Clarín

Barras armados en la tribuna: identifica­ron a los encapuchad­os

- MENDOZA. CORRESPONS­AL Roxana Badaloni mendoza@clarin.com

La plata de las entradas y los negocios turbios alrededor del fútbol, son la génesis de la pelea entre barras de Independie­nte Rivadavia, el club con más hinchas de Mendoza, que juega en la Primera Nacional. El domingo, en pleno partido contra Atlanta, barras encapuchad­os entraron a una de las tribunas del estadio Gargantini con palos, cuchillos y armas de fuego. Iban 5 minutos del juego y el árbitro Leandro Rey Hilfer, ante la falta de garantías, decidió suspender el partido. “Esto que pasó es gravísimo. Es la primera vez que veo una cosa así, en 70 años de ir a la cancha”, dijo Ernesto, un hincha de la Lepra, que vio cómo la facción Parque Sur desataba el caos.

Las internas entre varias facciones de la barra con la del Parque Sur son conocidas en la provincia. Esa barra era dirigida por un hincha, apodado Camel, que fue asesinado el 24 de febrero pasado. Ahora, el liderazgo dicen que lo quiere su hermano. La tensión continuó en ascenso: “Cuando se produjo la disputa entre los barras que amedrentab­an al resto de los hinchas, se escucharon disparos. Los que estábamos en otro sector del estadio creíamos que era la policía, pero resulta que fue un hincha armado”, describe Ernesto, de 76 años.

Sin embargo, la policía nunca intervino. “Dejaron que el conflicto se resolviera entre los hinchas, la mayoría se fue corriendo. Pero también escaparon los malos, los encapuchad­os que estaban armados”, agregó. Varios socios del club aseguraron a Clarín que la lucha de las bandas es por el poder, “la plata de las entradas que reciben y las venden, los puestos de comida y bebida en el estadio, el cobro del estacionam­iento y la droga que se comerciali­za en los alrededore­s”, enumeran.

“Los violentos estos no son hinchas de Independie­nte, lo perjudican y lo usan porque ahora le puede caber una sanción deportiva y económica al club”, se quejó un dirigente, que prefiere mantenerse en el anonimato. Los jugadores no pueden ni quieren hablar en contra de los hinchas, los dirigentes también se sienten indefensos. Y, a coro, le echan la culpa a la “falla del operativo de seguridad”

El jefe del servicio de seguridad en el partido, el comisario Camilo Uvilla, anticipó que tienen identifica­dos a los barras y defendió el operativo en el estadio: “Puedo asegurar que en la requisa de ingreso no pudieron pasar esas armas. Creemos que se falló en la requisa previa del campo de juego, en sectores donde no teníamos acceso. Detectamos algunos recintos donde hay puertas cerradas con candados y que nadie sabe quién tiene la llave”, precisó. Sobre la decisión policial de no detener a los barras encapuchad­os y armados, el jefe policial dijo: “No queríamos poner en riesgo a los otros hinchas que no tenían nada que ver”. El saldo del enfrentami­ento fue de dos hinchas heridos, una mujer y un hombre, que sufrieron golpes en la salida. ■

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