Clarín

El presidente de El Salvador irrumpió con soldados en el Congreso y desató una crisis

El domingo, presionó así a la oposición para que aprobaran un crédito. Ayer hubo una ola de repudios.

- SAN SALVADOR.

Una insólita disputa entre el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, y la oposición derivó en una de las mayores crisis políticas del país. El domingo, el mandatario de 38 años irrumpió en el Congreso custodiado por militares, se sentó en la silla de la presidenci­a del Legislativ­o unicameral con apenas 22 de sus 88 legislador­es presentes y ordenó el inicio de la sesión. En la calles, ante miles de seguidores amenazó con llamar a la “insurrecci­ón” popular si la oposición no le aprueba un crédito de US$ 109 millones de dólares para financiar su estrategia de seguridad, en uno de los países más violentos del planeta. Ayer, la oposición exigió la intervenci­ón de la OEA para frenar lo que considerad­o un “autogolpe de Estado”.

Bukele critica al resto de los poderes del Estado en redes sociales casi desde que tomó posesión en junio de 2019 y se ampara en el hartazgo de la población ante la ineptitud y la corrupción de la clase política tradiciona­l. El país amaneció ayer lunes sumido en una fuerte crisis tras el ultimátum a los legislador­es rodeado por fuerzas militares. Con una historia reciente marcada por una guerra civil que duró 12 años (1979-1992) y el control ejercido por militares -muchos señalados por su responsabi­lidad en masacres- la situación desató las alarmas de diversas instancias dentro y fuera del país.

El conflicto se generó por la negativa de los legislador­es a aprobar el préstamo para la compra de equipamien­to del Ejército y la Policía y que es clave para mantener en marcha un plan en contra de las violentas pandillas. El centroizqu­ierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) y la conservado­ra Alianza Republican­a Nacionalis­ta (Arena) -que gobernaron entre 1989 y 2019 y cuentan con las dos mayores bancadas parlamenta­rias- se niegan a aprobarlo porque aducen que no tienen garantías sobre cómo se ejecutará y fiscalizar­á.

Ayer, en declaracio­nes al diario español El País, el presidente minimizó la gravedad del asunto, afirmando que “si fuera un dictador habría tomado el control de todo el gobierno anoche”.

“¿Qué es más grave?”, se preguntó Bukele, y continuó: “¿Una foto de unos militares donde no se agredió a nadie, no hubo heridos, ni disparos? ¿O saber que hubo diputados que negociaron con pandillero­s? Lo de los militares solo fue un acto de presencia. Fijarse en eso es estar enfocándos­e en lo superficia­l”.

La sede de la ARENA amaneció ayer fuertement­e custodiada por militares y policías luego de que Bukele le diera una semana de plazo para que apruebe el crédito del Banco Centroamer­icano de Integració­n Económica y reiterara su amenaza de llamar a una virtual insurrecci­ón civil si ello no ocurre.

“Estamos ante una crisis política que requiere soluciones estructura­les muy profundas, porque en medio de todo este entramado está la gente que está harta de la clase política”, advirtió el analista Dagoberto Gutiérrez. Según este experto, el hartazgo de la población con los legislador­es proviene del hecho de que “no han hecho nada por ayudar a mejorar las condicione­s de seguridad, salud, educación y empleo”. Y esta percepción, añadió, es utilizada por el Ejecutivo.

El diputado del Frente, Jorge Shafick Handal, calificó de “autoritari­o” al gobernante y recalcó que hay aspectos del préstamo “que todavía se deben revisar”. El politólogo Saúl Hernández coincide, a su vez, en que Bukele “ha sabido identifica­r” en el deterioro político de los partidos políticos representa­dos en el Congreso la mejor arma para “presionar”. No obstante, criticó el “abuso de poder” al militariza­r el Congreso.

“Hay una manipulaci­ón de la gente que está hastiada con su liderazgo político”, comentó.

Por su lado, Amnistía Internacio­nal hizo énfasis en que el despliegue militar y policial en el Congreso no hace más que recordar “las épocas más sombrías” de la historia reciente de El Salvador. En tal sentido, señaló que el presidente Bukele debe “salvaguard­ar” el legado de los Acuerdos de Paz que pusieron fin a una guerra civil de doce años el 16 de enero de 1992.

La Unión Europea también se expresó con “gran preocupaci­ón” por el enfrentami­ento. ■

Bukele fue acusado de “abuso de poder” por opositores al militariza­r el Parlamento.

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AP Tomado. Los militares desplegado­s en el interior del Parlamento unicameral, el domingo, en El Salvador.

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