En el país hay más de 15 mil mayores de 100 años y podrían ser el triple en 2040
La muerte del actor Kirk Douglas a los 103 años evidenció la tendencia al aumento de la longevidad.
Algunos datos que se repitieron cada vez que un diario, un noticiero o un programa de radio contó el miércoles pasado que se había muerto el actor de Kirk Douglas . Protagonizó
“Spartacus”, fue un emblema de la edad dorada de Hollywood, fue el padre de Michael Douglas y vivió hasta los (atención) 103 años.
Douglas (padre) formaba parte de “los centenarios”, esa población de 100 años o más y que, a nivel global y también en Argentina, tiende a crecer. Según estadísticas del Registro Nacional de las Personas (Re.Na.Per.), en el país viven 15.491 personas de ese rango etario. Más precisamente, 4.105 personas tienen 100 años y otras 11.386 superan esa edad.
El dato excedió la proyección que el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) había realizado en 2010: se esperaban algo más de 9 mil centenarios para 2020. Pero son un 50% más.
Esa misma proyección esperaba alrededor de 42 mil personas de 100 años o más para el año 2040. Es casi tres veces la población centenaria actual, y corresponde a un crecimiento que, tras sólo diez años de su formulación, ya se quedó corto.
"Lo que está pasando en la Argentina es que la población anciana de más edad está creciendo mucho más rápidamente que los ancianos más jóvenes. Esto se debe a que mejoraron las condiciones de vida, la prevención de los factores de riesgo, la información sobre la salud, y a que hay tratamientos y curaciones de enfermedades que antes no estaban disponibles”, sostiene Miguel Ángel Acanfora, médico gerontólogo y director de la Maestría en Gerontología Clínica de la Fundación Barceló.
En 2017, sólo en la Ciudad vivían unas 32 mil personas de más de 90 años. Hasta los 92 -y desde los 80- se habla de la población de “viejos muy viejos”, según describe Acanfora.
Entre los 65 y los 80 se da la primera etapa de la gerontología, y a partir de los 92 se consideran personas longevas. “En la tercera edad se estima que el 27% de la salud está marcado por la genética, mientras que el resto lo determina el modo de vida que lleve cada persona, y cómo evita o se somete a determinados factores de riesgo. Se supone que entre los 70 y los 80 se da el umbral para superar varios factores de riesgo y que, pasado ese momento, si la persona se sigue cuidando puede estar bien", explica Acanfora.
Según el especialista, para los centenarios uno de los mayores factores de riesgo es el aislamiento. “Es importante que estas personas mantengan la sociabilización, que participen de lo que venían participando y que sostengan una vida intelectual activa. La soledad es un riesgo muy alto a esta edad”, describe.
Se suma otro factor de riesgo: la posibilidad de que muera un hijo de esa persona. “Tener resiliencia en esa situación puede ser un mecanismo de defensa muy importante en un contexto que puede implicar un escenario riesgoso”, agrega Acanfora.
“Cuando uno habla con una persona centenaria muchas veces escucha que les resulta pesado vivir con tantos años. Pero creo que son concientes de que están durando mucho, y si les fuera una carga tan pesada, no la tolerarían”, remata el gerontólogo.
Un ejemplo de lucha contra el aislamiento es el caso de un edificio en Belgrano que por afuera no tiene nada de particular, pero sus vecinos sí. Allí viven 75 personas con un promedio de edad de 86 años: 27 ya pasaron los 90.
Tiene las famosas amenities, que en este caso funcionan como una gran terapia. Los vecinos se juntan en el SUM para jugar a las cartas o ver una película, caminan por el jardín, y se visitan. “No es un geriátrico, acá todas las personas son autoválidas. Tiene que ver con el estado de ánimo y lo social, que es muy importante”, contó en 2017 a Clarín la administradora del edificio, Vera Feldman. ■