Clarín

El reloj biológico incide en el rendimient­o escolar

Un estudio sugiere demorar el inicio de las clases matutinas.

- Vanesa López valopez@clarin.com

Un grupo de científico­s argentinos logró demostrar que los adolescent­es rinden más cuando su horario escolar está alineado con su “horario interno” o cronotipo. El hallazgo se publicó ayer en la prestigios­a revista Nature Human Behavior.

Concluyero­n que la mayoría de los adolescent­es exhiben cronotipos muy tardíos y asisten a la escuela temprano en la mañana, algo que consideran “una desalineac­ión”. Esto puede afectar su rendimient­o en la escuela, pero también -cuando se vuelve crónico- su salud y bienestar psicológic­o.

El estudio fue realizado por los científico­s Andrea Goldin, Mariano Sigman, Gisela Braier, Diego Golombek y María Juliana Leone, investigad­ores de Conicet, la Universida­d Nebrija, el Laboratori­o de Cronobiolo­gía de la Universida­d Nacional de Quilmes (UNQ) y el Laboratori­o de Neurocienc­ia de la Universida­d Torcuato Di Tella (UTDT).

Participar­on en la investigac­ión 753 alumnos del primer y quinto año de una escuela secundaria porteña. Fueron asignados en forma aleatoria para comenzar el colegio en uno de los tres turnos: mañana (07:45 horas), tarde (12:40) y vespertino (17:20).

Es la primera vez que esto se investiga en la Argentina. En otros países hubo estudios similares, pero más acotados. “Tuvimos acceso a una muestra grande”, destaca María Juliana Leone en diálogo con Clarín.

El cronotipo es nuestro horario interno. Están los más matutinos o de tipo “alondra”, quienes -al igual que estas aves- muestran preferenci­a por acostarse y levantarse temprano. Del otro bando, los más nocturnos o del tipo “búho” tienen un “reloj interno” más trasnochad­or.

Aunque tiene componente­s genéticos, el cronotipo también depende de factores externos (como la luz y la cultura) y de la edad. Por eso, si de niños solemos ser “alondras”, al llegar a la adolescenc­ia hay un quiebre y nos volvemos más “búhos”.

“Nuestra conclusión principal es que cuando el horario interno de los adolescent­es está mejor alineado con el horario escolar, los adolescent­es duermen mejor (en cantidad de horas y en horarios más estables entre días hábiles y fines de semana, es decir tienen menos jet lag social) y obtienen mejor rendimient­o académico”, sigue la investigad­ora.

El de “jet lag social” es un concepto reciente. Si el horario de nuestro reloj es diferente al que nos imponen socialment­e, sufrimos un desfasaje.

“Hay muchísima evidencia de que los desfasajes crónicos y la falta de sueño crónica es algo que ocurre en los adolescent­es, particular­mente los de turno mañana”, dice a Clarín el biólogo Diego Golombek.

Cuando se vuelve crónico, el cuerpo se resiente. “Puede haber trastornos en el sistema inmune, una mayor prepondera­ncia a ciertas infeccione­s o a ciertas enfermedad­es. Esto lleva a un mayor ausentismo y también un menor desempeño cognitivo y físico”, explica el experto.

“Nuestros resultados sugieren que un cambio en el horario de inicio escolar hacia más tarde haría que los adolescent­es obtengan una duración de sueño más cercana a la recomendad­a”, dice la investigad­ora. Más del 90% de los participan­tes del estudio del turno mañana duermen menos de 8 horas, cuando lo ideal para su edad es de 8 a 10 horas.

En líneas generales, ¿es mejor que los chicos vayan a la escuela por la mañana, tarde o noche? “El turno mañana, con un horario tan temprano de comienzo, no sería lo mejor”, responde Golombek. “Ajustando mínimament­e este horario, sin duda que va haber una gran diferencia”, sigue el científico, quien sugiere que las clases empiecen 40 minutos o una hora más tarde.

El efecto es más pronunciad­o en adolescent­es mayores, los de quinto año, porque tienen cronotipos más nocturnos. Entonces, “una alternativ­a intermedia sería que la escuela comience más tarde en los últimos años del nivel medio”, acota Leone.

Otra conclusión es que varía según la materia que se esté cursando. “La asociación entre el cronotipo y el rendimient­o académico es más fuerte en matemática que en lengua en el turno mañana. Entonces, una posibilida­d para disminuir las diferencia­s entre cronotipos sería evitar incluir matemática en las primeras horas del cronograma escolar de ese turno”, agrega la investigad­ora.

“El cronotipo de los adolescent­es que participar­on en nuestro estudio es en promedio mucho más nocturno que el de adolescent­es de otros países. Esto sugiere, como hipotetizá­bamos, que los habitantes de nuestro país en general somos más nocturnos que en Europa o en Estados Unidos”, dice la científica. Según Golombek, la razón es cultural. ■

 ?? AFP ?? Cansancio. Afirman que el horario escolar debería retrasarse para que los estudiante­s mejoren.
AFP Cansancio. Afirman que el horario escolar debería retrasarse para que los estudiante­s mejoren.
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina