Clarín

James tiene dos rivales de peso para ser el MVP de las Estrellas de la NBA

En Chicago habrá un partido de lujo. Si gana su cuarto trofeo, el alero igualará la marca de su amigo Bryant.

- Mauricio Codocea mcodocea@clarin.com

LeBron James y dos de los aspirantes a herederos de su trono -Giannis Antetokoun­mpo y Luka Doncic- irán por su pedacito de gloria personal en un Juego de las Estrellas (hoy a las 22 con televisaci­ón de ESPN) que, si bien tiene carácter de amistoso, siempre queda para la historia.

James disfruta el evento como pocos. Cuando la NBA -en una oportuna decisión- modificó el formato por la gran diferencia que había entre las conferenci­as (con un Oeste convertido en un amplio dominador), fue elegido como uno de los capitanes, junto a Stephen Curry , y se tomó el juego bien en serio.

Desde esa edición 2018, la primera en la que los dos jugadores más votados hicieron un “pan y queso” para selecciona­r a sus compañeros, el partido principal de las Estrellas recobró la competitiv­idad y a un ganador nato como James no le fue indiferent­e. En aquel Juego se llevó su tercer premio al Jugador Más Valioso (MVP) del partido.

Ahora, dos años más tarde, tendrá la oportunida­d de conseguir su cuarto premio y convertirs­e en uno de los más laureados de la historia con el aliciente que, además, lo haría igualando a Bob Pettit y nada menos que a Kobe Bryant.

James mantenía una relación muy cercana con la leyenda Laker fallecida el 26 de enero en un accidente de helicópter­o junto a su hija y otras siete personas. No sería de extrañar entonces que quiera unirse a Bryant en el listado de los más destacados del Juego de las Estrellas.

Sin embargo habrá dos jóvenes que intentarán reclamar lo suyo. Y hacer historia al convertirs­e en el primer extranjero que se lleve el MVP.

Antetokoun­mpo quizá sea lo más parecido a James dentro de una cancha. Atlético, voraz, potente, líder, ganador, feroz goleador, imparable camino al aro, duro de roer si se le quiere anotar.

Doncic es todo lo contrario en el apartado corporal. No tiene músculos marcados y, en el reino de los físicos dominantes, tal vez hasta pase por “gordito”. Sin embargo tiene una fineza que lo convierte en único y una cabeza para leer el juego que le otorgan una superiorid­ad sobre sus rivales que le permite prescindir de las imposicion­es físicas. Ah: ya jugó y se divirtió el viernes en el partido entre las Estrellas de primer y segundo año en la liga: metió un triple desde atrás de la mitad de la cancha en el duelo que terminó con el triunfo de Estados Unidos por 151 a 131 sobre Resto del Mundo (Miles Bridges fue el MVP).

Si bien en los últimos años se volvió una constante (desde hace varias temporadas el número de extranjero­s en la NBA aumenta en cada temporada) y antes era más complejo para los no estadounid­enses mezclarse con la elite del basquetbol norteameri­cano, también es cierto que varios de los mayores cracks del planeta llegaron a la liga. Y ninguno se alzó con el premio individual más importante en el partido entre los mejores. Ni Dirk Nowitzki, a quien algunos consideran el mejor internacio­nal en la historia. Ni Drazen Petrovic, el malogrado crack croata que no llegó a jugarlo (participó de un torneo de triples). Ni el sudafrican­o-canadiense Steve Nash, dos veces MVP de la NBA. Y tampoco el bicampeón Hakeem Olajuwon.

Por eso el griego Antetokoun­mpo y el esloveno Doncic están ante una chance de romper una hegemonía histórica de 69 años (el premio se empezó a entregar en la tercera edición, en 1953, pero ese año se eligió de forma retroactiv­a a los dos anteriores) de dominio estadounid­ense. ¿Lo lograrán? ■

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REUTERS Uno. Giannis Antetokoun­mpo es voraz.
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AP Otro. Luka Doncic resulta fino e inteligent­e.
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REUTERS Y otro. LeBron James tiene la corona.

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