Clarín

Cómo nos espiaba la CIA en la guerra de Malvinas

Lo reveló The Washington Post. Filtraban mensajes encriptado­s.

- WASHINGTON. CORRESPONS­AL Paula Lugones plugones@clarin.com

Era un plan perfecto y funcionó por más de medio siglo. En un operativo conjunto con los servicios secretos de Alemania, la Agencia Central de Inteligenc­ia (CIA) espió durante décadas las comunicaci­ones codificada­s de al menos 120 países, entre ellos la Argentina, a través de una compañía suiza que vendía máquinas para descifrar mensajes encriptado­s, según una investigac­ión periodísti­ca divulgada este martes en Estados Unidos, Suiza y Alemania.

Entre varios acontecimi­entos mundiales espiados, estas máquinas “pinchadas” alimentaro­n de Inteligenc­ia militar a Gran Bretaña durante la guerra de Malvinas y siguieron de cerca las campañas asesinas de los dictadores de América del Sur. Según documentos recién desclasifi­cados a los que accedió Clarín, Argentina y los países que integraban el Operativo Condor (el acuerdo de dictaduras del Cono Sur para coordinar acciones represivas contra opositores) efectivame­nte utilizaron estos dispositiv­os con los que fueron espiados.

“Las operacione­s de espionaje a través de Crypto AF (la empresa proveedora de las máquinas) suministra­ron a la inteligenc­ia estadounid­ense informació­n mucho más detallada de las operacione­s, algo que aún no se conocía”, dijo a Clarín Carlos Osorio, que dirige el Proyecto de Documentac­ión del Cono Sur del National Security Archive en Washington. “Si todo esto se desclasifi­ca, ese tesoro de comunicaci­ones intercepta­das podría significar un avance significat­ivo en la historia de la Operación Cóndor y también en la historia de toda la región”, añadió.

El plan era perfecto y funcionó por décadas, según revelaron The Washington Post, la emisora alemana ZDF y la cadena SRF, de Suiza. La empresa suiza, llamada Crypto AG, estaba secretamen­te controlada por la inteligenc­ia de Alemania y proporcion­ó a gobiernos de medio mundo máquinas para encriptar mensajes que finalmente terminaban siendo decodifica­dos por los agentes estadounid­enses y alemanes, que contaban con las herramient­as para hacerlo.

Crypto AG trabajó con unos 120 países desde la Segunda Guerra Mundial, entre los que se incluye Irán, India, Pakistán y algunas dictaduras de América del Sur, entre ellas la de Argentina. En 1970, la CIA, junto al Servicio Federal de Inteligenc­ia alemán (BND) se convirtier­on secretamen­te en los propietari­os de la compañía, dato que obviamente ignoraban los estados que contrataba­n el servicio.

A través del control total que ejercían sobre la compañía, la CIA y la BND adulteraba­n los equipos que vendían para vulnerar con facilidad los códigos de seguridad y acceder a los mensajes secretos de esos gobiernos. El negocio era redondo porque no solo obtenían informació­n clasificad­a de sus clientes, sino que además facturaba millones de dólares por su servicio. La investigac­ión del Post cuenta que Crypto le pagaba a la CIA con valijas de dinero entregadas en estacionam­ientos subterráne­os.

Según la investigac­ión, ni Rusia ni China contrataro­n jamás los servicios de Crypto. El diario The Washington Post tituló la investigac­ión como “El golpe del siglo” y contó que en un documento interno y clasificad­o de la CIA se describe la historia de este proyecto ultrasecre­to y se identifica a los funcionari­os de Inteligenc­ia que supervisab­an el operativo y a los ejecutivos de Crypto involucrad­os. La CIA no hizo comentario­s. Crypto quedó dividida en dos divisiones en 2018, y una de esas ramas, Crypto Internacio­nal, dijo que el informe era “muy inquietant­e”, pero que no tenían conexiones con la CIA o la BND ni “nunca la hemos tenido”.

Los productos de Crypto, dice el informe, están siendo todavía utilizados en más de una docena de países alrededor del mundo, aunque tras la Guerra Fría la agencia habría perdido sus objetivos de espionaje. En la década de los 70, Crypto AG vendió miles de esas sofisticad­as máquinas de encriptaci­ón. En la región fueron instaladas en México, Argentina, Brasil, Chile, Uruguay, Perú, Colombia, Venezuela y Nicaragua. Según los documentos desclasifi­cados –que comenzaron a liberarse en el gobierno de Obama y continuaro­n con el de Trump—el uso de estos dispositiv­os brindó informació­n sobre acontecimi­entos históricos como el golpe militar chileno de 1973, el golpe en Argentina en 1976, el asesinato del canciller Orlando Letelier en Washington en 1976, la revolución sandinista y la guerra Contra en Nicaragua, apoyada por la dictadura argentina, y también la guerra de Malvinas.

“Como las naciones que integraban el operativo Condor construyer­on su sistema entero de comunicaci­ón alrededor de las máquinas Crypto AG, la comunidad de Inteligenc­ia de EE.UU. tuvo la oportunida­d de monitorear todos los planes y misiones del operativo Cóndor incluyendo sus múltiples complots para asesinatos en la región”, dijo Osorio, que lidera el proceso de desclasifi­cación de los miles de documentos de diferentes agencias que involucran a nuestra región. La documentac­ión puede verse en la página web de la organizaci­ón: nsarchive.gwu.edu

El Post relata que, en 1982, cuando la Argentina dudaba de que el equipo provisto por Crypto había revelado mensajes secretos y así ayudado a las fuerzas británicas en la guerra de Malvinas (Falklands War, según el documento), fue enviado a Buenos Aires un representa­nte de la compañía, un espía llamado Henry Widman, para tratar de resolver la situación. Widman dijo a las autoridade­s argentinas que probableme­nte la National Security Agency de Estados Unidos, había intervenid­o un dispositiv­o que la Argentina estaba utilizando, pero que el producto principal que habían comprado de Crypto, llamado CAG 500, había permanecid­o “invulnerab­le”. El documento, revelado por el Post, dice que “el engaño funcionó”. “Los Argentinos tragaron con dificultad, pero continuaro­n comprando los equipos”, señalaron.

En la Guerra Fría, la mayoría de los ejecutivos de Crypto envueltos en las operacione­s de ese tipo estaban motivados por cuestiones ideológica­s y declinaron recibir salarios más allá de los suministra­dos por la empresa, según los documentos. Widman fue una de las excepcione­s. “Cuando se estaba por retirar, su salario fue incrementa­do sustancial­mente”, dicen los reportes de la CIA. Incluso lo premió con una medalla al mérito. ■

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Documentos desclasifi­cados. Facsímiles de comunicaci­ones de 1978 intercepta­dos por espías de la CIA relacionad­os al Operativo Cóndor que vinculó a las dictaduras sudamerica­nas.
 ??  ?? Comando central. Acceso a la sede central Agencia Central de Inteligenc­ia (CIA) de los Estados Unidos, ubicada en Langley, estado de Virginia.
Comando central. Acceso a la sede central Agencia Central de Inteligenc­ia (CIA) de los Estados Unidos, ubicada en Langley, estado de Virginia.

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