Clarín

Racing y el secreto de una victoria histórica que se edificó de afuera hacia adentro

Los ecos del clásico. Atrás quedaron los cortocircu­itos entre la dirigencia y Milito y los ensayos de Beccacece.

- Daniel Avellaneda davellaned­a@clarin.com

Del partido que Racing perdió con Lanús -1 a 0 en la Fortaleza- con los dirigentes por un lado y Diego Milito por el otro a este abrazo explosivo en el palco del Cilindro. De esas diferencia­s que surgieron por la llegada de Sebastián Beccacece a una charla reparadora entre el manager y los principale­s referentes de la Comisión Directiva. Y un gesto hacia el plantel, un asado celebrado el miércoles con la presencia de todos los actores: jugadores, cuerpo técnico, las autoridade­s y el Príncipe.

“Podíamos perder el partido, pero no nos íbamos a reprochar que hicimos todo para que estuvieran dadas las mejores condicione­s”, le dijo Víctor Blanco a Clarín. El presidente acercó a Milito y al vice Miguel Jiménez, quienes habían tenido posturas encontrada­s respecto al sucesor de Eduardo Coudet. Mientras el secretario técnico pensó en Jorge Sampaoli, el resto de los dirigentes pretendían un perfil diferente. Ahí apareció Ramón Díaz en escena.

Beccacece fue el plan B de Milito, quien creyó que podía convencer al Zurdo de Casilda de su desembarco en Avellaneda. Una utopía económica. El pelilargo fue una apuesta osada porque venía de fracasar en Independie­nte, nada menos. Entonces, surgieron cortocircu­itos y Milito se puso firme. “Al técnico lo elijo yo o me voy”, amenazó. Finalmente, llegó ex entrenador de Defensa y Justicia. Y después de algunos cimbronazo­s, todo se acomodó en la semana previa al clásico.

Encolumnad­os detrás de Milito, claro. “Hay que dejarse de joder y tirar todos para el mismo lado”, disparó Blanco. Se limaron asperezas. Y el técnico hizo lo suyo. Dejó el tubo de ensayo, apostó a los referentes y encastró las piezas en el lugar que correspond­ía: Pillud de lateral, Montoya como volante por la derecha, el Chelo Díaz de salida, Rojas de interno y Barbona por afuera. Con Lisandro como titular y Darío Cvitanich como primer relevo de ataque.

Beccacece supo escuchar a un grupo establecid­o y con gente de experienci­a. Hubo una arenga de Lisandro en el entretiemp­o y mucha influencia de los jugadores, más allá de la propuesta del técnico. Lo dejó claro Cvitanich. “Sentíamos la energía de la gente y nosotros la percibíamo­s de adentro... Y Sebastián nos decía en un momento: ‘Vos bajá, vos esto’. Y nosotros: ‘No, no, vamos a buscarlo’. Porque podemos un poco más, porque esto tiene que terminar de otra manera. Y lo veía a Chelo comiendo una banana y Nery que no podía más y lo mandábamos arriba, y otro tenía que bajar. Y decir lo vamos a ir a buscar, lo vamos a ir a ganar, y este es nuestro momento para ser parte de la historia. Todos estaban en esa misma sintonía, todos creíamos que se podía ganar”.

Y lo hicieron, nomás. ■

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En el Tita Mattiussi. La bandera de agradecimi­ento de los hinchas.

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