Apenas un alivio en el final
Empató 1-1 ante Arsenal con gol de Fernández cuando terminaba el partido. Igual no se salvó de los silbidos.
En medio de los silbidos y de los insultos para los dirigentes y para los jugadores, con la lluvia que no paró nunca de caer desde el cielo de Avellaneda y bajo un clima tormentoso que otra vez gobernó el Libertadores de América, Independiente sacó un empate de la galera en el minuto final gracias a un golazo de tiro libre de Leandro Fernández. Todo Arsenal explotó contra el árbitro Nazareno Arasa porque entendió que no hubo infracción previa ( y no la hubo). El Rojo volvió a jugar mal y, más allá de la victoria ajustada por la Copa Sudamericana, no logra reponerse futbolísticamente del golpe del clásico perdido ante Racing.
Se agarró la cabeza Pusineri y lanzó algún insulto al aire cuando a Arsenal le quedó un tiro libre cerca del área de Independiente. No quería que la visita tuviera el beneficio de una pelota parada. ¿Conocía la falencia en la marca de su equipo o sabía de la virtud del conjunto del Viaducto en ese rubro? Y la suma de los miedos de Pusi se hizo carne en el gol de Gastón Alvarez Suárez.
Fue una jugada diseñada en el laboratorio del Huevo Rondina. Jesús Soraire la pinchó al segundo palo, Fabio Pereyra jugó al despiste para llevarse marcas y Braian Romero y Sergio Barreto colaboraron chocándose. Todo esto desnudó a Martín Campaña, que nada pudo hacer ante la definición de Álvarez Suárez, que apareció solito por atrás de todos.
No había arrancado mal el Rojo, con la cara lavada por una catarata de cambios : tres por obligación y tres por decisión táctica. Sin los suspendidos Alan Franco, Lucas Romero y Cecilio Domínguez, Pusineri armó un 4-2-3-1 con el doble cinco del pibe Diego Mercado (debutó como titular) y el uruguayo Carlos Benavídez, y el colombiano Andrés Roa ubicado como enlace, detrás de Silvio Romero. Apareció a cuentagotas Roa. De una buena combinación suya con Fabricio Bustos había llegado la primera, que el lateral no pudo definir por arriba.
Más allá de que el gol lo descolocó, Independiente tuvo reacción. Mantuvo la presión alta y buscó verticalidad en el juego. Encontró buenas apariciones de Gastón Togni por la izquierda. Cada vez que encaró, el pibe del Sub 23 ganó y tiró centros picantes. En uno, el Chino Romero estuvo cerca de convertir de cabeza. El problema fue que no muchas veces el
Diablo eligió la calle de la izquierda para atacar. Y no encontró profundidad. Para colmo, un blooper de Campaña casi le cuesta carísimo.
Si le costaba encontrar espacios antes, todo fue mucho más complicado con el correr de los minutos del complemento. Arsenal no se desordenó jamás. Se mantuvo dentro de su libreto recontraestudiado. Se replegó. Abandonó el 4-3-1-2 y viró a un 4-4-2 impenetrable. El balón fue de Independiente, pero no supo pisar el área dominándolo. Pusineri mandó a la cancha a Leandro Fernández y al pibe Braian Martínez. El Chaco fue el que se animó desde afuera y le sacó pintura al travesaño. Después, los nervios se apoderaron del estadio. Los murmullos se transformaron en insultos y comenzaron a sonar las clásicas canciones de protesta hacia el plantel y Hugo Moyano.
Giménez hacía lo que quería cada vez que agarraba la pelota. Le faltó el gol al enganche de Arsenal. Lo tuvo en un par de ocasiones claras, pero respondió Campaña.
El árbitro perdonó a Barboza, que debió ser expulsado por un golpe sobre el rostro de Sbuttoni, y cobró una falta que no fue de Pereyra a Barboza. Y cuando la tormenta empeoraba, Fernández clavó un golazo de tiro libre para empatar la historia a un minuto del final e irse expulsado por doble amarilla al sacarse la camiseta. Rondina no lo podía creer: “Le pregunté al árbitro qué cobró. Son dos centrales y fueron a cabecear”. Su lamento era muy justo. ■