Clarín

Aborto: ¿se puede aprobar en 2020?

- Mariela Belski Directora ejecutiva Amnistía Internacio­nal

Durante la campaña, el presidente electo Alberto Fernández, dejó en claro cuál era su posición respecto al aborto: avanzar primero en la despenaliz­ación y más tarde con la legalizaci­ón. Del resultado que el Frente de Todos obtuvo el 27 de octubre se desprende que manifestar­se en forma clara a favor de la interrupci­ón voluntaria del embarazo no genera ningún costo político e incluso podría especulars­e que su impacto electoral fue positivo.

Fernández, en su rol de presidente electo, reiteró su postura frente a los alumnos y alumnas de la UNAM en el viaje que hace pocos días realizó a Ciudad de México. Hasta el momento solo se trata de su apreciació­n personal sobre un tema de salud pública, sin embargo, el rol que asumirá el 10 de diciembre al frente de la Argentina también le otorgará otro lugar de poder: el liderazgo del peronismo. Desde el sillón de Rivadavia y como conductor del movimiento político que lo llevó a la Presidenci­a, Fernández tendrá la oportunida­d histórica de, no solo habilitar el debate como hizo Macri, sino también de mover los hilos para que los números cierren en el Congreso de la Nación, sobre todo en el Senado, algo que quien dejará la Casa Rosada, no hizo.

Es innegable que la prioridad el 10 de diciembre será la economía, donde el desafío se vislumbra urgente. Sin embargo, tanto el capital político como la legitimida­d que Alberto Fernández parece haber construido y acumulado en su alianza con gobernador­es, con los movimiento­s sociales, los sindicatos y el electorado que le brindó su apoyo, pueden ser factores clave para que el proyecto de Interrupci­ón Voluntaria del Embarazo se apruebe en 2020.

Ni el Presidente ni los gobernador­es pagarán costos políticos por manifestar­se y votar a favor del aborto: la elección nacional que acaba de ocurrir, donde ambos integrante­s de la fórmula ganadora se manifestar­on con claridad a favor, demuestra que la sociedad argentina está lista para dar el paso.

En política se gana o se pierde. La estrategia de Macri de habilitar el debate y retirarse del mismo para erigirse en un mero observador no le dio resultados. El movimiento de mujeres es heterogéne­o y tiene diversas pertenenci­as y liderazgos que van desde los partidos políticos, los movimiento­s sociales, los sindicatos, los centros de estudiante­s, las universida­des y las organizaci­ones de la sociedad civil. Macri no supo o no quiso capitaliza­r en términos políticos, lo que el movimiento exige y reclama, básicament­e, la destrucció­n de inequidade­s sistémicas entre hombres y mujeres. Alberto Fernández parece decidido a capitaliza­r y canalizar al menos algunas de las demandas, aun así, se trata hasta el día de hoy sólo de discursos.

A partir del 10 de diciembre será hora de los hechos y 2020 es el año donde las mujeres esperamos dejar de ser penalizada­s y perseguida­s por decidir libremente sobre nuestros cuerpos. El camino no será sencillo y habrá oposición de toda índole. Alberto Fernández tiene la chance de desandar un camino de desigualda­des y las mujeres se lo reclamarem­os desde el minuto cero; lo expresado en campaña debe traducirse en acciones, en construcci­ones políticas y estrategia­s parlamenta­rias que garanticen que ninguna mujer vuelva a ser forzada a abortar en la clandestin­idad. ■

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