Las causas judiciales que continuarán complicando al ex presidente
Entre ellas figura la chacra de Atibaia, las conferencias pagas y los fondos que recibió su fundación.
La liberación del ex presidente Luiz Inacio Lula da Silva se produce por una cuestión técnica, no porque se haga comprobado su inocencia. Al contrario, sigue procesado tanto por la causa que lo llevó a prisión -el departamento de Guarujá- como por otras vinculadas a supuestos hechos de corrupción.
La Fiscalía sostiene que cuenta con “indicios” y “evidencias consistentes” de que las constructoras involucradas en el escándalo del “Lava jato” le otorgaron viviendas y muebles a Lula, realizaron reformas a las residencias y le concedieron otras regalías. En forma paralela, explican los investigadores, también le pagaron cuantiosas sumas por impartir conferencias. Las empresas habrían hecho todo esto como retribución por haber sido beneficiadas con contratos millonarios vinculados a la petrolera estatal Petrobras.
La lujosa vivienda en Guarujá
Se sospecha que Lula es dueño de un lujoso departamento tríplex en Guarujá, en el litoral de San Pablo, que habría sido reformado por la constructora OAS, en obras valuados en al menos 260.000 dólares, y equipado con muebles de lujo por un valor de 75.500 dólares.
El ex presidente niega que sea suyo, y de hecho no hay documentos que acrediten que sea de su propiedad. Para la Fiscalía, la vivienda pertenece a Lula, y su afirmación se sostiene en testimonios tomados a la gente que trabaja en el lugar, entre ellos los guardias, la portera y el síndico del condominiodo, así como a dos ingenieros de OAS.
Chacra en Atibaia
Se llama Santa Barbara y se encuentra en región paulista de Atibaia. Cuenta con un amplio edificio, una pileta y un lago artificial para pesca. Según los investigadores, Lula compró la quinta en 2010 por unos US$ 390.000 mediante testaferros. Las reformas de la residencia habrían sido pagadas por José Carlos Bumlai, empresario y amigo de Lula, y las constructoras OAS y Odebrecht, por un valor de US$ 196.600. También la equiparon con muebles valuados en 44.700 dólares. Los propietarios formales de la quinta son Jonás Suassuna y Fernando Bittar, socios del hijo de Lula, Fábio Luís.
Conferencias pagas
Otro de los costados de la causa se relaciona con los “pagos voluminosos” realizados al Instituto Lula en carácter de donaciones, por parte de constructoras beneficiadas con contratos en Petrobras. Sumarían unos 6 millones de dólares.
También la empresa de eventos y publicidad LILS Palestras, propiedad del ex sindicalista, recibió unos US$ 3 millones por parte de estas empresas como honorarios por conferencias impartidas. La mayor parte de ese dinero provino de firmas involucradas en el “Lava Jato”: Camargo Correa, OAS, Odebrecht, Andrade Gutierrez, Queiroz Galvao y UTC.
Mudanza y deposito
La Fiscalía sostiene que hubo pagos disimulados de US$ 342.000 realizados por OAS en favor de Lula, entre 2011 y 2016, para guardar objetos retirados del Palacio del Planalto –sede de la Presidencia brasileña– cuando acabó su mandato.
Hijos involucrados
La investigación apunta a que existen pagos del Instituto Lula y LILS Palestras a firmas de los hijos de Lula, a una nuera y a uno de los dueños de la quinta de Atibaia. ■