Gallardo, entre la final, su futuro y un palito para Riquelme
“Román tiene tiempo para comer asados y hablar de fútbol”, dijo con ironía. Descartó contactos con Europa.
Marcelo Gallardo es un estratega dentro y fuera de la cancha. Por su certera capacidad de análisis se ganó el apodo de Napoleón. Y como el Muñeco mide cada uno de los pasos que da, se sentó en la sala de conferencias consciente de los cuatro aspectos que debían remarcar: su futuro, las palabras de Riquelme, el cambio de sede de la final de la Copa Libertadores y Flamengo. Así, repartió ironía para Román, se puso del lado de los hinchas de River por la modificación del escenario a Lima, desmintió contactos con equipos europeos y avisó que aún no era el momento de hablar de Flamengo. Un Gallardo auténtico.
El entrenador de River sabía que le podrían preguntar por Juan Román Riquelme. El ídolo de Boca lo había tildado de genio, pero también aseguró que no estaba a la altura de Carlos Bianchi y que su River no compitió con los elencos de Europa en los Mundiales de Clubes. “No comparto ni lo de genio ni que no hemos competido. Fuimos a competir y nos tocó perder, por ejemplo, contra un gran Barcelona”, arrancó el Muñeco. Y siguió, filoso: “Román tiene tiempo para comer asados y hablar de fútbol. Yo pienso en los partidos que tengo por delante y no me pongo a pensar en lo que se dice. Lo único que digo es que no es fácil sostenerte en Sudamérica siendo competitivo y nosotros lo logramos. Las diferencias con los europeos son notorias, pero no estamos para competir con ellos: estamos para competir con los de acá. Y lo estamos haciendo desde hace más de 5 años”.
Ya más serio, el técnico del conjunto de Núñez no dejó lugar a dudas respecto a su futuro inmediato y se refirió a los rumores que lo ponen en el radar de Barcelona y Bayern Munich. “Está claro que no existe nada que me desenfoque de los objetivos que tenemos por delante. No he escuchado a nadie concretamente ni nadie se presentó a iniciar una gestión. Tampoco es el momento. No me puedo dejar llevar por rumores. No lo hice y no lo voy a hacer”, destacó el nacido en Merlo hace 43 años.
Otra de las cuestiones que tenía definida Gallardo era no hacer mención a la final contra Flamengo del 23 de noviembre en Lima. “Para ese partido falta y ya voy a tener tiempo para expresarme. Antes tenemos que recibir a Rosario Central, un equipo fuerte que pelea por no descender, y a Estudiantes de Buenos Aires por la semifinal de Copa Argentina”, avisó el DT. Y agregó: “Sí quería mostrar mi postura respecto al cambio de sede.
Jugar una final única es algo nuevo para nosotros y no sé si estamos preparados culturalmente para asimilar con tranquilidad estas modificaciones. Hay un proceso que vivir. Este es el primer ejemplo de cambio y a nosotros nos toca de cerca porque estamos en la final. El hincha de River tuvo la suerte en estos años de estar en estas etapas decisivas y lamentablemente es el que más sufre. Tuvimos el problema el año pasado de no poder disfrutar la final en nuestro estadio y todo lo que conllevó. Y ahora la desilusión de no poder jugar en el lugar que se había pautado, por fuerza mayor, era razonable”.
Una de las claves más importantes de River es el nivel de exigencia que mantiene a pesar del paso de los años. Se reinventa River año a año y también partido a partido. Si un jugador baja un poco la guardia, pierde el lugar. Y de esa filosofía también habló Gallardo. Dijo: “Acostumbrarte a ganar tiene un sabor muy especial. Creo que a todos nos gusta ganar: no debe haber nadie en el fútbol al que no le guste ganar y después seguir con esos hábitos. Sucede que no es fácil, porque para estar siempre más cerca de ganar tenés que hacer muchos más méritos que el rival y así y todo cuando vos ganás los rivales se hacen todavía más duros porque sos el equipo al que todos quieren vencer. No es sencillo. Si vos no estás bien preparado, y hablamos de una fuerza mental, es muy fácil relajarse. Ganar trae relajo, como el buen pasar. Y bueno, ahí está el punto clave”. Y amplió: “También hay que ser consciente de que competir trae secuelas porque la exigencia genera desgaste. Hay que saber cuándo aflojar y cuándo ajustar de nuevo. Por eso es tan linda esta actividad, esta profesión, porque tiene un montón de matices, no es siempre así, no es siempre igual”.
Gallardo se guardó lo que tenía para guardarse y dijo lo que tenía ganas de decir, palito incluido para Riquelme. Lo que se dice un estratega. ■