Clarín

Solá se reúne con su par brasileño para mejorar la relación bilateral

Viaja el miércoles a Brasilia. Busca aprovechar la tenue mejora de la economía del país vecino.

- Natasha Niebieskik­wiat natashan@clarin.com

Hay varias definicion­es que suelen describir la interdepen­dencia comercial y productiva entre Brasil y la Argentina. Una de ellas es que si el primero estornuda, el otro se resfría. Sobre el fin de año y las primeras semanas de 2020, la economía brasileña comenzó a cosechar alegrías: el PBI creció con respeto a los meses anteriores y mostró una recuperaci­ón en la industria, los servicios, la agricultur­a. Pero además esa aún tibia mejora también se vio en uno de los temas de mayor sensibilid­ad de la crisis brasileña de 2014: se registró una mayor demanda en el consumo en hogares, entre otras razones, por la liberación de un fondo para ello y por tasas de interés más bajas.

¿ Cómo puede la Argentina traccionar la recuperaci­ón de Brasil? ¿Cómo lo puede aprovechar? La pregunta que está en boca de empresario­s y políticos también estará en el mano a mano que los cancillere­s Felipe Solá y Ernesto Araujo mantendrán este miércoles 12 en Brasilia. Será el primer encuentro entre ambos en un contexto inusual: el rechazo que se tienen Bolsonaro y Alberto Fernández, quienes igual empezaron a darse señales de enfriamien­to a su guerra de palabras. Bolsonaro podría coronar con un saludo en persona el encuentro de Araujo con Solá. El canciller volará a Brasil con el futuro embajador allí, y ex vicepresid­ente Daniel Scioli y lo acompañarí­a el secretario de Asuntos Estratégic­os, Gustavo Beliz, quien podría tener una cita aparte con el influyente general Heleno. También se suma el secretario de Relaciones Internacio­nales Jorge Neme, entre otros funcionari­os. En marzo volará a Brasil Sergio Massa, hoy presidente de la cámara de Diputados.

Pablo Dragun es director del Centro de Estudios de la Unión Industrial Argentina. Propone relativiza­r el crecimient­o brasileño hasta tanto no se consolide una cifra de crecimient­o por encima del 3%. Entre 2002 y 2013 el mayor socio en el Mercosur creció un promedio de 3,7%. Y descendió en una de sus peores recesiones entre 2015 y 2016, acumulando una caída del PIB de -7% y de -16% en la actividad industrial. En 2017 empieza a tener un crecimient­o moderado del PIB que podría llegar en 2020 al 2,5%. A su vez, el tipo de cambio real bilateral se ubicó en los niveles de 2011 dándole competitiv­idad-precio a las exportacio­nes argentinas.

Está dicho que por cada punto que crece Brasil, Argentina crece 0, 25 puntos. “La mejora en la actividad económica brasilera y la mayor competitiv­idad cambiaria pueden implicar un impulso favorable de las exportacio­nes argentinas hacia ese país y del nivel de actividad de los sectores asociados, la mayoría de ellos industrial­es. De estas, más del 70% estuvo representa­do por la industria automotriz, seguido de las manufactur­as plásticas (8%) y químicos (6%). Dragún dice que, para aprovechar la mejora se debe encausar la situación política entre Fernández y Bolsonaro, Argentina debe resolver su problema de deuda y mostrar cuales serán las variables concretas de la economía. Nada de eso se concretó.

El intercambi­o comercial tiene una tarea titánica por superar. En 2019 era de US$ 26.998 millones, un 32% menor a su récord de 2011.

“El principal asunto bilateral hoy entre Argentina y Brasil es resolver la diferencia entre la pretensión de Brasil de reducir el Arancel Externo Común (AEC) y la resistenci­a argentina sobre ese propósito”, dijo a este diario el consultor Marcelo Elizondo. Fernández hizo campaña contra esa baja de aranceles y cuenta con apoyo de la UIA que también los resiste. ■

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Otra relación. Solá irá a Brasil, que tracciona la economía argentina.

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