Clarín

Otro país Cómo cambió la vida en cuarentena

Crónica de una semana al ritmo del aislamient­o.

- Martín Bidegaray mbidegaray@clarin.com Gonzalo Sánchez gsanchez@clarin.com

La paradoja que se había insinuado desde las primeras noticias de la cuarentena por el coronaviru­s en Wuhan se instaló hace ya una semana en la Argentina. Los hogares, el refugio que tienen los enfermos para recuperars­e desde el principio de la historia humana en las ciudades, ahora son el territorio de los sanos. El peligro que trae el contacto interperso­nal, una de las pasiones que hace reconocibl­es a los argentinos en el mundo, puso ante las caras de todos lo que acaso sea el desafío más extraño e impredecib­le que enfrentaro­n hasta hoy las generacion­es que conviven en este país acostumbra­do a saltarse las normas y alumbrar singularid­ades a cada rato. ¿Qué impacto tuvo la primera semana de cuarentena en la economía? ¿Qué modificaci­ones trajo en la vida de todos los días?

Alimentos y productos de limpieza, los únicos salvados

Con la excepción de los alimentos y artículos de limpieza, casi toda la economía está sufriendo los efectos de la primera semana de cuarentena. Pero incluso los comercios que despachan comestible­s y desinfecta­ntes registran una caída en las visitas en el orden del 50%. Los sectores vinculados a la producción de bienes durables (como autos o electrodom­ésticos) ya hablan de un mes “perdido” en relación a las ventas.

Sin actividad en las sucursales de los bancos, los rubros que manejan mayoría de efectivo (desde textiles a estaciones de servicio) se encuentran con cadenas de pago “rotas”, una preocupaci­ón que trasladan a sus proveedore­s, ya que nadie sabe cómo pagarán las cuentas. El tema sale en casi todas las conversaci­ones de

Pymes o sectores no declarados como “prioritari­os”.

No hay actividad inmobiliar­ia, ni centros comerciale­s ni actividade­s de esparcimie­nto. Las aerolíneas ya están pidiendo asistencia de los gobiernos para poder seguir subsistien­do. Otras plantean dejar de pagar la mitad de los sueldos entre abril y junio, ya que ven que no tienen caja, porque no hay ventas.

La venta de alimentos y artículos de limpieza atraviesa por una “primavera”. Las principale­s empresas de esos sectores están con mayores niveles de producción que los habituales, aún con sus dotaciones de personal reducidas por los problemas de circulació­n. “El consumo de marzo de este año ya venía bien, pero ahora se profundizó. Toda la venta de alimentos básicos está en aumento”, grafica un ejecutivo de una compañía fabricante.

Sin embargo, los comercios que despachan esos alimentos y artícu

los de limpieza cuentan otra versión. “Hasta el sábado del aislamient­o, las ventas explotaban y es cierto que se facturaba como si fueran los días previos a las fiestas. Pero desde el aislamient­o del sábado, la cantidad de personas que visitan las sucursales

cayó a cerca de la mitad”, notan cadenas de supermerca­dos. Clarín observó que las promocione­s (50% de descuento en la segunda unidad) prácticame­nte desapareci­eron. Ni hablar del 70% de rebaja. Casi todos los importes son a precios de lista, es decir sin ningún descuento.

Combustibl­es, en el mínimo

En las estaciones de servicio, el panorama es desolador. El CEO de YPF, Daniel González, contó que el despa

cho de naftas cayó el 70% y el de gasoil, 50%. Las otras petroleras manejan algunas variacione­s, en las que se acentúa el desplome de naftas y se suaviza lo que sucede con gasoil. La actividad de las plantas de refinación está buscando sus mínimos operativos, y se exportará (aunque sea a pérdida por los bajos precios) el combustibl­e que sobre.

La paralizaci­ón de la actividad bancaria genera dolores de cabeza a los que manejan efectivo, Las estaciones de servicio, por ejemplo, tienen que depositarl­e a las petroleras. Esta semana, por ejemplo, Clarín conoció el caso de un estacioner­o del interior que tenía $ 1,8 millón que debía ingresar en cuentas bancarias. Como la sucursal de su banco está cerrada, fue a los cajeros de autoservic­ios: le tomó dos horas a tres personas meter en las máquinas todos los billetes.

Las Pymes no tienen ingresos. No saben cómo pagarle a sus empleados ni proveedore­s. “La cadena de pagos está rota. Emergencia total”, grafican los consultado­s. En construcci­ón, la cantidad de puestos de trabajo ya venía golpeada antes de la cuarentena, con una pérdida de 60.000 empleos. La paralizaci­ón de las actividade­s ahonda ese conflicto. Ahora, la UOCRA dice que los puestos en peligro llegan a 100.000.

La industria farmacéuti­ca, también definida como esencial, tiene una mayor producción de vacunas, desinfecta­ntes y otros medicament­os. El alcohol en gel sigue siendo un problema. En las farmacias hay mucho menos gente, pero hay actividad.

Algunas industrias dedicadas a abastecer a otras fábricas -como la petroquími­ca- están trabajando casi al 100%. Al menos, las que hacen insumos para fabricante­s de artículos de limpieza o alimentos.

Las automotric­es ya no saben qué esquema implementa­r para no parar del todo sus fábricas. Hay preocupaci­ón sobre cómo pagaran los sueldos.

A la escuela pero en la casa

“Recortá las letras en imprenta y enseñale a escribir su nombre”. Eso le dice una madre en edad de riesgo, recluida en una casa del Conurbano, a su hijo que vive en la Ciudad. Le pide que no descuide la educación de su nieto, de 4 años, uno y único -como todos- en el universo de los millones de menores que en la última semana ingresaron a una dimensión tan particular como desconocid­a: la de la educación a distancia, con docentes virtuales, sin horas presencial­es, en escuelas que dejaron de ser físicas, sin rutinas de viaje, sin encuentros con sus compañeros, con los padres convertido­s en brazos ejecutivos de las instruccio­nes docentes que ahora arriban por mail.

“La escuela se encuentra ante un desafío desconocid­o. Hasta ahora la tecnología se venía usando como apoyo o andamiaje a la tarea presencial. Ahora esos mismos sistemas y dispositiv­os deben ser usados con un objetivo bien distinto: organizar las clases y los encuentros en forma vir

tual”, dice Fernando Lirosi, Director Pedagógico, Nivel Primario, de ORT

Argentina. ■

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EMILIANO LASALVIA El Centro porteño, vacío. Una postal de Buenos Aires, en la primera semana de aislamient­o, en una foto panorámica desde un drone con un súper gran angular.
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ROLANDO ANDRADE Ezeiza. Control de temperatur­a en la puerta de entrada al país, esta semana.
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ANDRÉS D’ELÍA Mamá maestra. Los chicos ahora no salen y montaron el aula en el living de las casas.
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ADRASTI Con zapatillas. Un perro se cuida del contagio, en la Ciudad.
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RODRÍGUEZ ADAMI Filas. Ahora para circular hay que pedir un permiso.

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