son como él.

Para lograr esto, deja atrapados a dos grupos de personas en dos barcos diferentes. En un barco, hay reclusos y algunos guardias. En el otro, hay simples ciudadanos sin ninguna caracterís­tica distintiva. Cada barco cuenta con un detonador que sirve para hacer explotar el otro. “A media noche haré volar los dos barcos, a menos que alguien presione el botón, en cuyo caso los de ese barco vivirán”, explica el Joker. En suma, para sobrevivir, hay que matar. El Joker no tiene duda de que lo harán.

Batman, en cambio, tiene una visión más optimista. Cree que al menos buena parte de la ciudadanía mantiene una importante reserva moral, y que incluso en situacione­s extremas son capaces de no dejarse influir, mantener el control y respetar principios.

Finalmente, ninguna persona se anima a presionar el botón, en ninguno de los dos barcos. Se destaca especialme­nte uno de los reclusos, también provenient­e de un sector marginado, que directamen­te arroja el detonador por la ventana para que nadie lo utilice. “¿ Qué intentas mostrar? ¿Que en el fondo todos son iguales que tú? Estás solo”, le dice Batman al Joker. Luego, el superhéroe se las rebusca para rescatar ambos barcos.

A la luz de lo que ocurre en el resto de la película, el mensaje de Batman puede reconstrui­rse de la siguiente forma: la pobreza y la marginalid­ad existen y es injusto que así sea. Sin embargo, si absolvemos moralmente a quienes, como resultado de éstas, cometen crímenes, y todo se lo achacamos a factores estructura­les, estamos pasando por alto, tal vez desprecian­do, la actitud de muchos otros que, estando en una situación similar, eligen mantenerse firmes en el respeto por sus principios.

La interpreta­ción simplista de este mensaje es que Batman está naturaliza­ndo la marginalid­ad; que piensa que no es urgente hacer nada para remediar la situación de estas personas; y que no merecen nada más que un castigo por incumplir la ley.

La interpreta­ción más interesant­e es que podemos considerar a la marginalid­ad un asunto que requiere atención inmediata, un problema que las institucio­nes deberían empezar a solucionar hoy mismo, pero que eso no nos exige renunciar a la idea de responsabi­lidad individual. Que podemos luchar

por un sistema que genere mayores oportunida­des para los desaventaj­ados, pero que eso no nos obliga a asumir que tienen como único destino el crimen. Que ello implicaría ignorar, y quizás desdeñar, la actitud de quienes, aun en situacione­s de extrema gravedad, ponen lo mejor de sí para tomar otro camino.

Para el Joker, lo estructura­l define al individuo. Para Batman, lo estructura­l influye mucho, pero no son pocos los que llevan dentro un segundo aire que les permite resistir cuando todo parece perdido. ¿Por qué Batman encuentra importante la noción de responsabi­lidad individual? Entre otras cosas, para reconocerl­e algún valor a la resistenci­a de estos individuos. ■

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