“Algo estaremos haciendo mal, aunque nos pese aceptarlo”
Soy un argentino más y observo con impotencia la decadencia de nuestra sociedad, que se ha ido profundizado a través de los años y cuyo retroceso parece no tener fin. Luego de analizar fríamente los resultados de las últimas elecciones llegué a la triste conclusión de que esto no ha sido una casualidad sino una causalidad. El populismo es una especie de virus, que en Argentina empezó hace más de 70 años y ha ido mutando, profundizando su virulencia de la mano de los sucesivos gobiernos demagógicos.
Saben perfectamente que es más fácil gobernar la ignorancia que el conocimiento y en esto han puesto el acento, embruteciendo a las personas durante décadas y repartiendo entre sus seguidores “caramelos para grandes”, en lugar de principios, trabajo y educación. Lo que queda claro es que a una buena parte de nuestra sociedad no le importa la corrupción de Estado mientras reciban dádivas a cambio. El mundo mira con asombro a la ¿Justicia? argentina, que no hizo nada para combatir tal corrupción, permitiendo que muchísimos funcionarios se enriquecieran de la noche a la mañana desde la función pública; tal vez sea porque en lugar de ser independiente en muchos casos se convierte en militante partidista y eso es incompatible con la función que debe llevar a cabo.
Es evidente que aquí se ha naturalizado la corrupción de Estado. Alguna vez supimos estar en los primeros puestos de los países más progresistas del mundo y hoy solo somos un mal ejemplo de lo que no se debe hacer.
Alejandro Rojo sergio.bond@hotmail.com