Hamm & Rockwell Los elegidos de Clint Eastwood
El actor de “Mad Men” y el ganador de un Oscar son el agente del FBI y el abogado de “El caso de Richard Jewell”, la controvertida película que estrenó este jueves.
Jon Hamm, que fue Don Draper en Mad Men, y Sam Rockwell, ganador de un Oscar por 3 anuncios por un crimen, llegan a la entrevista conjunta con Clarín en la suntuosa habitación del Hotel Four Seasons, en Beverly Hills. Se detienen a observar el afiche de El caso de Richard Jewell, la película que coprotagonizan como el agente del FBI que investiga si el personaje del título, un guardia de seguridad, fue el autor del atentado en el Centennial Olympic Park en los Juegos Olímpicos de Atlanta ‘96, y a su abogado.
“Estoy en el medio”, dice Rockwell, en cuanto a dónde aparece su nombre. “Me gusta” “Están chico, chica, chico, chica, chico”, advierte Hamm.
“Debería estar Clint más grande, ¿no?”, dice Rockwell. Clint es Clint Eastwood, el director de la película que esta semana se estrenó en Buenos Aires, con Paul Walter Hauser como Richard Jewell, Kathy Bates como su madre Bobi y Olivia Wilde como la periodista Kathy Scruggs.
Hay y hubo controversia por la periodista, del Atlanta Journal-Constitution, que parece ofrecer sexo al agente del FBI para obtener información, y que reveló que Jewell estaba bajo investigación. Pero no hay evidencia de que haya intercambiado sexo. Los nombres de los agentes del FBI han sido cambiados, y como Scruggs falleció…
“Gran libro” me dice Ham, señalándome The Suspect: An Olympic Bombing, the FBI, the Media, and Richard Jewell, the Man Caught in the Middle, que tengo sobre la mesa.
-¿Cuánto sabías del caso original, antes de leer el guión de la película? Hamm: Yo sabía del caso, lo seguí, seguía las Olimpíadas. Me acuerdo a mí mismo preguntándome, guau, ¿estas cosas están sucediendo ahora? Tal vez éste sea el verdadero terrorista, el que colocó la bomba. Y me acuerdo cómo Richard Jewell pasaba de héroe a ser sospechoso. -¿Creés que es más relevante contar esta historia ahora que en su momento, antes del 11 de septiembre? Rockwell: Absolutamente.
-El nombre de tu personaje es ficticio. ¿Conociste a algún oficial del FBI que participara en la investigación?
Hamm: (Menea la cabeza y continúa con la pregunta anterior)... Es que se presumía que Jewell era el culpable. Había una serie de procedimientos que había que hacer. Muchos de los héroes de nuestro país son como Richard Jewell, pero en el caso de Richard se equivocaron al sospechar de él. Es el cuento de una cuasi conspiración. Si leés el libro es impresionante, deja en claro el trabajo que se ve que hacemos en la película, y que por una cuestión de tiempos, y de dramatización… Hay una razón por la que las películas no tienen una duración de seis horas. -¿Conociste a Watson Bryant? Rockwell: Sí, tuve encuentros con él, y Jon también entrevistó a agentes federales, uno en particular que vemos en el filme. El tipo era muy capaz, Watson y Richard eran muy amistosos uno con otro. Watson es muy inteligente, no toma nada como seguro, no acepta ninguna mierda. Decidimos darle pelo (sonríe, porque el abogado es calvo). Es como un personaje de Tennessee Williams, es muy salvaje.
-¿El fue al set de rodaje?
Rockwell: Sí, vino, pero en verdad tratamos de mantener a todos lejos. Hamm: Es que, ¿sabés?, no es un documental sobre la vida de estos personajes, cómo es esta gente (en eso, se escucha la bocina de un auto, como llamando, y Hamm mira hacia la ventana y dice “Gracias”). Tenés que poner algo claro de cómo son, incluida Bobi (la madre del protagonista, que interpreta Kathy Bates), tenés que hacer que las cosas funcionen. Hay un gran cuidado sobre los personajes, y eso es el mejor cumplido que podés tener cuando hacés una película sobre gente que aún sigue a tu alrededor.
-En tu opinión, ¿es más desafiante ponerse en la vida de una persona real, o construir un personaje de ficción?
Hamm: Ambos presentan desafíos particulares.
Rockwell: Yeah.
Hamm: Hacer a un personaje real, y cruzarte con gente que conoce a ese tipo, te entrega retos específicos. Hay miles de personas que conocieron a Bob Fosse (y mira a Sam Rockwell, que lo interpreta en la serie Fosse/Verdon por la que es candidato al Globo de Oro), y a lo mejor te dicen “vos no sabés una mierda de Bob Fosse”, y les decís, “¡Qué carajo!, estoy haciendo lo mejor que puedo”.
Rockwell ríe, y mira para abajo, sonriente. “No podés sólo hacer una impresión del personaje, no es eso lo que va a tocar, a mover a la gente. Yo he hecho a Bush en una interpretación muy loca (en El vicepresidente: Más allá del poder), y me lo han dicho, preguntado y cuestionado. “Lo hiciste parecer loco”, y bueno, tenés que dejarte llevar. E hice lo mejor que pude. -¿Qué otros personajes que hayas interpretado te han movilizado?
Hamm: De los que interpreté, Don Draper, el de Mad Men está en la cima de la lista. Y el de… Bueno, he hecho muchas películas que nadie ha visto…
Rockwell: Yo tengo un par de esos. ¿El personaje que más me gusta? Veamos… El de Moon: En la luna, me gustan esos tipos, o el de Sie7e psicópatas.
-Me pregunto si buscan guiones específicamente, o sólo leen los que les llegan. ¿Creen que es suerte, o buscan algún tipo de guión para trabajar?
Rockwell: Busco las oportunidades de hacer buen material a partir de lo que leo.
Hamm: ¿Si creo que es una coincidencia? Creo que esta película refleja los tiempos que vivimos. Alguien me preguntó si podés contar lo que pasa en los Estados Unidos a través de esta película...
Rockwell: Creo que ésta es la clase de película que parece surgida de una novela de John Grisham, es un melodrama de la vieja época. Hamm: Exacto.
Rockwell: Es todo el estilo de filmar de la “vieja escuela”. No hemos visto películas como ésta en diez años. Y la suerte de que tenemos una persona como Clint (Eastwood), que sabe contar historias como ésta, de manera honesta, porque Clint sabe los clisés, la pelota con la que hay que jugar. No hace falta tener que ir al cine independiente, o a Sundance.
-¿Cómo es Clint como director? ¿Les pide hacer ensayos?
Ambos: Se retiró.
Rockwell: Viene con un arma calzada en la cintura al set.
Hamm: Es realmente intimidador. No, es el más agradable y gentil director que haya conocido. Los dos nos sentimos intimidados entrando al set porque es el fucking Clint Eastwood, ¿sabés? Y luego, un día aparece, y es un maestro, y sentís como que te recostás en una cama cómoda. Y todos saben lo que tienen que hacer. Así, es tan fácil hacer tu trabajo. Es lo mejor, cuando decís
“yo sé lo que tengo que decir”, y no hay distracciones, ni drama. -Clint es famoso por ser un tipo que no le gusta perder el tiempo, y no lo pierde.
Rockwell: Pero tampoco está corriendo, ¿eh?
Hamm: Clint trabaja con gente en la que confía. Lo grandioso, como dice Sam, es que no se apura por nada. Hay en él una eficiencia que entiendo viene de la confianza, tener casi 50 años de carrera como director, y la habilidad de decir “hago lo que quiero”. “No necesito que hagamos esta escena cinco veces más, el sonido está bueno, yo conozco al sonidista”. Es cool, se siente bien ser actor cuando te dicen “Dale, andá”. Y “Grandioso, lo tenemos”. Eso es un regalo, y un don, porque también él es un actor. La razón por la que maneja el set como lo hace es porque sabe qué cosas pueden ser distractores. Es remarcable su generosidad.
Rockwell: Cuando hacés tu trabajo, y terminás temprano, todo el mundo trabaja mejor y más feliz, no es que estás haciendo un rodaje de 77 días y es insoportable.
Un asistente entra a la sala y dice la temida frase: “Ultima pregunta”.
Hamm: Entonces, muchachos… (como si él hiciera la última pregunta)
-¿Cuánto creés que cambió la gente frente a estos hechos de atentados, de Atlanta’96 a hoy? (Atención: spoilers en esta respuesta) Hamm: El tipo que hizo esto es un monstruo verdadero. Puso muchas más bombas, en Atlanta, en Georgia, en Alabama, está en el libro, y él esencialmente es antisocial, anarquista, odia al gobierno. No entiendo la insensibilidad de alguien que quiere esto. Ese es el punto, ¿por qué hacés eso? Y tenés a este tipo, Richard, cuyo trabajo es mirar, encontrar algo sospechoso y salvar la vida de cientos de personas. No sé dónde estamos ni adónde iremos como sociedad, sobre la destrucción de vidas humanas, o por las razones más ridículas por las que pasan cosas que no entendemos. Espero que haya arrepentimientos. Si todos fuéramos un poco más como este tipo, estaríamos todos un poco mejor.
Y Hamm remata, mientras estrecha la mano: “Leé el libro, es realmente asombroso y muy bueno”. ■