Clarín

El dolor de no saber dónde se entierran los seres queridos

- MADRID. Marina Artusa

Invisible y silencioso, en las últimas 24 horas el coronaviru­s mató en España a 770 personas cuyos cuerpos serán incinerado­s sin ceremonias del adiós. En total, hasta este viernes, los españoles duelan casi 5.000 muertes en velorios virtuales, homenajes que, a falta del abrazo entre amigos y familiares que desterró la crueldad del Covid-19, buscan consuelo ante la platea infinita, desconocid­a y poco íntima de las redes sociales.

“El miércoles falleció mi suegro por coronaviru­s y hoy ha fallecido mi suegra. Mi mujer tiene que estar 14 días aislada sin salir de la habitación y la niña y yo empezamos anoche con fiebre”, se desahogaba en las redes Jorge, un creativo de una agencia de publicidad de Bilbao. “Esto es muy cruel, ni siquiera podemos abrazarnos para llorar juntos”, dice.

España cuenta con más de 64.000 casos positivos y algunos familiares de contagiado­s que murieron por Covid-19 saben que sus seres queridos fueron cremados pero no dónde fueron enterrados. En el inventario de calamidade­s, reales y simbólicas, en las que nos hunde la epidemia no falta el fantasma de las fosas comunes, las que aún sangran para los familiares de los muertos durante la Guerra Civil española y que retumba en los oídos de quienes padecieron dictaduras como la argentina. El dolor del no saber dónde están los propios muertos, la incertidum­bre que arde y no da tregua al duelo.

“Nos dijeron que nos llamarán cuando tengan las cenizas pero ha sido todo tan veloz y a cajón cerrado que no tenemos cómo saber si era mi abuela quien estaba allí dentro”, lamenta el nieto de una señora de 92.

En Madrid, la temperatur­a bajo cero del Palacio de Hielo es un campo santo artificial. La pista de 1.800 metros cuadrados, orgullo del centro comercial que la alberga en el distrito de Hortaleza, está seteada para mantener el piso congelado a entre -8 y -10 grados, lo que la convierte en una cámara frigorífic­a para conservar los cuerpos que las funerarias pasan a retirar. Por día, recogen entre seis y siete veces más cadáveres que hace una semana.

“Los crematorio­s que gestiona Servicios Funerarios de Madrid operan al máximo de su capacidad operativa durante las 24 horas del día”, admitió a Clarín Antonio Santos Muñoz, de la empresa municipal de servicios funerarios del Ayuntamien­to. ■

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina