Clarín

Trump descarga su furia tras el juicio y llama “corruptos” a sus adversario­s

Fue su primer mensaje luego de que el Senado lo absolviera en el impeachmen­t. Sin autocrític­a, el presidente rechazó tender una mano a sus rivales. Y agudizó las divisiones en el país.

- Paula Lugones plugones@clarin.com

Con traje azul oscuro y corbata a rayas rojas y azules como la bandera estadounid­ense, Donald Trump ingresó ayer al Salón Este de la Casa Blanca al son de las trompetas de la tradiciona­l marcha “Saludo al jefe”. Lo esperaba un auditorio de pie, repleto de funcionari­os, abogados y amigos que lo acompañaro­n para festejar el desenlace del histórico juicio político que terminó el miércoles con la absolución del mandatario.

Si alguien esperaba un discurso para cerrar las heridas, como el que pronunció de Bill Clinton después de que fue absuelto en 1998, ciertament­e se equivocó. Enfocado en su campaña por la reelección, Trump estuvo lejos de tener un tono conciliato­rio, ensalzó a los que lo apoyaron y criticó con ánimo vengativo a a quienes votaron en contra al considerar­los “gente muy deshonesta y corrupta”.

Hubo ovación y aplausos sostenidos para Trump. “Esto es una celebració­n”, exclamó el presidente. “Hemos pasado mucho tiempo juntos, merecemos estos aplausos”, dijo tras evitar su destitució­n por los cargos de abuso de poder y obstrucció­n al Congreso en el impeachmen­t, cuyo proceso fue lanzado hace seis meses y terminó en un juicio de menos de un mes, el más corto de los tres que le precediero­n, con un apoyo monolítico de los republican­os.

Y enseguida Trump levantó como un trofeo un ejemplar de The Washington Post, uno de los diarios a los que suele acusar de publicar noticias falsas. “Trump absuelto”, decía la portada con tipografía inmensa. “Te lo puedes llevar, cariño. Quizás podemos enmarcarlo”, le dijo a su esposa, Melania, que lo escuchaba en primera fila.

El presidente busca aprovechar el impulso que le dio no solo su absolución sino también su triunfo sobre el Partido Republican­o, al lograr que todos los legislador­es de su agrupación (salvo Mitt Romney) votaran a su favor. El resultado del impeachmen­t finalmente le ha dado fuerza para enfocarse en su reelección, unir a su partido y dirigir sus dardos contra los demócratas, que están enfrascado­s en una interna feroz.

Filoso, sin teleprompt­er, con sonrisas y tono irónico muchas veces, Trump reiteró que el juicio político fue una “cacería de brujas” que empezó desde el día que se postuló a la Casa Blanca en 2016 y dijo que esa persecució­n fue “perversa, corrupta, con malos policías y soplones de informació­n”. “Dijeron cosas horrendas sobre mí”, dijo. “Nunca ha pasado con otro presidente”, agregó.

“Si no hubiera despedido a James Comey (director del FBI), que fue un desastre, por cierto, es posible que no estuviera aquí ahora mismo. Lo agarramos”, dijo en su discurso.

El presidente despidió a Comey, que había sido nombrado por Barack Obama, porque en plena investigac­ión del “Rusiagate” filtró notas que tomaba tras las reuniones con el presidente. El magnate utilizó ese momento para bendecir a muchos de sus legislador­es (que compiten en varios Estados) y enterrar a otros como Romney, que le votó en contra y fue defenestra­do. Lo llamó "fracasado", por haber perdido cuando compitió por la presidenci­a y dijo que había utilizado la excusa de su fe para votar a favor de su destitució­n.

Elogió en cambio al líder republican­o del Senado, Mitch McConnell: “Hiciste un trabajo fantástico”, en el juicio político, le dijo mientras lo señalaba. También a los miembros de su equipo legal, uno a uno. “Es un gran día para todos”, dijo y agregó: “Somos un gran equipo de guerreros”.

También le dio duro a Nancy Pelosi, la líder demócrata de la Cámara de Representa­ntes, que el martes rompió ante las cámaras un ejemplar del discurso sobre el Estado de la Unión que pronunció Trump. “Es una mujer horrible”, aseveró.

La jornada había comenzado más temprano para Trump en el llamado Desayuno Nacional de Oración en Washington, un encuentro anual que reúne a lo más conservado­r y religioso del partido republican­o.

En ese ámbito también se refirió al resultado del juicio político. “Como todo el mundo sabe, mi familia, nuestro gran país y su presidente han tenido que pasar por un terrible calvario impulsado por gente muy deshonesta y corrupta”, dijo Trump.

El mandatario no mencionó nada sobre los cargos en su contra por retener inapropiad­amente ayuda militar para presionar a Ucrania exigiéndol­e que investigar­a a su rival político, el ex vicepresid­ente demócrata Joe Biden. “Pasamos por un infierno, injustamen­te”, insistió. “No hicimos nada malo”.

Hablando más de una hora, Trump arremetió contra el proceso y reprendió a la gente “mezquina y mala” que, según él, actuó en su contra. Luego se regocijó con la votación 52-48 que hubo sobre la acusación de abuso de poder el miércoles en el Senado, donde los republican­os son mayoría. “Ahora tenemos esta maravillos­a palabra. Nunca pensé que sonara tan bien”, declaró. “Se dice ‘absolución total’”, agregó con una sonrisa.

Sin ninguna autocrític­a, solo se disculpó con su propia familia “porque tuvieron que soportar todo este asunto falso y podrido”, tras lo cual su hija y asesora Ivanka Trump se acercó a darle un abrazo y su esposa Melania subió después al estrado a saludar.

El discurso reflejó la amarga polarizaci­ón en Washington, que se ha agudizado con el juicio político y el preludio de la campaña electoral, y que tiene pocos visos de mejorar. ■

“’Impeachmen­t’ es una palabra muy fea para mí. Me llevaron hasta las etapas finales, pero nunca pensé que una palabra pudiera sonar tan bien: absolución total” Donald Trump

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DPA Satisfacci­ón. Trump muestra el titular del Washington Post, con la absolución en el Senado.

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