TESTIMONIO II Daniela Ostrovsky, hermana de una víctima
“Treinta años de no justicia ya es una injusticia. Da mucha angustia”
“No creo en la justicia de este país. Treinta años de no justicia ya es una injusticia”, parafrasea Daniela Ostrovsky, hermana de Gisela, una de las más de mil víctimas fatales. Sus padres fueron los primeros en lanzar esta batalla legal.
Gisela murió a los 22 años. A su novio, que era hemofílico, los médicos no le habían advertido que era VIH positivo. Y entonces el chico la contagió a ella.
“Carlos le preguntó al médico que lo atendía (de la Fundación de la Hemofilia) si tenía que cuidarse con profilácticos. La respuesta fue una palmeada en la espalda y un ‘quedate tranquilo, no pasa nada’”, sostiene Daniela.
En 1986, a Gisela le confirmaron que se había contagiado de VIH y decidieron comunicarle a Carlos que él también estaba infectado. La chica fue desarrollando síntomas, quedó ciega, y falleció en el 89. “Ella intentaba hacer una vida normal. Estudiábamos medicina juntas”, cuenta la hoy psiquiatra.
Daniela asistió a todas las audiencias del juicio. En agosto del año pasado, escrachó a uno de los imputados, el médico Raúl Pérez Bianco. “Vos sos una rata... asesino de mierda, te reís, mataste a mi hermana. ¿Y te reís? Hijo de puta, cagón, me venís a patotear”, le gritó por los pasillos de Comodoro Py.
“Da mucha angustia. No entendí el alegato del fiscal, cuando pidió que en vez de doloso sea culposo y eximió de toda responsabilidad y pidió el sobreseimiento de uno de los que estuvo ahí”, comenta. “Ya vivieron 30 años más que mi hermana”, cerró.