Cómo hacer visible la trama humana solo con mimbre
La integración del individuo en un mundo que incluye fragilidad, azar y arbitrariedades, en la mirada del artista.
Hasta el final de febrero se puede disfrutar de la muestra del artista Edgardo Madanes en Casa de las Culturas Villa Carmen del municipio de Tigre. Denominada El azar de ser, evidencia un giro en su trabajo con el material que usa regularmente: el tallo de mimbre. La ventaja de utilizar un mismo material, dúctil como la varilla de mimbre, ha llevado a Madanes (Buenos Aires, 1961), docente y artista, a explorar situaciones que él mismo llama analogías porque se asemejan a la forma en que un ser humano tiende a integrarse dentro de la trama social.
La exhibición se compone de instalaciones conectadas como estaciones de sentido, en varias salas, algunas con mucho esplendor de las formas. El foco está en objetos de gran tamaño que penden del techo o se apoyan en estructuras geométricas; otras obras destacan por la gracia de un minimalismo sugestivo. Ningún tallo de mimbre puede funcionar solo, así como el ser humano lo hace dentro de un contexto.
Madanes descubrió en el singular paisaje del Delta un material que le resultó sumamente bello. Este encuentro azaroso lo encaminó a aprender a tejer sus primeras obras que mostraban morfologías asociadas a pensamientos circulares o formas del infinito.
La curadora Diana Saiegh –flamante directora del Fondo Nacional de las Artes– destaca en su texto las cualidades que poseen estos nuevos trabajos que “ponen en juego a la materia para articular ideas sobre el origen, el género, el contexto, los condicionantes, lo casual, lo determinante y lo arbitrario”, una analogía con la perturbadora situación en que la vida misma nos modela día tras día.
La instalación que da comienzo al recorrido se presenta bajo el título Dar a luz. Se ingresa a una sala en penumbras con formas que penden del techo, usando linternas de cada celular o las que provee el cuidador de sala, la luz hace visibles tanto las formas como sus curiosas proyecciones. Cuenta el artista que son restos de obra que estaban en su taller sin uso y sirven para poner a los espectadores en el mismo juego en el que él se reconoce: observar en profundidad y con detenimiento, las variaciones del tallo de mimbre. Afirma que “era interesante rescatar los desechos y ponerlos en ese tránsito de estar a ser, de estar apenas ocupando un espacio a activarlo”.
La propuesta continúa con Variaciones casuales. Un kilo de arcilla bajo las manos del aprendiz de alfarero, donde evidencia su proceso de aprendizaje para construir una figura humana en arcilla con las proporciones ideales de ocho cabezas. El resultado se exhibe en un recorrido donde cada pieza es un intento fallido que no logra arribar a esas proporciones ideales dejando rastro de la mano inexperta. El título retoma la definición de Charles Darwin en el Origen de las especies, pues ‘variaciones casuales’ señalan esas diferenciaciones que les han permitido a los seres vivos sobrevivir y adaptarse.
Subiendo la escalera, otra obra de título sugerente: Cubilete. Se trata de una pieza de gran tamaño donde un cuerpo femenino y otro masculino se integran, pero pueden invertirse y dar prevalencia a uno u otro género. Haciendo una analogía sobre el grado de arbitrariedad en la determinación del sexo en la procreación.
La instalación que da nombre a la muestra se exhibe en el piso superior y consta de dos gráficos donde pueden leerse parte de los procesos azarosos y arbitrarios con que Madanes fue concibiendo las otras formas que se asocian, se interceptan y se construyen sobre la base de ese plan previo. Cuenta el artista: “Azar de ser es un proyecto que estoy elaborando hace muchos años pero que recién ahora puedo plasmar, donde todas las obras van reflexionando y nutriendo este proyecto. Las circunstancias de vida, el entorno, el azar y las acciones arbitrarias en nuestro ser se activan para construir nuestra identidad psíquica, espiritual, poética, cívica”.
Madanes toma datos estadísticos de varios países diferentes entre sí y los organiza transformándolos en medidas que modelan las formas que contienen a otras en su interior. El espectador puede leer todo el plan o simplemente disfrutar de una instalación muy equilibrada.
Con el título que todo escolar recuerda de su boletín de notas, una obra cierra el recorrido: Padre, Madre, Tutor o Encargado. Es una pieza muy estilizada donde logra sostener una varilla de mimbre que no es recta, mediante un sistema de pequeñas pesas que remarcan su rareza, destacando que intenta atrapar “todas esas energías que lograron romper su camino recto y construir un ser tan complejo como se visualiza”.
Vale la pena aventurarse en su propuesta. ■