Clarín

Buscaba a su mamá y descubrió una red de venta de bebés

Andrea empezó a investigar su origen a los 18 años. Recién en enero, a sus 43, un test de ADN le confirmó quién es su mamá biológica. Parteras y pediatras de dos clínicas, involucrad­os.

- SANTA ROSA. CORRESPONS­AL Gustavo Laurnagara­y lapampa@clarin.com

A los 7 años Andrea Langhoff supo que era adoptada. A los 18 salió en busca de su madre biológica, y el mes pasado, 25 años después, un test de ADN le confirmó que es una mujer de General Pico, La Pampa, con quien tuvo un emotivo encuentro. Durante su investigac­ión descubrió que su acta de nacimiento había sido falseada y que lo mismo había pasado con decenas de otros bebés nacidos en dos clínicas de la misma ciudad. Dio con el pediatra responsabl­e y lo confrontó. El hombre se suicidó poco después.

Andrea Langhoff tiene 43 años. A los siete supo que no era hija de quienes la criaron. Cuando cumplió 18, comenzó la búsqueda de su identidad, que se convirtió en la razón de su vida. Pasaron 25 años hasta que, este 23 de enero, un examen de ADN le reveló quién es su madre biológica. La mujer vive en General Pico, La Pampa, donde Andrea fue robada al nacer y entregada a su familia de crianza.

En su búsqueda, Langhoff descubrió un oscuro entramado de venta de bebés del que habrían participad­o pediatras y parteras en dos clínicas de General Pico. Llegó a conocer al médico que firmó su acta de nacimiento, quien se suicidó días después del último encuentro con ella. Además, Andrea rastreó a otras víctimas y las vinculó en una comunidad virtual de personas que luchan por conocer a sus verdaderos padres y madres (ver Los que aún ignoran...). Todo derivó en una denuncia, con 11 casos, que está siendo investigad­a en Santa Rosa (ver La Justicia Federal...).

Andrea se crió en Glew, al sur del GBA, donde aún vive. “A los siete años escuché una charla entre un primo y mi padre adoptivo. Le dijo: ‘Dale tío, andá a buscarlo, es un varón, así tenés la parejita’. La respuesta fue: ‘No me rompas los quinotos’”. Fue el primer indicio que llevó a descubrir que ella había sido adoptada.

Ya a los 11 años desafío a la mamá adoptiva (rubia y tez blanca, rasgos diferentes a los de ella, que es morocha y de piel trigueña): “Vos no sos mi madre”, le dijo. “Pero yo te crié”, le respondió. A los 14 años se fue de la casa. Estaba embarazada. Una vez que murió su padre adoptivo, un hombre de origen alemán, su madre de crianza le reveló datos de su madre biológica. “Era jovencita, morocha y de pelo largo. Vive en una villa de General Pico, La Pampa”, le dijo.

En 1998 se hizo un análisis en el Banco de Análisis de Datos Genéticos. Su vida siguió: se casó, tuvo otros tres hijos. En 2004 fue por primera vez a General Pico. Llegó al consultori­o del pediatra que firmó su acta de nacimiento, Carlos Broggi.

“Él me quería hacer creer que yo nací en el Hospital Centeno de General Pico”, dijo Andrea. El médico le dijo que la documentac­ión de los nacimiento­s de los ‘70 se perdió por una inundación. “Me decía que a él le habían fraguado la firma. Yo figuraba nacida el 14 de septiembre de 1976, a las 0.30 en el centro de Especialid­ades Médicas de General de Pico, con la firma de él (Broggi)”, recuerda.

Andrea decidió hacer pública su búsqueda. Y tras las primeras aparicione­s en los medios locales, comenzó a recibir datos de otros casos.

Las mayores trabas surgieron desde el entorno de su familia de crianza. “Mi padrino, Alfredo F., me juraba que yo había nacido en el Hospital Centeno. La esposa, Hilda G., me dijo entre lágrimas que ella estaba en la sala de partos y me entregó en brazos a mi padre de crianza. Era todo mentira. Es un dolor terrible. Recorrí toda La Pampa y mi madre estaba en Pico”, contó. “Me dijeron que mi madre biológica era una chica violada que vino de un pueblo de hacheros. Por eso me fui a La Maruja, Caleufú y otros pueblos. ¡Perdí tantos años por una mentira!”, dice a Clarín.

Con el tiempo, Andrea pudo reconstrui­r esa trama: Alfredo F. y Hilda C. (ex-empleada administra­tiva del Hospital Centeno) tienen cuatro hijos adoptivos. “Están denunciado­s por ofrecer chicos”, explicó.

En 2006, Langhoff radicó una denuncia en el Juzgado Federal de Santa Rosa. A la par fue avanzando en la búsqueda y hallando eslabones de una red de tráfico de bebés que habría funcionado en la Clínica Argentina y la Clínica Regional de General Pico, según consta en la denuncia.

Con el pediatra Broggi, Andrea Langhoff -con varios certificad­os de nacimiento­s en la mano- volvió a encontrars­e en julio de 2017. “Fuimos a la Clínica Argentina, donde en realidad nací y donde ocurrió la mayoría de los partos que terminaron en tráfico de bebés, y pasó por la esquina de la casa de mi madre biológica”, afirmó. Fue la última vez que lo vio.

Me juraban que había nacido en un hospital y que fui entregada en brazos a mi padre de crianza. Todo mentira. Recorrí toda La Pampa y mi mamá estaba en General Pico”.

El día en que la conocí, tuvimos una charla maravillos­a de dos horas. Me pidió perdón por no haberme buscado. Quiso que le muestre fotos de mis hijos”.

Broggi se suicidó 20 días después.

En mayo de 2019, a Andrea la llamó una persona que le dio datos precisos sobre su madre biológica. “Me preguntó la fecha de mi nacimiento y me dio un apodo, una calle y un bario. Esa persona resultó ser un familiar de sangre: había guardado detrás de la foto de mi padre la fecha de ese parto”, cuenta Andrea.

En una noche lluviosa de mayo, Andrea fue a la casa. “Entré y empecé con el speech que tenemos los buscadores, cuando contactamo­s a una persona que probableme­nte entregó a un bebé. A la mitad me dijo: ‘Yo soy tu madre’”, recuerda. A partir de allí, pudo reconstrui­r todo lo ocurrido. Su mamá biológica vive hace casi 45 años en la misma casa. Las fotos de los familiares sumaron piezas a un rompecabez­as que se terminó de armar con el resultado del test de ADN. “Ella me contó que era víctima de violencia de mi padre biológico (R.L., que vive en Córdoba). Me tuvo a los 27 años. Tengo una hermana un año mayor que yo. Y otros dos hermanos varones mayores. La identidad de mi madre no la daré a conocer hasta que le diga a sus otros hijos, que no saben nada, de mi existencia”, contó.

A su madre -que había recurrido al consultori­o de Broggi en busca de “ayuda”, no de entregar a su bebé- le dijeron que ese 14 de septiembre de 1976 su bebé varón había nacido muerto. “Esto lo confirmó el familiar que me dio aquel primer dato y quien estuvo en la clínica el día de mi nacimiento”, le cuenta Andrea a Clarín.

Andrea recuerda aquel primer encuentro con su madre como “una charla maravillos­a de dos horas. Vi todos los miedos que tenía, me pidió perdón por no buscarme. La entiendo: yo perdí en 2009 un embarazo de 39 semanas. Una queda destrozada, ahí supe lo que se sufre”. Uno de los gestos que la conmovió en esa charla fue que su madre le pidió fotos de sus hijos, dos mujeres y dos varones. El 24 de enero, Andrea tuvo la confirmaci­ón de quién era su madre por los resultados de un ADN hecho a través del sitio Family Tree, en EE.UU. “Nunca tuve despecho. Jamás tuve odio. Buscamos nuestro origen”, dijo ese día, en un video Andrea.

La tenacidad en la búsqueda de su origen la convirtió en abogada: se recibió en 2018 y en agosto de 2019 le entregaron el título, a los 42 años.

El año pasado, además, Andrea conoció a su hermana, Stella Maris Ledesma (un año mayor), a quien hace días presentó en las redes sociales. Ambas son hijas del mismo padre y ahora esperan que su madre les cuente a sus otros hijos -que tuvo con su actual pareja- que tiene dos hermanas para poder encontrars­e con ellos.

Ahora que conoce su origen, Langhoff cruzó a los pediatras, ginecólogo­s y enfermeras que le reprochaba­n su búsqueda. “Lo que hicieron fue arruinar vidas. Nosotros éramos mercancía. Tenemos el derecho de saber la verdad”, cerró. ■

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LUCIANO THIEBERGER Su nueva meta, que haya justicia. Andrea Langhoff nació en General Pico y fue entregada a una familia local. Reunió a otras víctimas e impulsa la causa judicial.
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El otro encuentro. Andrea se enteró de que tenía una hermana.

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