Legionarios de Cristo: mentiras y extorsiones a víctimas de abusos
Historia. Un cardenal fue designado por Benedicto XVI para “purificar” la orden. Pero se negó a investigar denuncias. El caso por pedofilia llega a juicio en Milán.
La respuesta del cardenal no fue la que había esperado Yolanda Martínez, ni la que podía soportar. Su hijo había sido abusado sexualmente por un sacerdote de la Legión de Cristo, una orden religiosa caída en desgracia. Y ahora estaba llamando al cardenal Valasio De Paolis, funcionario del Vaticano designado por el Papa para liderar la Legión y poner orden, con el fin de informarle sobre el acuerdo ofrecido por el grupo y expresarle su furia.
Los términos: la familia Martínez recibiría 15.000 euros de la orden. Pero a cambio, su hijo debía retractarse del testimonio dado a la fiscalía de Milán, cuando declaró que el sacerdote lo había abusado repetidas veces cuando era un estudiante de 12 años en el seminario juvenil de la orden en el norte de Italia. Tenía que mentir.
El cardenal no parecía estar sorprendido y no compartió su indignación. En cambio, se rió. Dijo que no firmaría el acuerdo, aunque intentaría conseguir otro acuerdo sin abogados: “Los abogados complican las cosas. Incluso las Escrituras dicen que entre cristianos debemos lograr el acuerdo”.
El teléfono a través del cual se hizo la conversación entre la madre agraviada y el enviado personal del Papa Benedicto XVI estaba pinchado. La grabación, al igual que la propuesta de acuerdo, son piezas clave de evidencia en un juicio penal que se iniciará el mes próximo en Milán. La fiscalía alega que los abogados y los sacerdotes de la Legión intentaron obstruir a la justicia y extorsionaron a la familia Martínez al ofrecerles dinero para retractarse del testimonio ante la fiscalía, con la esperanza de anular la investigación penal al cura abusador, Vladimir Reséndiz Gutiérrez.
Los abogados de los cinco sospechosos rehusaron hacer comentarios. La Legión dice que han manifestado su inocencia. Un vocero dijo que en aquel momento, la Legión no había implementado las políticas y pautas de protección infantil uniformes que hoy son obligatorias en toda la orden.
De Paolis está más allá de la justicia terrenal, murió en 2017 y no hay evidencia de que supiera o aprobara la oferta de acuerdo antes de que fuera realizada. Pero la grabación y los documentos secuestrados cuando la policía allanó las oficinas centrales de la Legión en 2014 mostraron que había hecho la vista gorda a los superiores que protegían a los pedófilos. Además, la evidencia indica que cuando De Paolis se enteró por primera vez de los delitos de Reséndiz en 2011, él aprobó una investigación canónica interna, aunque no reportó al sacerdote ante la policía. Y cuando, dos años después, se enteró de que otros sacerdotes de la Legión intentaban aparentemente impedir la investigación penal criminal de sus delitos, el delegado del Papa tampoco le informó. Pocas horas después de hablar con Martínez, De Paolis abrió la asamblea 2014 de la Legión, donde formalmente finalizaba el mandato que le otorgara Benedicto para reformar y purificar la orden religiosa. La Legión había sido “saneada y purificada”, afirmó.
De hecho, su misión no había sido cumplida realmente. Benedicto le había encomendado a De Paolis, uno de los abogados canónicos más respetados del Vaticano, que reestructurara la Legión aproximadamente en 2010, después de revelaciones de que su fundador, el difunto Reverendo Marcial Maciel, había violado a sus seminaristas, era padre de tres hijos y construyó algo parecido a un culto en la orden para ocultar sus delitos.
Hubo pedidos al Vaticano para que cancelara la Legión. Pero Benedicto no estuvo de acuerdo, aparentemente, en parte porque la orden era demasiado grande y rica como para cerrarla. En cambio, optó por un proceso de reforma, y le dio a De Paolis los más amplios poderes para reconstruir la Legión desde cero y llevar a cabo un profundo proceso de “purificación” y “renovación”.
Pero De Paolis se negó desde el comienzo a despedir a ninguno de los guardias de Maciel, quienes hasta hoy permanecen en el poder. Se negó a investigar el ocultamiento de los delitos de Maciel. Y se negó a reabrir las antiguas acusaciones de abuso de otros sacerdotes, aun cuando los violadores seriales permanecieron en las filas de la Legión, impunes.
En general, no se familiarizaron con la cultura de abuso sexual, ocultamiento y secreto profundamente arraigada en la orden, y su extenso historial de evitar el cumplimiento de la ley y despedir, desacreditar y silenciar a las víctimas. Como resultado, incluso aquellos que alguna vez respaldaron a la Legión, hoy critican abiertamente su reforma, que fue descartada por ineficaz por los críticos de la Legión de larga data. “Siempre tratan de controlar, victimizar, difamar a las víctimas, acusándolas de exagerar las cosas”, dijo Alberto Athié, ex sacerdote mexicano quien hizo campaña durante más de 20 años en nombre de las víctimas de abuso sexual por parte del clero, incluyendo a las víctimas de la Legión. “Luego, si no logran ese nivel de control, pasan al nivel siguiente, buscan a los padres, tratan de minimizarlos o comprarlos y los silencian. Y si eso no funciona, van a juicio e intentan hacer lo posible para ganarlo”, afirmó.
Ahora, las víctimas de estos sacerdotes de la Legión aparecen en cantidades con historias de abuso sexual, psicológico y espiritual, y cuentan cómo la cultura de secreto y ocultamiento de la Legión sigue intacta. “Dicen que están cerca de las víctimas y ayudan a sus familias”, relató Martínez a The Associated Press en su casa en Milán. “Mi testimonio es que no sucedió”.
Martínez, 54 años, madre de tres hijos, recuerda el día en el que recibió la llamada del psicólogo de su hijo. Fue en marzo de 2013, y su hijo mayor hacía terapia por consejo de su novia de la secundaria. Martínez pensó que sería una gran abuela; que la novia de su hijo estaba embarazada.
En cambio, el psicólogo le comunicó que su hijo había revelado durante la terapia que había sido abusado sexualmente varias veces por Reséndiz, a partir de 2008, cuando estaba en la escuela secundaria en el seminario juvenil de la Legión en Gozzano, Italia, cerca de la frontera con Suiza. El psicólogo les dijo que, por su profesión de médico, debía informar el delito a la fiscalía.
Su queja, y el testimonio del hijo de Martínez, detonaron una investigación penal que dio como resultado la culpabilidad de Reséndiz en 2019, y que fue apelada en enero. Reséndiz, de 43 años, quien fue sentenciado a prisión en ausencia y se cree que vive en su país natal, México, tiene hasta fines de marzo para apelar la acusación y la sentencia de 6 años y medio de prisión ante la corte superior de Italia. (Los esfuerzos de Associated Press por contactar al abogado fueron infructuosos).
Sin embargo, la investigación muestra evidencia que traspasa el propio delito de Reséndiz. Los documentos capturados por la policía, y que AP puedo ver en el expediente judicial, mostraron un patrón de ocultamiento de parte de la Legión y el enviado del Papa que se extendió desde Milán a México, del Vaticano a Venezuela y puntos intermedios.
Los archivos del personal, por ejemplo, dejaron en claro que Reséndiz era reconocido en la Legión como un riesgo, incluso cuando era un seminarista adolescente en los ´90, y aun así, fue ordenado sacerdote, de todos modos, en 2006, e inmediatamente enviado para supervisar a los muchachos jóvenes en el seminario juvenil de Gozzano.
El informe psicológico sobre Reséndiz decía que, por su carácter, no estaba inclinado a respetar las reglas y que le resultaría difícil consagrarse a la vida sacerdotal. Si lo vigilan, cumple las reglas, de lo contrario, las rompe sin remordimiento.
En una carta que escribió Reséndiz, expresaba que le resultaba difícil no ceder a las tentaciones. Cuando Martínez vio esa carta en el expediente, quedó descorazonada. “Mi hijo ni había nacido, y ¿cómo puede ser que hubieran puesto a esa persona a cargo de un seminario?”. Un vocero de la Legión dijo que, luego de la época de Reséndiz, hubo más supervisión. ■
La fiscalía alega que abogados y curas de la orden intentaron trabar la Justicia y extorsionar.