El ex CEO Renault y su fuga de película: “Mi familia no jugó ningún papel”, dijo
Carlos Ghosn. Huyó de Japón en un estuche de contrabajo. Lo juzgaban por corrupción. Ahora está en Líbano.
La fuga japonesa de Carlos Ghosn, ex CEO de Renault-Nissan y Mitsubishi, detenido en Tokyo acusado de corrupción, sigue conmoviendo a Francia, Japón, Líbano y ahora Turquía. Siete personas fueron detenidas ayer en Ankara, incluyendo cuatro pilotos y tres trabajadores del aeropuerto privado de Ataturk, por su aparente vinculación a su operativo de escape. Un plan que llevó tres meses de preparación y habría sido organizado por una sociedad privada de seguridad reconocida internacionalmente y formada por ex comandos de las fuerzas especiales occidentales.
Ghosn hablará el 8 de enero desde Beirut en una conferencia de prensa. No dará ningún detalle de su fuga para no comprometer a la gente que lo ayudó en Japón a este escape de película de espionaje. Su casa en Tokyo fue allanada por la justicia ayer, luego de que ningún aeropuerto japonés registrara su salida del país. Líbano recibió ayer una orden de arresto en su contra.
La humillación para la justicia japonesa y su gobierno es total porque lo vigilaban con cámaras las 24 horas del día y escuchaban sus conversaciones. No habían cedido a un solo pedido de respeto a sus derechos humanos exigido por sus abogados. El gobierno francés, a traves de la secretaria de economía Agnes Pannier Runacher, anunció que Ghosn no sería extraditado a Japón si llega a territorio francés “porque Francia no extradita jamás a sus ciudadanos”.
El empresario caído en desgracia tiene ciudadanía brasileña, libanesa y francesa. Nació en Rondonia, en Brasil, pero a los 6 años se mudó a Beirut, lo educaron los jesuitas y es cristiano maronita. Vivió hasta la adolescencia en la capital libanesa para luego mudarse a París a estudiar en el liceo Stanislas, el Polytecnique y la escuela de minas, donde egresó como ingeniero, para iniciar su carrera en Michelin en América del Sur.
Los detalles de su espectacular fuga en una doble caja de un contrabajo, llevado por los músicos a su casa para un concierto gregoriano, son absolutamente cinematográficos. Su esposa Carole desmiente pero no agrega un solo detalle de cómo fue. En un principio trascendió que Carole había participado del plan. Pero, en un comunicado difundido ayer por sus abogados, el propio Ghosn lo negó. "Organicé solo mi salida. Mi familia no jugó ningún papel", dijo en el mensaje, difundido por la empresa que gestiona sus relaciones públicas.
Según la reconstrucción, un jet privado Bombardier decoló del aeropuerto internacional de Kansai, en la bahía de Osaka, con destino a Estambul. El nombre de Ghosn no figuraba en la lista de pasajeros de entrada y salida del territorio turco. En el aeropuerto de Ataturk, que está cerrado a los vuelos comerciales pero no a los privados, Ghosn y sus acompañantes cambiaron de avión y se dirigieron a Beirut. Aparentemente el empresario llegó a Beirut con uno de los dos pasaportes franceses que tenía y su cédula de identidad libanesa. Los otros tres pasaportes libanés, brasileño y francés estaban en manos de sus abogados japoneses por decisión de la justicia.
Como hombre de negocios que viajaba regularmente a Israel y a los países árabes, tenía dos pasaportes franceses para no tener dificultades con las visas árabes o los sellos israelíes en la delicada región. Usó el que estaba en su casa y tenía la visa de corta duración japonesa, que utilizaba en sus trayectos en el interior de Japón.
El presidente libanés Michael Aoun negó que haya recibido a Ghosn en el aeropuerto a su llegada. Pero Líbano va a defender al ex titular de Renault y no lo va a extraditar a Japón porque no existe tratado entre ambos países y es ciudadano libanés. ■