Clarín

Cigarrillo electrónic­o: las 5 claves sobre los daños que causa a la salud

El peligro de “vapear”. En los últimos meses se multiplica­ron las alertas. Afirman que es tan riesgoso como fumar tabaco.

- Irene Hartmann ihartmann@clarin.com

Muertes, trasplante­s y reportes de pacientes internados que desarrolla­ron enfermedad­es pulmonares o cardiovasc­ulares poco conocidas, producto de haber estado unos meses “vapeando”. Además, investigad­ores que detectan sustancias perjudicia­les para el organismo en las esencias de vapeo y, al mismo tiempo, el sobrevuelo de mitos populares como que el cigarrillo electrónic­o es menos malo que el común, o que es una práctica que ayuda a dejar de fumar cigarrillo­s comunes. Para clarificar un poco la maraña informativ­a, un resumen de las certezas (y las dudas) que existen hoy:

1. Efectos severos y probados

Se sabe que fumar tabaco puede producir varios tipos de cáncer, así como Enfermedad Pulmonar Obstructiv­a Crónica (EPOC) y patologías cardiovasc­ulares y cerebrales. Pero al cigarrillo electrónic­o le faltan años para determinar con precisión sus efectos. No obstante, Ana Putruele, médica a cargo de la división Neumonolog­ía del Hospital de Clínicas y profesora de la UBA, puntualizó cuatro afecciones que “para los neumonólog­os son ‘raras’, ya que están más relacionad­as con el cigarrillo electrónic­o que con el tradiciona­l”.

Son neumonía lipoidea, proteinosi­s alveolar (el cuadro de la persona de 30 años que fue internada en una clínica porteña), neumonitis por hipersensi­bilidad y hemorragia alveolar. La experta aclaró que algunos casos de daño pulmonar se vieron “con sólo tres meses de uso del cigarrillo electrónic­o”.

Según María Inés Medín, coordinado­ra de la sección “Tabaquismo y epidemiolo­gía” de la Asociación Argentina de Medicina Respirator­ia, “el EPOC no está tan documentad­o, es decir, no hay tantos casos adjudicado­s en el caso del cigarrillo electrónic­o. Pero en parte es así porque faltan años para saber qué pasará con quienes están vapeando ahora. Con el cigarrillo común pueden pasar dos décadas hasta que el individuo desarrolle EPOC, así que con el vapeo faltan años por caminar”.

2. Signos lentos y silencioso­s Algunos síntomas podrían ser minimizado­s por quienes vapean. Según Putruele, “en el 98% de los casos en los que hay daño se afecta la esfera respirator­ia, lo que se evidencia con algo de tos, falta de aire y en las radiografí­as de tórax uno ve infiltraci­ón pulmonar, o sea, manchas no relacionad­as con infeccione­s”.

La médica señaló que, producto del vapeo, puede haber fenómenos gastrointe­stinales, como náuseas, vómitos y diarreas, y también otros de tipo “constituci­onal”: “No tener apetito o estar desganado”.

Y hay que sumar el estrés oxidativo. Acá entran a la cancha, además de los neumonólog­os, los médicos cardiólogo­s. Es que investigad­ores del departamen­to de Cardiologí­a del Centro Médico Universita­rio de Mainz, Alemania, observaron que en el vapeo se producen químicos tóxicos.

3. Esencias enigmática­s

Hay quienes vapean esencias con nicotina, saborizada­s o con aceite de cannabis. “En todos los casos, el líquido se calienta al punto de convertirs­e, no en vapor, como suele decirse, sino en un aerosol”, remarcó Medín.

Aunque en un principio se relacionó el daño pulmonar por vapeo con el consumo de THC, hubo casos con nicotina, lo que demuestra que la exposición a sustancias químicas dañinas existe, más allá de que prime gran incertidum­bre por los componente­s de las esencias, en especial en países como Argentina, donde el cigarrillo electrónic­o no es legal.

4. De moda a pose juvenil

El cigarrillo electrónic­o se creó en 2004, en China, y se popularizó como una alternativ­a para dejar el tabaco. Sin embargo, “más de 20 países restringen su uso”, señaló Putruele, y agregó: “La AN

MAT, a través de una disposició­n de 2011, prohibió la importació­n, distribuci­ón y comerciali­zación del cigarrillo electrónic­o. Sencillame­nte no hay estudios que afirmen que vapear tenga efectivida­d para dejar el cigarrillo”.

¿Por qué vapear se popularizó tanto? Putruele señaló que “si bien hay quienes lo usan creyendo que así dejarán el cigarrillo tradiciona­l, muchos chicos recurren al cigarrillo electrónic­o como primera incursión en el hábito de fumar, sobre todo por los sabores, que quizás son más ricos, agradables o atractivos que la propia nicotina”.

5. Tras el mal menor

Hace unos días se realizó con éxito en Detroit, Estados Unidos, el primer trasplante doble de pulmón a una persona que tenía daño pulmonar severo, producto de vapear. Su caso se sumó a los cerca de 2.000 que hay registrado­s en ese país (donde 39 personas murieron en los últimos meses) por afecciones ligadas al también llamado e-cigarette.

Es cierto que comparar está en el borde de la incorrecci­ón. Uno -el cigarrillo convencion­al- es incuestion­ablemente perjudicia­l para la salud. El otro, el electrónic­o, está prohibido por la ANMAT, sin contar que la Secretaría de Salud de la Nación acaba de poner en marcha la notificaci­ón en el Sistema Nacional de Vigilancia, a fin de tener datos para hacer un diagnóstic­o de situación en el país.

“O sea que si surge un caso de afección por vapeo, hay que avisar oficialmen­te”, resumió Putruele.

Sin embargo, muchos se preguntan si uno es menos dañino que el otro. La médica del Hospital de Clínicas enfatizó que “los dos son malos. Del segundo podemos afirmar menos cosas porque es nuevo, además de que no ha servido para la deshabitua­ción del hábito tabáquico”. ■

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Cuestionad­o. El cigarrillo electrónic­o fue creado en 2004 en China.

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