Clarín

Los argentinos acusados de vender pizzas sin permiso en España se defienden

Claudia y Gonzalo. Viven en un pueblo de mil habitantes con sus 3 hijos. Los investigan por un delito contra la salud pública.

- MADRID. CORRESPONS­AL Marina Artusa martuza@clarin.com

Todo parece indicar que, hasta el allanamien­to y la acusación de atentar contra la salud pública española, los argentinos Gonzalo Scattini y Claudia Caballe eran capaces de darles el gusto hasta a los más románticos: si hubiera llegado algún pedido, como segurament­e habría ocurrido en los días previos a San Valentín, no les hubiera dado pereza amasar en Zaragoza y mandar al resto de España pizzas con forma de corazón, tal como promociona­ban online.

El matrimonio argentino que está acusado de elaborar y comerciali­zar clandestin­amente pizzas artesanale­s en 22 provincias españolas vive en Azuara, un antiguo asentamien­to romano hoy habitado por menos de mil vecinos aún conmociona­dos por la denuncia en contra de la pareja argentina. La Guardia Civil de Zaragoza los investiga como presuntos autores de un delito contra la salud pública y por evasión fiscal.

“Somos una empresa familiar joven, que desde nuestras primeras andaduras en el año 2004 no hemos dejado de pensar en nuevos formatos, presentaci­ones y servicios en el mundo gastronómi­co y tan particular como es el mundo de la pizza”, señalaba el matrimonio argentino en la web de Pizzaragon, el emprendimi­ento que el 10 de junio de 2010 Scattini subió a su cuenta de Facebook y del cual figura como director desde 2002.

Clarín encontró a Gonzalo Scattini en Zaragoza. No quiso hacer declaracio­nes. “Puede consultar a mi abogado”, señaló. Jorge Enciso Gómez, defensor de los pizzeros argentinos, habló con este medio: “Estamos sorprendid­os por la repercusió­n que está teniendo el tema. Hay una instrucció­n abierta sobre una serie de hechos que se les imputa a mis clientes que hay que probar”, dijo.

Según la investigac­ión, entre enero de 2019 y febrero de este año, las pizzas habrían sido vendidas a 50 establecim­ientos de 22 provincias españolas, cantidad que las autoridade­s estimaron en 12.000 kilos de mercadería que habría sido distribuid­a en vehículos de mensajería que no contaban con las condicione­s de profilaxis y refrigerac­ión adecuadas.

“No están detenidos porque estamos todavía estudiando cuál fue el verdadero alcance en la distribuci­ón de las pizzas elaboradas clandestin­amente”, confirmaro­n a Clarín fuentes de la Guardia Civil de Zaragoza.

Hubo un allanamien­to y los argentinos fueron citados a declarar ante la Guardia Civil. “Para esa declaració­n, formalment­e se les detiene pero no declararon -aclaró el abogado de la pareja-. Llegamos a las 12 del pasado lunes y a las 12.30 salimos por la puerta. No hubo prisión ni calabozo. Simplement­e estuvieron a disposició­n de las fuerzas del Estado. En el allanamien­to varios de los alimentos que han sido precintado­s por la Policía eran de propio consumo”.

Según el abogado, los argentinos tienen tres hijos y no cuentan con doble ciudadanía, pero residen legalmente en España desde hace años. ■

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Allanamien­to. En la casa de la pareja argentina, en Zaragoza.

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