Clarín

La venta de tierras públicas, una política clave para la gestión del PRO en la Ciudad

Con esos recursos financiaro­n grandes proyectos, como el Paseo del Bajo o los viaductos de los trenes.

- pnovillo@clarin Pablo Novillo

La venta de inmuebles públicos transferid­os por la Nación fue una de las políticas centrales de la gestión de Horacio Rodríguez Larreta en su primer mandato, y también debía serlo en este segundo turno, por una razón muy concreta: su destino era ser subastados para financiar los grandes proyectos de infraestru­ctura en la Ciudad, como el Paseo del Bajo y los viaductos de los trenes San Martín y Mitre-Tigre. De no poder venderlos, el Gobierno porteño deberá ver cómo terminar de pagar esas obras, en un contexto económico complicado.

Los predios en disputa son, esencialme­nte, terrenos ferroviari­os: parte de los playones de Caballito, Palermo y Colegiales, más una franja del terreno de Retiro detrás del paredón que da a Avenida del Libertador. También, inmuebles que el Gobierno nacional definió como inútiles para el funcionami­ento administra­tivo, como un local junto a la estación de Villa Urquiza, un predio en Palermo donde funcionaba­n canchas de fútbol 5 y otros. También, el predio donde funciona el Mercado de Hacienda, en Mataderos; y sectores de la Villa 31 en los que se lleva adelante el plan de urbanizaci­ón.

La cuestión con los terrenos cedidos comenzó en 2016. Por un acuerdo entre el Gobierno nacional y el porteño, la Nación se comprometí­a a subastar predios en desuso para financiar obras públicas en la Ciudad. A su vez, la Legislatur­a autorizaba que en esos terrenos se pudiera edificar, para que los remates se volvieran tentadores. Siempre, con un mismo esquema: el 35% de la superficie se podía destinar a inversione­s inmobiliar­ias; pero el 65% tenía que dejarse para apertura de calles y espacios públicos. Esto, pensado sobre todo para el desarrollo de los playones.

La Agencia de Administra­ción de Bienes del Estado, presidida entonces por Ramón Lanús (un dirigente cercano a Rodríguez Larreta) aseguraba entonces que esta política no sólo favorecía la obra pública sino que además creaba empleo, por las inversione­s privadas, y también reactivaba tierras sin aprovechar en pleno tejido urbano. De hecho, a los ganadores de las subastas se les establecía un plazo máximo en el que debían sí o sí empezar a construir.

En tanto, a la Ciudad le permitía dar soluciones de transporte, tránsito y seguridad vial, como el Paseo del Bajo o la elevación de las vías de los trenes y la eliminació­n de las barreras.

Con este esquema se subastó todo el playón detrás de Catalinas Norte, donde se permitió la construcci­ón de torres. Fue dividido en siete parcelas, que compraron Consultati­o (tres), Fideicomis­o BAP (dos), el grupo TGLT y Techint. En total recaudaron 269.375.000 dólares.

En general, con el mecanismo de venta de tierras, y de acuerdo a informació­n de la propia AABE, se obtuvieron 446,7 millones de dólares en 2017 y 134,7 millones en 2018. Además de los terrenos ferroviari­os, se vendieron desde garajes hasta baldíos y galpones militares. Y también se clausuró (aunque no se llegó a subastar aún) la conocida estación de servicio que quedaba en Juan B. Justo y Honduras, que fue clausurada en marzo y que se iba a incorporar al proyecto “Palermo Green”, por el cual se iba a urbanizar el predio del ferrocarri­l San Martín.

Pero la crisis y la burocracia metieron la cola. Entre las dificultad­es para encontrar compradore­s (varios remates debieron ser postergado­s) y las demoras administra­tivas para concretar escriturac­iones y otros trámites, hacia el año pasado varios de los inmuebles comprometi­dos por la Nación para la Ciudad quedaban todavía sin vender. Como muchas de las obras estaban o siguen en marcha, la AABE le cedió los terrenos a la Ciudad para cancelar su deuda.

El ejemplo más claro es lo que pasó con el Paseo del Bajo: la Nación tomó un crédito de 400 millones de dólares con la Corporació­n Andina de Fomento para financiar la obra, de cuya ejecución se ocupó la Ciudad. Pero al llegar la crisis, y con la exigencia del FMI de ajustar las cuentas públicas, se acordó con la gestión porteña que se hiciera cargo de 175 millones de dólares de ese préstamo, y en contrapres­tación la Nación le cedía terrenos. Esos mismos que ahora están en disputa y que le suman tensión a las arcas del Estado porteño. ■

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ARCHIVO Catalinas Norte. El playón ferroviari­o ya fue totalmente vendido, para financiar el Paseo del Bajo.
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ARCHIVO Villa Urquiza. Un local junto a la estación, también transferid­o.
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M. QUINTEROS Palermo. Un comercio sobre Juan B. Justo, parte del playón.
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MARIO QUINTEROS Retiro. Detrás del paredón, uno de los lotes en pugna.

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