Clarín

Cristina llega de Cuba y Alberto F. empieza a definir el formato de su gobierno

Se reúnen en las próximas horas. Fernández piensa en un superminis­tro de Economía. Cristina decide cargos en el Senado. Máximo será clave en Diputados.

- Pablo Ibañez pibanez@clarin.com

Alberto Fernández puso, en papel, el esquema de gobierno con que se prepara para asumir el 10 de diciembre. Lacró, para cada casillero, un nombre pero flotan, en zona gris, áreas clave –sobre todo economía- donde no terminó de definir el formato.

El presidente -que evolucionó de "electo" a "proclamado"- apuró charlas con gobernador­es, sindicalis­tas y dirigentes, y se reunirá en las próximas horas con Cristina Kirchner. que llega desde La Habana.

La vicepresid­enta electa estuvo dos semanas en La Habana con su hija Florencia. Siguieron conectados on line con Alberto Fernández -en particular tras el golpe en Bolivia-, pero no repiten, desde entonces, las habituales largas charlas mano a mano en Recoleta.

Hablan varias veces al dia: el sábado analizaron los dichos -y la interpreta­ción mediática- del papa Francisco sobre el lafware y compartier­on el alerta sobre Bolivia. Rondaron versiones de que los muertos triplican los difundidos oficialmen­te en ese país.

En esa micro mesa de poder, atmósfera a la que ocasionalm­ente acceden Máximo Kirchner y Santiago Cafiero, Alberto hará un peinado del diagrama de gobierno para cruzar impresione­s y criterios con Cristina. “No habrá ni vetos ni imposicion­es”, deslizan.

Fernández prefiere un superminis­terio de Economía que incluya, como secretaría­s, Producción y Agro, pero no ordenó, todavía, las piezas.

Otro ítem 'en veremos' es Obras

Públicas: no se sabe si incluye o no Transporte. "Cristina es muy respetuosa: no pidió nada y no objetó nada. Quizá no tenga la misma visión en todo con Alberto, pero está claro que las definicion­es pasan por el presidente", apuntan a Clarín desde el albertismo.

En el TEG panperonis­ta, Fernández asume que Cristina fijará la dinámica del Senado, donde además de presidir, designará a quien ocupe la presidenci­a provisiona­l -sería Anabel Fernández Sagasti- y las secretaría­s.

El Senado es el "continente" donde mandará Cristina, asumen cerca de Fernández, que hace una matemática lineal: calcula que tendrá más de 35 votos para las leyes que pida y considera que si hay un gran bloque o dos bancadas en un interbloqu­e es solo cuestión de formas.

La costura depende de si Cristina "contiene" al club de los gobernador­es, donde hay un bloque numeroso -de entre 15 y 20, que conduce el cordobés Carlos Caserio-, le otorga un rol y le reconoce protagonis­mo.

Días atrás, en una charla con legislador­es porteños, Fernández pidió sellar la unidad legislativ­a, pero en el Senado no es fácil. Dependerá de la muñeca –y la voluntad- de Cristina, que aún mantiene distancia con el PJ del interior.

Hay un espejo reciente: Cambiemos operó estos años con interbloqu­e que juntó al PRO, la UCR y la Coalición Cívica. Cuando gobernó, el peronismo unificó y, uniformó, su expresión legislativ­a. Los Fernández podrían introducir otra lógica.

En ese puzzle, Máximo Kirchner se encamina a presidir el bloque del Frente de Todos en Diputados, idea que empuja Sergio Massa y que allanó, el martes, Fernández cuando invitó a tomar un café a Agustín Rossi. "Eso se resuelve en el Congreso", apunta Fernández.

Alberto convocó el santafesin­o, que conduce la bancada FpV-PJ, y lo instaló como futuro ministro de Defensa, un área que adquirió relevancia con el golpe de Estado en Boli

Un nombre que suena para el Gabinete es un ex ministro K: Agustín Rossi iría a Defensa.

via, tras el ultimátum de las Fuerzas Armadas.

El tema militar, con el golpe boliviano, el rol en Chile y Ecuador, el juego político con Jair Bolsonaro en Brasil y la incursión electoral en Uruguay, adquirió una centralida­d que hace un tiempo no tenía.

Fernández piensa en Rossi aunque desafía reglas íntimas con las que diseñó su gabinete: que no haya ex ministros, sobre todo de la era del kirchneris­mo, ni tampoco

recurrir a legislador­es.

Con Massa como jefe de la Cámara y Máximo diputado, dos figuras de vínculo sólido y fluido con Alberto, no sería una butaca cómoda presidir el bloque. Máximo parece dispuesto a dejar atrás el secretismo y el ropaje de monje que administra poder desde las som

bras. Massa, con quien Kirchner opera en tándem, lo auspicia.

No aparecen, en el radar, casi variantes: Daniel Filmus o Cristina Alvarez Rodríguez, sugiere un conocedor de la interna panperonis­ta, son posibles jefes en caso de que Máximo decida mantenerse replegado.

El formato de dos Kirchner visibles y con alto protagonis­mo político e institucio­nal en el Congreso explica otro fenómeno: la presencia kirchnersi­ta en el gabinete de Alberto Fernández sería, al final, menor de lo supuesto.

Eduardo "Wado" De Pedro en Interior y Rossi en Defensa -el santafesin­o es peronista K pero no camporista- asoman como las expresione­s de más peso, más allá de lugares menos duros como Cultura. O del PAMI, donde aparece Luana Volnovich.

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De regreso. Cristina Kirchner y Alberto Fernández, en un acto de campaña, definirán en las próximas horas el esquema de conducción de poder.

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