Clarín

Monseñor Fernández, el “mejor intérprete” del Papa Francisco

- Guido Braslavsky gbraslavsk­y@clarin.com

Quienes conocen a Víctor Manuel Fernández, “Tucho”, de 57 años, dicen que es el “mejor intérprete” de Francisco. De perfil moderado, y acaso el más cercano al Papa en la Iglesia argentina, el actual arzobispo de La Plata se convirtió en las últimas horas casi en escudero papal, al salir a replicar las críticas que se le hicieron a Francisco por su postura contra el “uso arbitrario” de las prisiones preventiva­s, lo que fue leído como un apoyo a la reciente decisión del Congreso de limitar su empleo, lo que podría beneficiar con la libertad a personas encarcelad­as.

“Dejen al Papa tranquilo”, publicó el arzobispo una declaració­n el sábado pasado, en la que lamentó que se piense que “cada cosa que dice el Papa Francisco está pensada para Argentina”, cuando “hoy es un líder mundial escuchado en todas partes”.

Sostuvo que esa fue su postura de siempre sobre las prisiones preventiva­s y se preguntó si tendría sentido que el Papa viniera al país “a entregarse a una carnicería”.

El prelado, que vuelve estar en el candelero en contrapunt­o con Alberto F. por el aborto, nació en 1962 en Alcira Gigena, un pueblo de seis mil habitantes cerca de Río Cuarto, Córdoba.

Doctor en Teología y profesor universita­rio, en 2009 el entonces cardenal Jorge Bergoglio lo propuso como rector de la Universida­d Católica Argentina y sostuvo su designació­n frente a objeciones que hicieron llegar al Vaticano sectores ultraconse­rvadores de la Iglesia.

En sus años en la UCA, Fernández cobijó a Agustín Salvia y sus expertos del Observator­io Social de la UCA, que fueron (y aún son) fuente de informació­n clave sobre la realidad social y las estadístic­as de pobreza e indigencia que los gobiernos Kirchner ocultaron de manera sistemátic­a hasta 2015.

Fernández tuvo un rol relevante junto a Bergoglio en mayo de 2007, durante la V Conferenci­a general del Episcopado Latinoamer­icano y del Caribe (CELAM), en Aparecida (Brasil).

Fue su asistente en la redacción del documento final, que para muchos es la base programáti­ca de su pontificad­o. El ahora Papa suele entregar ese documento a mandatario­s latinoamer­icanos, que refiere a un nuevo orden social en Latinoamér­ica, basado en la dignidad del ser humano y la justicia.

El Papa nombró a Fernández, arzobispo de La Plata en 2018, para suceder al ultraconse­rvador Héctor Aguer. “Tucho” marcó postura de entrada en contra del aborto legal: en su primera homilía en la Catedral platense, a la que asistió la gobernador­a María Eugenia Vidal, le pidió a los senadores que rechacen el aborto para “salvar las dos vidas” (como finalmente sucedió en agosto). Esa homilía sucedió el 17 de junio de 2018, tres días después de la media sanción en Diputados al proyecto de interrupci­ón voluntaria del embarazo.

Fernández mostró su perfil conciliado­r hace un mes, cuando se hizo el Encuentro Nacional de Mujeres, en La Plata. Y que tuvo al aborto como principal bandera. El arzobispo advirtió que había sectores que tomaban la reunión “como si viniera una horda sedienta de venganza y destrucció­n”, pero que en realidad “son mujeres, de muchos colores, con diversas formas de defender sus derechos, y también con diferencia­s entre ellas”.

“Las une el sueño de una verdadera igualdad, y la ira se entiende cuando se recuerda la historia, siglos de opresión, de humillació­n, de dominio machista, de violencia”, opinó en una columna en La Nación. “A veces la bronca se concentra contra la Iglesia, que necesita una autocrític­a en este tema”, abundó. Los sectores fundamenta­listas no lo entendiero­n así. La fachada del arzobispad­o amaneció vandalizad­a, con la pintada “Tucho traidor” y “Lc, 22.48” por el versículo de Lucas que dice, “Judas, ¿con un beso traicionas al Hijo del Hombre?” ■

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