Ruud postergó la ilusión de un campeón argentino en Buenos Aires
Al cordobés lo afectó el calor intenso y se quedó sin energías tras haber estado set arriba y 5-3 con su saque.
El Abierto de Buenos Aires (611.420 dólares) se quedará otra vez con las ganas de coronar a un campeón argentino. El honor de haber sido el último compatriota en levantar el trofeo sobre el polvo de ladrillo del Buenos Aires seguirá siendo, al menos hasta 2021, de David Nalbandian, ganador en 2008. Porque ayer, poco después de conocerse el retiro de Diego Schwartzman, máximo favorito, Juan Ignacio Londero perdió en las semifinales por 4-6, 7-5 y 6-1 ante el noruego Casper Ruud (octavo) y el torneo se quedó sin representantes locales.
El sol pegaba fuerte cuando el cordobés, 69° del ranking, salió a la cancha para buscar el pase a la final. Durante el encuentro la sensación térmica llegó a superar los 30 grados. Y el calor no lo ayudó. Porque tras un arranque muy sólido, el argentino empezó a perder energías y a sentir molestias en sus piernas. Y el partido se le hizo cuesta arriba.
“Me sentía mal. No sé si por el calor o la tensión de toda la semana.
Vengo desde Córoba muy tensionado en todo aspecto y durmiéndome re tarde. No es una excusa, pero se notó en el partido. Lo venía llevando muy bien, pero sabía que no tenía energía. No tengo una lesión, pero estoy fatigado, me duelen todos los músculos. Es una sobrecarga de todo, un cansancio general”, comentó el Topo, que igualmente después volvió a la cancha junto a Guillermo Durán y se metió en la final del dobles.
Londero se llevó sin muchos problemas el primer set tras conseguir un quiebre en el tercer game para ponerse 2-1 y luego mantener esa pequeña ventaja hasta el final con un buen juego de saque.
Mantuvo la intensidad en el arranque del segundo parcial. Con un nuevo break, llegó a estar 5-3 y tuvo la chance de sacar para sellar la victoria. Entonces todo cambio. Un poco por mérito de Ruud, que presionó cada vez más. Pero también porque las molestias mermaron su ímpetu.
Su rival, 45° del ranking, recuperó el quiebre y en el 12° game, ante un Londero que ya no podía desplazarse correctamente por la cancha, concretó otro break y se llevó el set.
“No puedo más. Si sigo me acalambro”, le repitió una y otra vez Londero a su banco en el descanso previo al tercer capítulo mientras esperaba el regreso de Ruud, que había ido al baño. Su equipo le alcanzó una bebida energizante, pero el jesusmariense, sentado y cabizbajo, hizo gestos de negación. Igual saltó otra vez a la cancha para el capítulo decisivo.
Ruud se llevó el primer game de ese set y en el siguiente se adelantó 40-0 con el saque de Londero; al perdedor las piernas parecieron no responderle. De todos modos tuvo un respiro cuando el partido se detuvo durante varios minutos porque dos espectadores se descompusieron al mismo tiempo por el calor en distintos sectores de la tribuna.
Fue nada más que un susto. Porque mientras Ruud corrió de un lado al otro de la cancha para alcanzarles un par de botellitas de agua a los socorristas -un gesto muy aplaudido por la gente- y Londero les envió también bebidas energizantes -él le pidió a una persona del público que se las llevara, otro signo de lo que le costaba moverse-, los paramédicos atendieron a las dos personas y las escoltaron hasta afuera del estadio.
El parate le sirvió un poco a Londero, que volvió algo más suelto y salvó dos break points. Pero Ruud convirtió el tercero, ganó su séptimo game al hilo y casi sentenció el partido en ese momento.
Hoy a las 15 irá por su primer título ante el portugués Pedro Sousa, el finalista inesperado. ■