Los mundos de un pianista inquieto
El pianista refleja en su último trabajo sus diferentes influencias, aunque atravesadas por su toque personal.
Músicos Esteban Sehinkman (piano), Mark Sonksen (contrabajo) y Gregory Artry (batería) Edita Club del Disco.
El pianista y compositor Esteban Sehinkman es uno de los músicos que forma parte de la segunda ola del movimiento que comenzó a fines de los ‘90 en la escena del jazz local basado en escribir música original. Si bien no se dejó de lado el valioso mundo de los standards, estos artistas se sumergieron en la composición como principal vehículo de su expresividad. Sehinkman es parte de ese colectivo que edificó un cuerpo de composiciones que permiten reconocer hacia dónde va una buena parte de la música creativa. Como una planta que crece en dirección a la luz, el jazz local bregó por una mayor libertad. En The Lightning Trip, Sehinkman regresa al trío de piano con dos músicos estadounidenses, Mark Sonksen en contrabajo y Gregory Artry en batería, y se aleja - al menos por el momento- de la música que venía desarrollando con su cuarteto Pájaro de Fuego, más eléctrico y en una sintonía más groovera.
Entre los atributos de este trabajo, grabado en Chicago, se destacan la espontaneidad con la que suena y que nos remite a una época en que se privilegiaba esa forma de conexión con la música, la integración del trío que les permite libertad y confianza a la hora de improvisar, aspecto central de esta propuesta, y composiciones que están interpretadas con una convincente expresividad anímica. The Lightning Trip son temas de Sehinkman donde, además de sacar su faceta más improvisadora, queda en evidencia su gusto por composiciones con un formato más cercano a la canción. Arranca con Avenida Corrientes, un blues de Sonksen con una melodía de aroma familiar, cuyo núcleo reside en las improvisaciones; una especie de puesta a punto del trío en el que mientras el pianista se luce por su inventiva, contrabajo y batería construyen un swing poderoso sobre el que Sehinkman desarrolla un ataque confiado. Back In Town confirma el gusto del trío por la improvisación. Una línea de bajo y batería que caminan sobre el ritmo prestan el espacio adecuado para un solo creativo del piano, sin exageraciones en el swing; Sehinkman toca como si persiguiese la melodía. La elección de Sonksen en el contrabajo es la correcta: su sonido voluminoso y consistencia rítmica permiten que la música se despliegue. Artry es un baterista de lenguaje variado, que sumó su propia mirada a este encuentro. The Porsche tiene toda la influencia monkiana posible y un esquema de modernos arreglos que le dan una elegante plenitud. Mientras el trío reintroduce una y otra vez el motivo original, las improvisaciones de piano y batería van creando una cautivante efervescencia.
Ding Dong tiene una introducción de piano a medio tiempo que desemboca en una línea rítmica que marca un quiebre en la propuesta, que se aparta de ese hard bop que parecía ser el denominador común. Sehinkman descree de las rutinas y se introduce en una atmósfera que se acerca a un enfoque cercano al mundo de pianistas como Etan Iverson, Mehldau, inclusive. Un motivo que se repite y que utiliza como disparador para improvisar y que le permite apartarse del corset estilístico. Inexistiendo es una balada que confirma el cambio de rumbo y el impacto de ese neoclasicismo pianístico, contornos suavizados de sus acordes, arpegios pastel y una flotación libre que le dan un rumor modernista a la melodía. Sol de mediodía es una canción a medio tiempo de un fresco melodismo con un suave giro hacia el pop, una composición que suena menos abierta que las del resto del disco y con un arreglo como coda que se aleja del clima general. El disco cierra con Allright Alfred, un tema potente que atraviesa diferentes momentos: un riff inicial, seguido de una clave latina y voces en off como un hilo conductor de esta composición que refleja el espíritu abierto de uno de los músicos más audaces de la escena local. ■