Clarín

Black Sabbath El día que el diablo metió la cola y nació el heavy metal

El álbum debut de la banda de Ozzy Osbourne cumple medio siglo. Qué ocurrió con el grupo atravesado por los demonios y el ocultismo, que cambió el curso de la música.

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Mañana se cumplirán 50 años desde el lanzamient­o del primer disco de la legendaria banda Black Sabbath, abanderada del heavy metal desde comienzos de la década de los ‘70. Un disco de una particular sonoridad que no sólo definió el estilo, sino que también, a través de sus letras, conjugó al heavy metal con el ocultismo y hasta con una cierta atmósfera satánica.

El viernes 13 de febrero de 1970 el sello Vértigo/Phillips lanzó el disco Black Sabbath, un trabajo que el cuarteto de Birmingham grabó y masterizó en sólo dos días.

Fue un éxito comercial nada relativo, que llegó al 8° lugar en ventas en el Reino Unido y escaló hasta el puesto 23° en Billboard, en los Estados Unidos. La discográfi­ca invirtió sólo 600 libras esterlinas (unos 1200 dólares de entonces) en su producción y no tuvo presupuest­o para difundirlo, pero el nivel de ventas alcanzado fue resultado del boca a boca. La banda estaba formada por el cantante -y hoy celebridad televisiva- Ozzy Osbourne (71 años), el guitarrist­a Tony Iommi (71), el bajista Geezer Butler (70) y el baterista Bill Ward (71) y con un estilo influido por los antecedent­es sonoros generados por el trío Cream y Vainilla Fudge.

En su autobiogra­fía, I Am Ozzy, Orbourne señala: “Nos prestaron un estudio por dos días, pero nunca se habló oficialmen­te de grabar un disco; llegamos, armamos los instrument­os, pusimos los micrófonos y grabamos ese material en poco más de dos horas, luego agregamos guitarras, doblamos algunas voces y se acabó. Recuerdo que llegamos al bar con tiempo de tomar una última copa”.

Un disco que ganó protagonis­mo debido a que se salió de lo esperado. Quebraba de manera tajante con ese espíritu influido por el flower power que alentaba el hippismo. Y si bien no fueron los primeros en romper con esa sonoridad de la Era de Acuario, la música de Black Sabbath era recia, basada sobre riffs y con un sonido bastante crudo, en particular la mixtura de voz y guitarra que se parecía bastante a un choque de autos.

No obstante, no era la única banda en Gran Bretaña que sonaba dura: lo diferente de su propuesta fue el combo de sus atmósferas y letras relacionad­as con el ocultismo y el satanismo. Sonido de tormenta, lejanas campanadas le dan al comienzo de este disco -con el tema Black Sabbath- un ambiente de terror que provocó en aquella juventud una inesperada atracción por ese misterio que genera lo sobrenatur­al.

Así, de pasar inadvertid­o, el grupo comenzó desde ese momento a ser reconocido como dentro de una corriente ocultista: ahí nació esa relación entre heavy-metal y satanismo. Sí, fueron ellos. La letra escrita por el bajista Butler es confusa, al punto que el propio creador dijo que se entendió al revés. “Más que una oda al satanismo, la idea era advertir del peligro de estas prácticas”. Evidenteme­nte, en la confusión salieron favorecido­s.

Hay otros temas originales, como The Wizard, cuya letra está inspirada en el personaje de Gandalf, de El Señor de los Anillos: la música es un blues eléctrico duro con un atrevido unísono de guitarra y armónica, tocada por Osbourne. Luego, Behind the Wall of Sleep es un rock con cambios

de clima y en donde juegan con el contraste entre el rock cuadrado y el lirismo de la voz. N.I.B. abre con un curioso solo de bajo, mientras la letra retoma el tema de las tentacione­s del demonio. El riff y la colocación de la voz se parecen demasiado a Sunshi

ne Of Your Love, de Cream.

En Evil Woman, del grupo norteameri­cano Crow, la voz camina sobre un riff de guitarra y bajo, un estribillo tiene un clima bien de grupo inglés de los años ‘60 y el corto solo de Iommi es quizás de los mejores del disco. Sleeping Village tiene una introducci­ón de arpegio y voz que luego deviene en un riff, para avanzar sobre un arreglo instrument­al poco claro; más bien parece un rompecabez­as. El disco termina con Warning, un clásico del estilo de la banda, con la voz de Osbourne arriba del sonido saturado del grupo.

Hasta aquí la música, pero, sin dudas, la tapa del disco jugó un papel determinan­te: mientras que los músicos de la banda se hacían los misterioso­s afirmando que la mujer, que daba muy bien el aspecto de bruja, había aparecido misteriosa­mente en la foto de la casa que está detrás, no fue otra cosa que un fotomontaj­e. En este sentido, en la tapa original también pueden entreverse un ángel y un demonio sobre el árbol que está a la derecha de la foto.

Black Sabbath nació a fines de 1967 como fusión de dos bandas de la zona de Aston, un barrio industrial de Birmingham; Iommi y Ward venían de separarse de Mythology, mientras que Butler y Osbourne, de Rare Breed. Al cuarteto le sumaron una guitarra rítmica y un saxofonist­a, y bautizaron a esta banda con el insospecha­do nombre de The Polka Tulk Blues Company, que se redujo por motivos prácticos a Polka Tulk hasta que despidiero­n al guitarrist­a y al saxofonist­a y se llamaron Earth; la banda hacía versiones de Jimi Hendrix, Cream y del trío norteameri­cano Blue Cheer, es decir, sintonizab­an con la actualidad, aunque no salían de ser un grupo de covers.

Quizá la dirección que tomó el grupo posteriorm­ente se debió al regreso de Iommi, tras una corta temporada con el flautista Ian Anderson y los Jethro Tull, a lo que sería Black Sabbath. “Aprendí que para triunfar hay que trabajar duro; con ese espíritu me reintegré a la banda”, dijo el guitarrist­a, en una entrevista televisiva a comienzos de los ‘70. Mientras tocaban como Earth, nombre que le daba a la banda una connotació­n marcadamen­te trabajador­a, se enteraron que había otro con ese nombre, algo casi insoportab­le en vista de la identifica­ción que los grupos de rock hacen de sus nombres, casi como si fueran equipos de fútbol.

Frente a la sala de ensayos del grupo, en Birmingham, un viejo cine proyectaba una película de terror italiana, con nada menos que Boris Karloff como protagonis­ta de Las tres ca

ras del miedo (1963), que tradujeron libremente en los afiches como Black

Sabbath. Butler, músico observador si los hay, no podía creer las colas que se generaban para ver ese filme tan poco recomendab­le en términos de calidad. “¿Cómo puede ser que la gente gaste dinero en una película de miedo?”, se preguntaba el bajista que, más allá de su incredulid­ad, aprovechó esa vivencia y escribió la letra de un tema que tituló Black Sabbath, inspirada en una novela del escritor de best sellers Dennis Wheatley, muy imbuido por el horror.

Earth, entonces, pasó a llamarse Black Sabbath y, al usar en su famoso tema intervalos de tres tonos, llamado tritono o intervalo del diablo, sellaron su destino a un género que hasta hoy es asociado al ocultismo.

Sabbath se formó a fines de 1967 como fusión de dos bandas de la zona industrial de Aston.

 ??  ?? Raros peinados viejos. Black Sabbath, 1970. De izquierda a derecha, Geezer Butler (bajo), Tony Iommi (guitarra), Bill Ward (batería) y Ozzy Osbourne (cantante).
Raros peinados viejos. Black Sabbath, 1970. De izquierda a derecha, Geezer Butler (bajo), Tony Iommi (guitarra), Bill Ward (batería) y Ozzy Osbourne (cantante).

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