Recitales on line Para ganarle al encierro
Desde Drexler hasta Soledad Pastorutti, pasando por Lerner y Aznar, todos cantan desde casa.
Cuando el pasado 10 de marzo, tras cancelar por cuenta propia dos presentaciones en el Teatro Melico Salazar, en Costa Rica, por el avance del coronavirus, Jorge Drexler resolvió dar un concierto a sala vacía, pero frente a una audiencia virtual que superó sus propias expectativas, sabía que eso era algo especial.
Lo que quizá el cantautor uruguayo no imaginaba era que estaba inaugurando una modalidad que muchos de sus colegas expandieron por el mundo para mantener con el público una conexión que la pandemia interrumpió de manera abrupta.
Una tendencia que se abre como un posible plan alternativo de los músicos, algunos de los cuales ofrecieron sus miradas a Clarín. Desde sus casas, por supuesto.
“Lo que hice fue bastante espontáneo, por una necesidad mía de poder conectar con la gente a través de mi música”, explica el ex líder de la Portuaria, que también con nuevo disco bajo el brazo, Frenkeltronic, se sumó a la práctica.
Como también lo hizo Soledad Pastorutti. “Tuve esa necesidad de hacer algo desde casa. Estamos viviendo un momento muy especial, pero si hay algo que necesitamos es compañía. Así que le pregunté a la gente qué canciones quería escuchar”, recuerda la Sole. “¿Qué otra cosa vamos a hacer?”, se pregunta Gabriel Pedernera, de Eruca Sativa. “Tenemos que estar agradecidos a la tecnología que nos permite seguir estando en contacto”, dice. Y en línea con ellos, Alejandro Lerner, quien creó el ‘programa virtual’ Entre todos, también aporta su opinión: “La ilusión es que esto también va a pasar y en algún momento vamos a volver a ver el sol.”
Pedro Aznar, quien el miércoles 25 dio un concierto con picos de 67 mil espectadores, señala: “El motivo principal fue ayudar a disipar la sensación de aislamiento. Por eso lo llamé ‘retiro espiritual’: porque es una gran oportunidad de reencontrarnos, preguntarnos por el sentido y la dirección de nuestras vidas.” “Es un tipo de comunicación distinto, pero tiene un plus, y es que no hay límites geográficos”, advierte Lerner, que recuerda que a través de dos teléfonos y una webbie, de golpe lo estaban viendo 60 mil personas. “No había diferencias de fronteras. Entre los mensajes que podía leer, veía que llegaban de España, México, Israel, Tucumán, Uruguay, Paraguay…”.
“Plantarse frente a una cámara y ‘atravesarla’, hablándole a la gente es un ejercicio que no es habitual para los músicos. Nuestra experiencia más parecida es la radio, la tele... Pero esto es diferente al streaming de un concierto en un teatro”, revela Aznar. Pero dispara: “Si tuviera que usar una palabra para describir cómo me sentí, sería conmovido. Cuando terminó la transmisión me quedé sollozando”. “Nunca el contacto virtual va a suplantar al contacto real. pero sí es un paliativo, un nuevo orden de posibilidades que se abren. Y creo que hay que estar dispuesto a aprender cómo hacerlo de la mejor manera, cómo se genera la comunicación, que es totalmente diferente a un concierto normal…”, dice Coti Sorokin. Y Lerner reflexiona: “Creo que acá el artista es un soldado de la comunicación. No es solamente un hombre del entretenimiento. De alguna manera uno asume un compromiso de comunicación, de expresión, de aliviar las angustias que tenemos todos por igual. Porque acá no se salva el rico, que es igual al pobre; no hay distinciones de favoritismos políticos ni geográficos.”
¿Todo hombre tiene su precio?
“¡El dinero no vale nada, ahora mismo! Ahora lo que tiene valor es cómo unirnos. Y yo pienso que en este sentido, para mí esto es más importante que si me pagaran, por todo lo que he recibido del mundo entero”, exclama Chucho.
Sin embargo, las redes sociales suelen ser vehículos y amplificadores de rumores que señalan a los artistas como piezas de una maquinaria destinada a sacar ventaja de una situación de emergencia social. Lo sufrió Fito Páez al ser vinculado con el programa #YoMeQuedoEnCasa, a través del cual el Ministerio se Cultura facilitará que artistas ofrezcan recitales desde sus casas y con el rosarino nada tuvo que ver; y también quienes participaron de la iniciativa #ArgentinaCanta, que impulsada por Red Solidaria reunió a casi 40 artistas en Como la cigarra, de María Elena Walsh. “Acá no hay dinero de por medio. Es una cuestión de que el músico es músico porque es músico”, contó Lito Vitale, director artístico de la movida, a Clarín, horas antes de que el video saliera al aire.
“Si alguien piensa que nosotros cobramos por eso, bueno…”, comienza La Sole, y completa: “En estas circunstancias tener la cabeza tan rebuscada y retorcida es complicado. Creo que hay otros problemas ahí. Yo no tengo que salir a defenderme de algo que no es cierto. Simplemente decirle a la gente que somos seres humanos, y que nos sensibilizamos mucho; por eso también nos dedicamos al arte”.
En tanto, Lerner prefiere dejar la diplomacia. “¿A quién carajo se le ocurre que alguien se puede llenar de guita así? ¿Quién te va a pagar esa llenada de guita, si el Gobierno está desesperado tratando de poner la que tenga en cosas que salven vidas? ¿Cómo un artista va a estar pensando en llenarse de plata en este momento? Lo bueno de las redes es que socializa a los inteligentes, a la gente de buena voluntad, y a los pelotudos y los de mala voluntad. Todos tenemos la oportunidad de decir una pelotudez en las redes, donde para hacerlo lo único que hace falta es tener Internet y saber clickear. Los boludos y mal intencionados van a estar siempre, y nosotros, los que nos exponemos, tenemos que estar dispuestos a que digan lo que quieran. Pero en general, si me pongo a pensar en mis redes, cuando veo la cantidad de gente que escribe, son miles... Y el 99% son positivos”.
Una definición que encuentra en palabras de Aznar una síntesis concluyente: “Me da una incómoda pena tener que aclarar que no cobré un solo centavo. Hay gente que no puede imaginarse hacer algo sólo por amor, y proyectan sus sospechas sobre las acciones de los demás. Lo lamento por ellos”. ■