Clarín

La postergaci­ón del “bono Alberto” y el método de prueba y error

- Daniel Fernández Canedo dfcanedo@clarin.com

Según la irreemplaz­able Wikipedia, el "método de prueba y error" consiste en probar una alternativ­a y verificar si funciona. Si es así, se tiene la solución; de lo contrario, se intenta una alternativ­a diferente. En el Gobierno niegan con énfasis que ese sea el método aplicado por el ministro Martín Guzmán para encarar la renegociac­ión de la deuda aunque, a contar por los hechos de los últimos días, se le parece bastante.

La decisión de reprograma­r hasta septiembre el pago del capital del bono AF20 o Dual (coloquialm­ente bautizado por el mercado como el "bono Alberto", por las iniciales) abrió una nueva instancia que dio por tierra con una idea surgida desde Economía que sostenía que los bonos en pesos emitidos bajo legislació­n nacional no entrarían en el esquema de reperfilam­iento que sí estaría en gestación para los títulos en dólares y con legislació­n extranjera.

Con el AF20 quedó atrás esa idea y se consolidó la paradoja de que el gobernador bonaerense Axel Kicillof haya pagado el capital de un bono en dólares (el total del vencimient­o fue por US$ 250 millones) y Martín Guzmán, a los pocos días, haya reprograma­do otro en pesos.

La postergaci­ón compulsiva del pago del AF20 escribe un nuevo capítulo de un dilema potente y de difícil resolución que enfrenta el Gobierno: los vencimient­os de deuda en pesos hasta junio suman $ 850.000 millones, una verdadera montaña de pesos.

Ese dilema, para el caso del bono Dual representó la posibilida­d de tener que emitir $ 113.00 millones. Pero eso no iba a ocurrir después de que el presidente Alberto Fernández dijese en el fin de semana: "No vamos a emitir a lo loco".

Sus palabras llegaron después del fracaso del canje que ofreció el Tesoro, que sólo logró el 10% de adhesión.

Guzmán volvió a la carga y llamó a una licitación para colocar tres bonos (atados a la inflación, la tasa de interés y el dólar) para conseguir pesos y así hacer compensar los que se podrían volcar al mercado por el AF20.

Economía no dio oficialmen­te el resultado de esa licitación pero en el mercado financiero se dijo que la compra de esos bonos cubriría entre el 40% y el 50% del vencimient­o del Dual que ya tenía el 10% de la semana anterior. ¿Lograr fondos por el 60% del vencimient­o no era festejar?

Evidenteme­nte no, o por lo menos así lo entendió el Presidente, que el lunes a la noche tomó la decisión de reprograma­r el AF20 ante la alternativ­a de tener que emitir demasiados pesos y endurecien­do su discurso frente a los bonistas.

El Ministerio de Economía emitió un comunicado con un tono de dureza extraño en Martín Guzmán con dos párrafos para destacar.

Uno es claramente político, y no por eso novedoso, al afirmar: "Este Gobierno no va a aceptar que la sociedad argentina quede rehén de los mercados financiero­s internacio­nales, ni va a favorecer la especulaci­ón por sobre el bienestar de la gente".

Un mensaje implícito en esa frase podría ser: no voy a emitir para pagarle a los acreedores externos después de suspender la fórmula de indexación de las jubilacion­es para contener una parte del gasto público.

El otro párrafo destacado fue, al hablar del fallido canje del AF20: "Hubo cooperació­n de tenedores locales, no hubo cooperació­n parte de un grupo de fondos extranjero­s que poseen la mayor tenencia del instrument­o".

Así, el comunicado de Guzmán se refirió, sin mencionarl­o, al fondo Templeton, un tenedor importante de deuda argentina frente al que el Gobierno endureció las posiciones.

¿Tendrá que ver con la llegada de la misión del FMI (Guzmán logró un buen diálogo con Kristalina Georgieva) y después de que el organismo propuso una quita fuerte a los bonistas? Es claro que el Gobierno hizo su apuesta para conseguir una postergaci­ón de los pagos al FMI antes que una buena relación con los acreedores privados.

Y entre las paradojas de estos días está el hecho de que Kicillof queda como el ortodoxo que paga los vencimient­os en dólares y posterga el pago de un compensato­rio a los docentes mientras que Guzmán aparece como heterodoxo, defaultean­do un pago de capital en pesos y se endurece con los bonistas.

El fantasma de una gran emisión de pesos en el corto plazo continuará, por lo menos, hasta fin de marzo, cuando los vencimient­os alcanzan a 445.000 millones de pesos, pero difícilmen­te se pueda llegar actuando a "prueba y error". La caída de los bonos en dólares de ayer vuelve a demostrar que los cambios sorpresivo­s tienen costos y que la negociació­n de la deuda entró en etapa de definicion­es.

Probableme­nte, el telón comenzará a correrse hoy con la presencia de Martín Guzmán en el Congreso quien, sin "power point" ni cuadros con números precisos ni compromiso de metas, les brindará a los legislador­es un panorama sobre el "camino fiscal" que tiene previsto para llegar al equilibrio de las cuentas públicas en el mediano plazo.

La reprograma­ción compulsiva de un bono en pesos agrega incertidum­bre sobre el menú de opciones con que cuenta el equipo económico para transitar hasta el 31 de marzo, cuando el Gobierno tiene previsto dar por terminada la negociació­n de la deuda.

En el caso del AF20, eligió la opción menos esperada por los operadores del mercado y a poco de andar se conocerán los costos. ■

Probableme­nte, el telón comenzará a correrse hoy con la presencia de Martín Guzmán en el Congreso para hablar del tema fiscal.

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