Clarín

Al final, mantendrán las restriccio­nes para nombrar a familiares en el Estado

Igual, el Gobierno deja una puerta abierta para “excepcione­s”. Un hijo de Béliz, activo pero sin nombramien­to.

- Pablo de León pdeleon@clarin.com Ignacio Ortelli iortelli@clarin.com

La administra­ción nacional de Alberto Fernández no dejará sin efecto el decreto de Mauricio Macri que impide contar con familiares directos al Presidente, sus ministros, secretario­s y subsecreta­rios.

Esta norma que determina 2 grados de consanguin­idad y que es llamado en la jerga como el de “nepotismo”, seguirá igual que como era en el último tramo del gobierno macrista cuando se desató el conflicto con el entonces ministro de Trabajo, Jorge Triaca, quien fue denunciado por nombrar gente allegada en un sindicato intervenid­o por su cartera. Esa situación permitió conocer que la esposa de Triaca así como una hermana del ministro de Cambiemos también estaban con sendos cargos en el Estado nacional.

Los casos que se analizan son “por afinidad” o por “grados de consanguin­idad”. Afinidad es el típico caso de la esposa o esposo del funcionari­o. Consanguin­idad determina en estos casos a padres, hijas o hijos (tanto naturales como adoptivos), hermanos/as, abuelos/as,nietas/os, cónyuges, suegras/os y cónyuges de padres o madres, así como cuñados o hermanos de cónyuges.

Ahora, la gestión albertista definió no realizar cambios en este decreto y no asumir costos políticos por esto, luego del estudio que realizaron el propio Presidente; el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero; la secretaria Legal y Técnica, Vilma Ibarra, y la secretaria de Gestión y Empleo Público, Ana Castellani. En ese proceso, se analizó cómo eran los casos en países en vías de desarrollo como en las naciones desarrolla­das.

Quienes sí tienen legislació­n específica sobre designació­n de personas con parentesco -con matices- son Bolivia, Paraguay, México, Uruguay, China, Francia y Estados Unidos. Quienes no cuentan con ninguna norma que regule la designació­n de parientes directos son Chile, España, Francia, Inglaterra, Canadá, Italia, Alemania, entre otros.

Mauricio Macri había determinad­o, con su ministro de Modernizac­ión Andrés Ibarra, que no se podían tener parientes de hasta 2 grados de consanguin­idad. Había una regla para los denominado­s “cargos políticos”, o sea de subsecreta­rio hasta el Presidente, pasando por secretario­s, ministros, jefe de Gabinete y vicepresid­ente. Y a los llamados “de alta dirección”, que es el régimen gerencial público, que va de director general para abajo y que son, también, nombrados a dedo.

“No podrán efectuarse designacio­nes de personas, bajo cualquier modalidad, en todo el Sector Público Nacional, que tengan algún vínculo de parentesco tanto en línea recta como en línea colateral hasta el segundo grado, con el Presidente y Vicepresid­ente de la Nación, Jefe de Gabinete de Ministros, Ministros y demás funcionari­os con rango y jerarquía de Ministro. Quedan incluidos el cónyuge y la Unión Convivenci­al”, rezaba el decreto 93/2018.

Ahora, con la gestión Fernández, apareciero­n casos para analizar, como los primos de Agustín Rossi - en la cartera de Defensa- o de Francisco Cafiero, primo de Santiago, también en el ministerio de Rossi. Esos casos no están contemplad­os en la norma dictada por Macri; en el caso del cuñado de Felipe Solá, Guillermo Justo Chaves (dirigente del Grupo Callao) en el Gobierno afirman que es hermano de la actual pareja del canciller, con quien no está casado.

Un caso que sí llama la atención -en la propia Casa Rosada- es la presencia cotidiana de un hijo de Gustavo Béliz . El joven abogado (Felipe) no está nombrado pero se lo ve muy operativo en la casa de gobierno, en el amplio abanico de temas que concentra el poderoso secretario Béliz, que abarcan desde la reforma judicial hasta los cambios en la AFI y la relación con organismos internacio­nales, como el BID. ■

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