China aísla más ciudades y planea suspender la sesión anual del Parlamento
Las restricciones afectan a más de 60 millones de personas en Hubei, foco del brote. El pleno del Congreso es la cita política más importante que reúne a 3.000 delegados.
China continúa luchando contra reloj para contener el coronavirus, que deja ya más de 1.800 fallecidos en el país asiático. Como última medida de calado, el gobierno de Beijing ordenó ayer nuevas restricciones de movimiento a unas 24 millones de personas más en la provincia de Hubei, donde se originó el brote, mientras anunció que planeaba suspender el plenario anual de la Asamblea Nacional Popular, el máximo órgano legislativo chino, debido a la epidemia.
Se trata de la cita política más relevante del país con la participación de 3.000 delegados junto a los mayores líderes chinos y se hace ininterrumpidamente desde hace 35 años. El dato revela la gravedad de la situación a la que se enfrenta el régimen.
Desde el pasado 23 de enero, Wuhan, la capital de Hubei de unos once millones de habitantes, permanece en cuarentena, una medida que después se extendió por otras ciudades de alrededor, hasta totalizar unas 60 millones de personas. Es en esa ciudad donde se conocieron los primeros casos del coronavirus, en diciembre, en el hospital Wuchang. Ayer se supo que su director, Liu Zhiming, falleció afectado por el virus.
Las nuevas restricciones de movimientos sobre 24 millones de personas en Hubei se traducirán en el cierre efectivo de unas 200.000 comunidades rurales, en las que solo se permitirá un único punto de entrada y salida, bajo vigilancia. Solo los residentes podrán entrar a sus pueblos, mientras que una persona de cada hogar tendrá permiso para salir cada tres días con el objetivo de comprar los productos imprescindibles.
El último caso de confinamiento en una ciudad de la provincia se conoció ayer cuando el gobierno aisló a Xiagona, con una población de casi 5 millones de personas y con el segundo número más alto de casos confirmados en China. Las autoridades ordenaron a los residentes permanecer en sus hogares bajo una sanciones de arresto de hasta 10 días.
Ayer, la filial de la CNN en Hong Kong difundió un cálculo no oficial según el cual casi la mitad de la población china (más de 780 millones de personas) viven actualmente bajo alguna forma de restricción de movimientos, en especial en sitios como
Hubei, Liaoning, Beijing y Shanghai. Las ciudades de Wuhan, Huanggang, Shiyan y Xiaogan, en tanto, han sellado completamente sus áreas residenciales y sus habitantes no pueden dejar sus casas, dijo la cadena de TV.
El último informe de la Comisión de Sanidad china indica que son ya 72.436 los contagiados mientras los muertos sumaban anoche 1.868 personas. Fuera de China, la mayor concentración de infectados se da en el crucero Diamond Princess, atracado en el puerto de Yokohama en Japón, con 99 nuevos contagios. En total suman 454 enfermos. En el buque hay siete turistas argentinos sanos. Un octavo fue internado en Japón. Ayer el Ministerio de Salud informó que ya no tenía el virus y se recuperaba.
Mientras la epidemia persiste, ayer llegaron a Wuhan 1.200 especialistas médicos militares, quienes trabajarán en un nuevo hospital que debía abrir en mayo y que ha sido modificado para tratar a unos 700 contagiados, dijo la agencia estatal Xinhua.
A la espera de noticias alentadoras, los ciudadanos se enfrentan al reto de volver a la normalidad mientras crece la preocupación entre las autoridades de que el freno provocado por la epidemia dañe seriamente a la economía del país asiático. La actividad en las grandes ciudades como Beijing se encuentra todavía paralizada, con los locales comerciales cerrados y la gente encerrada en sus casas para evitar el contagio.
No será la única traba: el Comité Permanente de la Asamblea Nacional Popular, el máximo órgano legislativo chino, anunció que el lunes próximo decidirá si pospone su pleno anual, que debería comenzar el 5 de marzo. Sería la primera cancelación en 35 años. Diarios como South China Morning Post daban ayer por hecho que la cita será suspendida ante los riesgos que conllevaría reunir a los más de 3.000 delegados. La Asamblea aprueba las principales medidas legislativas para el año y es la cita política más importante. De confirmarse, el aplazamiento representaría la mayor suspensión de un acontecimiento dentro de China por el coronavirus. El presidente chino, Xi Jinping, cuya gestión se halla bajo fuego por renovadas críticas de la sociedad ante el tratamiento inicial de la epidemia, ha descrito a la crisis sanitaria como una cuestión existencial que afecta a la propia credibilidad del sistema de gobierno chino. ■