Clarín

A puro drama y con nueve hombres, Talleres dio un golpe de los que duelen

El equipo cordobés terminó con Bustos improvisad­o de arquero. Pero San Lorenzo, preso de un planteo mezquino de Monarriz, no encontró jamás las ideas para inquietarl­o.

- CORDOBA. CORRESPONS­AL Ramón Gómez cordoba@clarin.com

El final tuvo todos los condimento­s de una película taquillera. Guido Herrera pasó de héroe, porque evitó el empate de Bruno Pittón, a villano porque lo levantó por el aire a Adolfo Gaich. No tenía más cambios Talleres. Entonces Nahuel Bustos, que hizo de todo para meter un gol pero se le cerró el arco, se tuvo que poner los guantes. Sin embargo San Lorenzo no le pateó al arco, una constante en el partido. Y el equipo cordobés ganó después de cuatro fechas y tras tres meses sin poder festejar en el Mario Alberto Kempes.

De un partido que Talleres tenía cómodo, para ganar por dos o tres goles sobre todo cuando San Lorenzo se quedó con un jugador menos, terminó con un desenlace abierto porque el local se quedó con nueve y un arquero improvisad­o.

Le faltó el toque final a Talleres para poder aplastar a San Lorenzo antes. Lo dominó de punta a punta. Con Nahuel Bustos, recién regresado del Sub 23, como su principal bandera.

El pibe fue el futbolista más desequilib­rante. Con su velocidad, gambeta y remate generó complicaci­ones ante un rival que tuvo muchas dificultad­es para aguantar la intensidad del conjunto rival.

De entrada Bustos sacudió de media distancia, Sebastián Torrico tapó a medias y Jonathan Menéndez sacudió el palo. Enseguida Bustos metió un tiro libre que se perdió apenitas por encima del travesaño. Más tarde Menéndez disparó a toda carrera, Torrico dio un rebote largo, la recuperó Bustos y Alejandro Donatti cruzó justo cuando Menéndez volvió a rematar. Dos veces más lo tuvo Talleres, una a través de Menéndez, otra por Bustos. No entró la pelota.

La gran polémica llegó en el desenlace del primer tiempo. Ariel Penel cometió un grosero error. Juan Ramírez había sido amonestado por una infracción que no cometió. Donatti bajó a Bustos cuando Ramírez llegaba detrás. El árbitro cobró la falta del central, pero amonestó al volante. Y cuando terminaba la primera parte Ramírez se tiró para barrer a Nahuel Tenaglia. Segunda amarilla, expulsión y polémica. En definitiva, Ramírez pagó los platos rotos de un grosero error del juez.

Más allá de la roja que no correspond­ía, de ningún modo se puede justificar el nivel mostrado por San Lorenzo. No aguantó la pelota. Pocas veces pudieron armar juego los Romero y Nicolás Fernández estuvo demasiado aislado. No pateó una sóla vez al arco de Guido Herrera.

En el entretiemp­o Diego Monarriz prefirió refugiarse atrás y prescindió de los hermanos paraguayos. Es cierto que no habían jugado bien. También, que había perdido un volante. Pero armó una línea de cinco con el ingreso de Ramón Arias y reforzó el ataque con Adolfo Gaich.

El técnico creyó que podía aguantar atrás y salir largo para el Tanque Gaich. Difícil sin volantes de recuperaci­ón -únicamente Gerónimo Poblete- y lanzadores. Talleres volvió a hacerse cargo de la tenencia y fue el dueño del partido. Entonces el gol que se olfateaba en el primer tiempo llegó en el comienzo del segundo. Menéndez recibió la pelota en la mitad de la cancha, encaró 20 metros y cuando advirtió que nadie salía a presionarl­o sacó un misil de derecha cruzado, inatajable para Torrico.

San Lorenzo no pudo reaccionar. Y siempre fue Talleres el que tuvo el dominio del juego. Se lo perdieron Pochettino (disparó de media distancia en el palo) y Bustos (a puro enganche remató muy cerca del palo izquierdo de Torrico).

San Lorenzo perdió a Nicolás Fernández, gravemente lesionado. Y Monarriz apostó a otro mediocampi­sta de contención. Entonces su equipo tuvo tres volantes recuperado­res y ningún lanzador. Gaich, pobre, quedó arriba, solo.

Talleres dejó venir a San Lorenzo y jugó de contra en el tramo final del partido. Sin embargo no estuvo fino en los contragolp­es. Y Pittón casi se lo empata ya que Herrera salvó milagrosam­ente cuando estaba sentenciad­o.

En la jugada siguiente bajó a Gaich. Y se produjo ese final dramático. Menéndez también vio la roja. Pero San Lorenzo no pudo rematar al arco en esos breves minutos en los que contó con un hombre de más. Y terminó perdió como consecuenc­ia de su juego. ■

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TELAM Al cruce. Angel Romero intenta desequilib­rar con su gambeta y velocidad por la derecha y Mauri le cortará el camino. El paraguayo no encontró la forma de desequlibr­ar.

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