Clarín

¿Cuánto tiempo falta para que otro cura ocupe el lugar de Lorenzo?

- Escritora y psicoanali­sta. Natalia Zito

El caso del cura Alfonso Eduardo Lorenzo, acusado de abusos sexuales ocurridos durante los últimos treinta años y que se suicidó antes de ser detenido, es un ejemplo de cómo los votos religiosos en el catolicism­o pueden resultar una cortina para que estructura­s psíquicas capaces de ejercer violencia sexual, se vuelvan invisibles detrás de la legitimida­d social del cura como hombre bueno.

No hay que mirar al cura Lorenzo como un monstruo, aunque lo fue, porque creer en los monstruos obtura el espacio para entender y facilita un pensamient­o reduccioni­sta que se contenta con identifica­r a los malvados para condenarlo­s, como si pudiéramos seguir creyendo que se trata de hechos aislados y no de un fenómeno social.

Que Lorenzo se haya suicidado no resuelve nada, al contrario, las víctimas necesitaba­n que lo alcanzara la ley. La misma ley que nos atraviesa a todos, porque solo en ese acto se puede enmendar algo de la profunda desigualda­d que implica un ataque sexual. En estos casos además, la víctima está doblemente indefensa por el horror de ser atacado por esa figura familiar de la que se espera ternura.

Sin embargo, las víctimas no tendrán ese resarcimie­nto porque Lorenzo gozó de los privilegio­s corporativ­os de la iglesia. Lorenzo se suicidó en una sede de Caritas y el arzobispo deLa Plata, Víctor Manuel Fernández, llamó a “unirnos en oración por él, para que el Dios de la vida lo reciba en el amor infinito”. ¿ Cómo es posible que alguien se atreva a semejante declaració­n pública? La respuesta es sencilla: legitimida­d social. Es decir, la sotana todavía es sinónimo de bien común, solidarida­d y pureza; sinónimo de inmunidad.

Entonces, si el suicidio de Lorenzo no sirve para que nos detengamos a pensar, no sirve para nada, como no servirán las miles de denuncias hechas y por hacer. Parafrasea­ndo a Rita Segato, ¿cuánto tiempo va a pasar hasta que otro cura ocupe su lugar como sacerdote pedófilo? No dejará de haber abusos hasta que el celibato como una elección de vida posible nos parezca un disparate. Como actores sociales de nuestra época, nos toca desmontar el mandato de masculinid­ad y eso también implica hacernos cargo de nuestra sexualidad, tener conciencia de que la sexualidad es parte natural del ser humano y que reprimirla por un requisito religioso es pedagogía de la crueldad e implica consecuenc­ias.

Los fragmentos que trascendie­ron del informe pericial psicológic­o de Lorenzo permiten intuir que, en efecto, tuvo una vida compleja que probableme­nte haya configurad­o una personalid­ad psicopátic­a perversa. ¿Pensar en los determinan­tes es una manera de justificar a Lorenzo? Por supuesto que no. Entender su psicología sirve para tomar conciencia de que no da lo mismo habilitar la sexualidad desde la infancia, darle un espacio acorde al momento evolutivo y una trama simbólica libre de culpas que no hacerlo. Sirve para entender que la cría de los hijos no es algo que pueda hacerse de cualquier manera. ■

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