Una de Woody Allen, adaptada
Su comedia romántica “Whatever Works” (2009), en versión teatral, acaba de subir a escena en el Astros.
De: Woody Allen. Elenco: Luis Luque, Luisa Drozdek, Carolina Papaleo. Dirección: M. González Gil. Producción: Daniel Comba. Sala: Astros, Avenida Corrientes 750. Funciones: Jueves a sábados.
Seguramente los muchos adeptos al cine del genial y controvertido cineasta estadounidense Woody Allen recordarán su comedia romántica Whatever Works (literalmente, “Lo que sea que funcione”) de 2009, donde el protagonista es su alter ego. Aquel guión cinematográfico fue llevado al teatro, primero en España y ahora llegó a Buenos Aires, adaptado a nuestra idiosincrasia.
En la interesante trama, Boris ( Luis Luque) es un misántropo malhumorado que se considera un genio de la física porque alguna vez fue postulado en esa categoría al premio Nobel, aunque no lo ganó. En primera persona, le cuenta al público sus muchas manías y diversos infortunios: tras varias disputas con Jesica (Laura Novoa), su flemática esposa, se divorcian y el catedrático toma distancia de su promisorio hijo universitario y hasta del mundo entero.
Hipocondríaco, fóbico, amante de la ópera y las películas antiguas, desprecia la estupidez de sus semejantes. Por eso, vive encerrado y de manera descuidada. Una noche, de forma casual, conoce a Melisa (Luisa Drozdek), una bella, arrolladora y transparente chica provinciana, perdida en la gran urbe porteña, treinta años menor que él, que se le impone al punto de convivir.
Sin que ninguno se lo proponga, comienza entonces un romance particular que culmina en casamiento. El profesor actúa como Pigmalión de la muchacha, hambrienta de conocimiento. Un año después de la unión aparece la madre de ella (Carolina Papaleo), una mujer pueblerina y religiosa que desea un mejor y joven esposo para su hija y quién, engañada por su marido, se lanza a disfrutar la vida en la gran ciudad. Después acude en su búsqueda el padre (Roly Serrano), igual de consternado por el añoso cónyuge de su retoño, quien además necesita reconocer sus verdaderas pasiones amorosas. Boris tiene que intentar adaptarse a la nueva realidad, lo que no será fácil, teniendo en cuenta el alto concepto que tiene de sí mismo y su opinión negativa sobre el resto de la humanidad.
La muy buena, entretenida e inteligente propuesta cobra vuelo, sobre todo, en las estupendas actuaciones de un elenco de homogénea calidad: Luque luce exacto como el atribulado protagonista y despliega los mil matices expresivos que el rol demanda. A su lado, Drozdek resulta una verdadera revelación, que derrocha carisma, talento y cuyos futuros pasos actorales conviene seguir de cerca.
A su vez, Papaleo confirma sus quilates de actriz todo terreno, capaz de mutar de alguien vulgar a sofisticado con total encanto. Novoa se desdobla también en dos breves personajes a los que le aporta su proverbial idoneidad. Mientras Serrano, en un bienvenido riesgo interpretativo del que sale airoso, asume un personaje tan fuerte como vulnerable. Sin dudas, una grata sorpresa en la actual cartelera porteña, ideal para disfrutar en familia. ■