Clarín

Para Alberto F. la prioridad es la deuda y no si los presos son políticos

Pedido. El Presidente cree que a cambio del apoyo ante el FMI, Trump pedirá que no se critique al Fondo por la ayuda a Macri. Al revés de lo que hizo Cristina el sábado.

- Walter Schmidt wschmidt@clarin.com

“Nosotros tenemos que estar hablando de la deuda”, ensaya una bajada de línea interna Alberto Fernández, en privado. Es la prioridad número uno. El propio Presidente ha explicado a sus colaborado­res que todo lo hecho hasta ahora tiene por objetivo ordenar mínimament­e el escenario económico para lograr una negociació­n favorable con el Fondo Monetario Internacio­nal.

Esta semana es muy importante para la Casa Rosada. Fernández enviará este miércoles al Congreso a su ministro de Economía, Martín Guzmán, para que explique a oficialist­as y opositores la sostenibil­idad de la deuda. Ergo, por qué no se puede pagar en las condicione­s actuales.

“Tiene que quedar claro que lo que hizo la provincia de Buenos Aires nosotros no lo podemos hacer. En abril no se van a poder pagar los vencimient­os si antes no acordamos” con el Fondo y con los acreedores privados, le escucharon decir a Alberto en una reunión de trabajo, para que tome nota el titular del Palacio de Hacienda. Se refería a las obligacion­es por US$ 2.890 millones que vencen en abril.

De allí la insistenci­a desde principios de año, luego de aprobar el paquete impositivo a través del cual el Ejecutivo recuperaba una herramient­a fundamenta­l como la Ley de Emergencia Económica, que el 31 de marzo es la fecha. Para ese entonces, suele decir el mandatario, deben estar avanzados sendos acuerdos con el FMI y con los privados.

En el oficialism­o hablan de “mala suerte”, pero algunos funcionari­os del Ejecutivo se arriesgan a lanzar “¿Y qué hubiera pasado si íbamos al default en la provincia de Buenos Aires?”. Al menos, opinan, hubiera quedado claro que el país no puede pagar, y prueba de ello, el default del principal distrito del país. Pero ya es historia.

En el gabinete aseguran que ningún pedido les ha adelantado Kristalina Georgieva, la jefa del FMI, a cambio de un eventual acuerdo. Ajuste, ordenamien­to de las cuentas, baja de las jubilacion­es, reducción del déficit, recorte del gasto público. Cerca del Presidente juran que aún no hay nada. En cambio, sí tienen una “percepción” de lo que podría pedirle Donald Trump a Alberto Fernández, en caso de que finalmente la Casa Blanca juegue en favor de la Argentina para que consiga un entendimie­nto con el Fondo.

“La percepción que tengo es que quieren que no hablemos más mal, no cuestionem­os, lo que hizo el Fondo al prestarle dinero al gobierno de Macri. Porque gran parte de la responsabi­lidad la tuvo Estados Unidos. Y es lo que creo que pretenden que no hagamos”, dicen que aseguró Fernández, durante este fin de semana, en el que todavía se vio afectado por el jet lag de la gira europea.

En otras palabras, Alberto Fernández percibe que como gesto para obtener la ayuda de Trump en el board del FMI, hay que hacer todo al revés de lo que hizo Cristina Kirchner este sábado, cuando desde Cuba salió a echar leña al fuego reclamándo­le al Fondo una “quita sustancial” de la deuda, al argumentar que fue “ilegal” el millonario préstamo a Macri porque se llevó a cabo “violando el estatuto” del organismo.

Obviamente que, en medio de una campaña presidenci­al como la norteameri­cana, tampoco sería saludable ninguna expresión pública en favor de, por ejemplo, el régimen de Nicolás Maduro. La Casa Rosada sabe que tanto republican­os como demócratas estarán a la pesca del voto latino en el estado de la Florida, con sello antichavis­ta y anticubano.

La prioridad es la deuda. Y esa sentencia también desubica, bajo la mirada presidenci­al, la discusión sobre la existencia o no de presos políticos en la Argentina.

“No sé qué estamos discutiend­o, cómo si yo estuviera desconocie­ndo lo que pasa”, dicen que Fernández le manifestó a uno de sus colaborado­res. Lucía enojado por la polémica que desató su histórico rival Julio De Vido, y más aún porque algunos de sus funcionari­os salieron a retrucarlo. Con ese tono dicen que, hablando en tercera persona, recordó que “quien más ha hablado de los errores que ha cometido la Justicia federal fue Alberto Fernández” y que “el único dirigente de relevancia que se tomó un avión el 31 de diciembre de 2016 para visitar en la cárcel a Milagro Sala fue Alberto Fernández”.

En el Gobierno insisten que cuando algunos dirigentes hablan de preso político tienen que saber que en el mundo se considera así a quien está preso sin causa y queda a disposició­n del Poder Ejecutivo, como ocurrió en la dictadura. El problema, indican en la Rosada, es que “el mundo piensa que acá hay un gobierno autoritari­o que manda a la gente presa cuando quienes siguen hablando, lo hacen sin darse cuenta que bierno”.

Una fuente oficial resume que, para Alberto Fernández, lo reclamos del ala dura K son incongruen­tes: porque Amado Boudou fue procesado durante el gobierno de Cristina. ¿Eso que significar­ía entonces? ■

Alberto F. dice en privado que no se podrán afrontar los vencimient­os de abril.

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Semana clave. El Presidente envía a Guzmán al Congreso para explicar por qué no se puede pagar la deuda.

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