Lento retorno al trabajo en una China paralizada por la epidemia
Regreso. Millones de chinos regresaron ayer a las calles. Fue luego del descanso por el Año Nuevo que fue prorrogado para evitar grandes aglomeraciones en el país.
Cerca de la Gran Muralla, el albergue de la familia Li no tiene ningún huésped, y el supermercado vecino está vacío. En una China paralizada por la epidemia del coronavirus, la reanudación de la actividad económica registrada ayer se presentó sumamente lenta y complicada.
Habitualmente, en las vacaciones del Año Nuevo lunar, el albergue de la granja Yingfangyuan, rodeado de idílicas colinas nevadas al norte de Beijing, está repleto. “Tenemos hasta diez mesas de clientes en esta época”, dice la dueña, Wang Li, de 35 años. “Pero ahora no hay nadie” se lamenta la mujer a la AFP.
Las vacaciones del Año Nuevo, que empezaron el 24 de enero, se han ampliado más allá de los siete días feriados iniciales para intentar frenar le epidemia del coronavirus, al incitar a la gente a permanecer en el lugar donde se hallaba. En casi toda China, empresas y fábricas solo podían volver a la actividad a partir del 10 de febrero.
Pero para Wang, como para numerosas empresas familiares en todo el país, será complicado recuperar las pérdidas, sobre todo en un contexto en que persisten las restricciones a viajes y desplazamientos.
En la localidad vecina de Heishanzhai, los controles de carretera impiden el acceso, con la esperanza de impedir la propagación del virus. Yang, gerente del supermercado local, tiene acumuladas grandes reservas de caquis, regalo tradicional de Año Nuevo. “Este año, nadie visita a nadie” dice, sombrío.
Igual ocurre en las grandes ciudades. Son rarísimos los clientes en los centros comerciales. La popular cadena de ‘fondue’ Haidilao mantiene cerrados de forma indefinida el centenar de restaurantes que posee. Es cierto que en Beijing o Shanghai el tráfico volvía a ser algo denso ayer lunes, tras dos semanas de interrupción casi total, pero seguía aún lejos de su flujo habitual.
La municipalidad de Shanghai alienta a favorecer el trabajo a distancia. El viernes, la Cámara de comercio estadounidense de esta ciudad, indicó que de las 127 empresas sondeadas entre sus miembros, 60% de ellas prevé imponer “un teletrabajo obligatorio”. Casi todas autorizan a trabajar a domicilio.
El banco de Cao privilegia los horarios alternos: una parte de los empleados acude por la mañana, y el resto del efectivo por la tarde, pese a que ello “complica nuestro trabajo, pues debemos acceder a los sistemas informáticos”. En esas condiciones, con los transportes aún perturbados, es difícil evaluar cuándo los 300 millones de trabajadores migrantes, que viajaron a sus regiones de origen para las vacaciones de Año Nuevo, podrán -y querrán- volver a sus fábricas o lugares de trabajo.
El gigante taiwanés de la electrónica Foxconn, principal ensamblador de iPhones, anunció que imponía una cuarentena a sus trabajadores. En el sector del automóvil, las fábricas de la empresa Volkswagen-SAIC no reanudarán su actividad antes del lunes 17 de febrero. Las fábricas chinas de la estadounidense Ford abren progresivamente a partir del lunes, pero el grupo prevé volver progresivamente a la actividad normal al cabo solamente de varias semanas, según un portavoz. En cambio, la salida del túnel se anuncia todavía lejana para los sitios industriales de Wuhan, ciudad totalmente paralizada y epicentro de la epidemia. ■