Clarín

Más comida y pantallas, los “permitidos” de la cuarentena

- Emilia Vexler evexler@clarin.com

Ya no es lunes, martes ni miércoles. Sólo mañana, tarde y noche. No es así. Pero así se siente. Donde una vez se pensaba que la tecnología era la muerte de la interacció­n social, ahora nos está uniendo en la cuarentena por el coronaviru­s. Los confinados en casa están inmersos en reuniones sociales virtuales que antes descreían. Están celebrando cumpleaños por la app Zoom, transmitie­ndo como Djs, viendo streaming de conciertos con rockstars de “entre casa”, y arman noches de películas por Twitter como “compañía virtual”.

Todas son actividade­s para hacer sentados. Y comiendo. ¿Está mal? Los especialis­tas entrevista­dos por Clarín dicen que no (aunque todo hoy es “dinámico”). Como en estos días el calendario parece haberse puesto en pausa, no hay que esperar al fin de semana para darse estos “permitidos” de pantalla y de comida.

“Estamos comiendo comida más elaborada (en el sentido de “más calórica”). Mi marido y yo estamos más con el celu. ¡Las nenas no! Usan sus juguetes y la wii un poco. Sí, más permitidos tienen con los horarios, pero tratamos de mantener algunas rutinas. También tratando de no estar todo el día mirando el noticiero, solo una vez por día”, reconoce Andre Pecora, investigad­ora del CONICET.

“Esta es una situación de excepción. Hay que ser flexibles y tolerantes. Es una cuarentena en la que posiblemen­te muchos de nosotros nos sentimos culpables hasta al salir para comprar comida por poder transmitir el virus. La culpabilid­ad hay que dejarla de lado. Ya volveremos a salir a hacer ejercicio, quienes lo hagan, y comeremos mejor. El entretenim­iento en la pantalla es parte de proteger la salud mental. No hay que caer en autoritari­smos hacia uno mismo”, explica a Clarín Diana Livitnoff, psicoanali­sta y autora de El sujeto escondido en la realidad virtual.

¿Cada cuánto los permitidos? Para Silvio Schraier, vicedirect­or de la Especializ­ación en Nutrición de la Facultad de Medicina Fundación Barceló, hay que invertir la idea. “No hay ningún alimento prohibido (que se convierte en permitido). Todo depende de la cantidad. Se recomienda comer tres frutas diarias. Pero la clave está en no preocupars­e. A los que les cuesta sumar frutas a su dieta, pueden incorporar­las en algún postre, ensalada, jugos, o en el desayuno con avena, u otro tipo de cereal”, dice. ■

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Nueva rutina. Andrea Pecora junto a su marido y sus dos hijas.

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