Clarín

El momento mágico de las vacaciones

- Ezequiel Viéitez evieitez@clarin.com

Ni siquiera pasa todos los veranos, pero sí cada tanto. No podría medirse en horas, ni en minutos, porque a veces el tiempo deja de ser un reglamento. Se pone amable. Se retira. Es una sensación, un caminito de instantes (para contar es necesario clasificar de algún modo). Estaba todo organizado, como siempre. Ir allá, conocer aquello. Y el momento glorioso de la cervecita helada, las patas sobre la baranda del balcón mirando el parque, la charla planificad­amente relajada. Un “¿y mañana qué hacemos?” sin urgencias. Y después, el beso, la posición cool en el cuerpo, los parlamento­s irónicos sobre el mundo, performáti­camente contracult­urales. Las fotos en el paisaje lindo, previsible­s, habían ocurrido un rato antes: nuestro estilo contemporá­neo de decir (gracias Instagram) “acá estamos”. Fue un año duro, ni hablar. Por fin el descanso, llegamos...

¿Y al final hablaste con tu mamá? No, no me gustó esa película, tiene un enfoque reaccionar­io. Y viene. Podría ser un año tanto como tres segundos, porque la categoría tiempo se retira. Viene y es una sensación: no estamos ni a favor ni en contra de nada. Ni apurados, ni perezosos. Ni orgullosos, ni en deuda, ni en guardia. ¿Es martes, sábado o jueves? En ese lugar turístico y alejado algo vuelve a parecer mágico. Extraño. Si hace calor, está bien. Si llueve, está bien. Si se pone fresco, está bien. Nos quedamos callados porque no nos hace falta decir ni contar. Es solamente una sensación: estar, estar ahí, estar ahí sin tiempo. ¿Fueron tres días, dos horas o 15 minutos? Quién sabe. Que suerte que nos tomamos esas vacaciones.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina