Cervezas y platos gourmet, en una ex cochera presidencial
Retiro. El “Mercado de los Carruajes” funcionará en el edificio de Leandro N. Alem y Tres Sargentos. Abrirá en mayo, con puestos de comida, productos frescos y bazar.
Nació hace más de un siglo como lugar de paso, en breve será un espacio para quedarse. El edificio de Alem 852, que por décadas alojó la cochera presidencial, reabrirá en mayo recuperado y con nuevo uso. Será el Mercado de los Carruajes, donde se integrarán gastronomía, productos frescos y bazar, con mercados como el de San Miguel en Madrid o La Boquería en Barcelona como inspiración.
La ansiedad es mucha: el mercado iba a inaugurarse en diciembre de 2018, pero los vaivenes económicos y la magnitud de los trabajos demoraron la apertura. Más aún al tratarse de un proyecto que se nutre en buena parte de productos extranjeros. De hecho, es el escenario elegido para el desembarco en el país de San Ginés, la famosa chocolatería y churrería madrileña. También habrá productos europeos como jamón ibérico 100% de bellota, fondues y queso raclette. Y hasta vendrá especialmente de Nápoles un maestro pizzero para transmitirle al personal los secretos de La Vera Pizza Napoletana. Pero también se dará mucho lugar a emprendimientos locales, productos regionales y marcas nacionales.
En la planta baja se ubicarán 24 puestos, entre los de productos frescos o gourmet, los puramente gastronómicos, y los mixtos. En la planta alta habrá otros 18, sólo de gastronomía, incluidos restaurantes de hamburguesas, de crepes y de ostras, un puesto de vino servido por máquinas expendedoras con más de 80 etiquetas, e islas de cócteles y cerveza tirada. Algunas de esas islas estarán en la terraza, que será abierta y tendrá un jardín vertical al fondo, además de bancos y gradas para sentarse.
El mercado tendrá capacidad para 500 personas sentadas. Las mesas estarán diseminadas por planta baja y primer piso, e incluso sobre la vereda del pasaje Tres Sargentos. “La distribución fue pensada para que la circulación sea fácil”, explica Matilde Olivero, gerente de Proyecto del Mercado de los Carruajes.
La entrada al mercado, sobre Alem, será dulce: habrá puestos con chocolates, alfajores y helados. Es por eso que el nuevo techo, vidriado, cuenta con control solar, para que pase la luz pero no el calor y no se derritan los productos. El contraste entre ese vidrio moderno y el ladrillo a la vista de más de un siglo se refuerza con el hormigón y el metal que se sumaron con la renovación del edificio, para reforzar estructuras que recibieron poco o nulo mantenimiento.
Esa contraposición se ve también hacia afuera: al pararse dentro del mercado, mirando hacia Alem, la recova de ladrillo en bovedilla, cálida, enmarca la más fría Torre Alem Plaza que está enfrente, totalmente vidriada. Esa recova y todo el frente está hecho de los históricos ladrillos San Isidro, que fueron usados en obras públicas a fines del siglo XIX y principios del XX. También fueron restaurados para el proyecto.
En la planta alta también abrirán un puesto de comida mexicana, una isla de helados y churros de San Ginés, y un restaurante con pastas elaboradas en el lugar, donde también se harán las pizzas napolitanas en horno a leña. No será la única propuesta con acento italiano: en otro stand podrán degustarse especialidades venecianas como el tramezzino, un sándwich de pan de molde cortado en forma triangular, que muchos consideran precursor de nuestros clásicos de miga. A su vez, “el chef
Dante Liporace hará hamburguesas y también pollo al estilo rôtisserie francesa, como una suerte de spiedo”, anuncia Olivero.
De lo que se sabe poco en cambio es de los primeros tiempos del edificio. Los planos de AySA ubican su inauguración en torno a 1900, como constató el arquitecto Juan Pablo Pekarek, que escribió sobre esta ex cochera presidencial en el libro Patrimonio arquitectónico argentino. Memoria del Bicentenario (1880-1920), editado por el Ministerio de Cultura de la Nación. En el texto, destaca que el inmueble fue ampliado dos veces: en 1912 y 1918.
El recinto que supo alojar estas históricas cocheras lleva la firma del arquitecto Emilio Agrelo, que también diseñó el edificio que hoy ocupan las Galerías Pacífico, junto a su colega Roland Le Vacher. Primero se instalaron caballerizas. Pero “con el pasar de los años se desarmaron los establos y se retiraron los carruajes para dar lugar al estacionamiento de los automóviles de uso oficial”, explica Pablo Chiesa, investigador de la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes Históricos.
“Los carruajes y los caballos entraban por acá, se ensillaban, y más allá estaban las caballerizas”, cuenta entusiasmada Olivero. Lo dice mientras mira los azulejos rectangulares azulados del pasillo de entrada, la mayoría originales. Por encima de esa franja hay revoque en piedra París, que está siendo restaurada. Pasando ese corredor, hay bronces originales.
Pero el elemento más costoso de restaurar fueron los vitrales de la planta alta, que estaban íntegros pero con algunos paños a punto de desprenderse. También se les colocó un vidrio protector. Y se construyó otro techo de vidrio que da al ingreso de por la escalera mecánica.
Una vez que el mercado abra, podrá visitarse todos los días. La planta baja, de 8 a 22; y la alta, de 11 a 0. ■