El virus de la corrupción y el virus de la pandemia
Preocupación. Un grupo de empresarios advierte sobre los costos de la corrupción en la Argentina. Y destaca la necesidad de transparencia en momentos críticos.
Aunque quede fuera de lugar hablar de corrupción durante una pandemia, un grupo de profesionales y empresarios sin filiación política y con trayectorias diversas en compañías privadas, tercer sector y organismos multilaterales, decidió comunicar las conclusiones de un seminario interdisciplinario que se propuso medir la magnitud del costo social y económico de la corrupción en la Argentina.
Decidieron darlo a conocer esperanzados en que, una vez superada la pandemia, vendrían tiempos de reconstrucción. “Ojalá que esta unidad que se está consiguiendo en la lucha contra el coronavirus nos aporte enseñanzas para la lucha contra la plaga de la corrupción, que hace mucho llevamos en el cuerpo, que nos arruina la vida, que nos mata y que, al haberla naturalizado, somos incapaces de vislumbrar cómo sería una vida sin ella. De haberla combatido decididamente con anterioridad a la pandemia, es muy probable que se hubieran mitigado sus efectos y el costo de reconstrucción. Esperemos que esta crisis permita elaborar consensos básicos que alumbren políticas de Estado que den viabilidad a un país que peligrosamente se acerca a ser inviable”.
Ese grupo está constituido por Pablo Madanes (Licenciado en Economía y Filosofía de la Universidad de Londres), Diego Serebrennik (Ing. Agrónomo de la UBA y MBA del CEMA), Daniel Oks (Economista de la UBA y Doctor en Economía de la Universidad de Oxford) y Roger Calles
Es fundamental que la información del Estado sea abierta y transparente, pasar de una cultura cerrada a una de apertura”.
(Economista de la UBA).
“Puede asociarse la corrupción a un virus, mucho más dañino, más oculto y más difícil de erradicar y que ha arruinado a lo largo del tiempo muchísimas más vidas que el coronavirus en lo que va de esta pandemia”, señalaron en un documento.
En el simposio, de carácter cerrado, participaron expertos de distintos países y de varias instituciones. “Había una atención especial en el
Es necesario un nuevo pacto civilizatorio en la lucha contra un Estado ineficiente y su corrupción sistémica”.
ambiente: se dejaba exponer sin interrupciones, se interrogaba con una mente abierta, con la conciencia de que se estaba tratando de un tema importante que nos afecta a todos y a las generaciones venideras”, describieron.
“Dejando de lado las métricas de la corrupción, una de las conclusiones más relevantes del simposio consistió en señalar el carácter sistémico de esta dentro del Estado argentino. Los expertos internacionales asistentes puntualizaron que este tipo de corrupción suele estar ligada a intereses de grupos de poder en cuasi-privatizaciones del Estado. Esta suele consistir, por ejemplo, en mega transferencias de riqueza cuando se decide licuar una deuda en pesos; dar información privilegiada con anticipación a una devaluación; otorgar créditos subsidiados, exenciones impositivas, subsidios, protección selectiva a sectores privilegiados; reguladores que responden a carteles de empresas; intercambio de favores; etc.”.
De paso, resaltaron las consecuencias de la corrupción sistémica sobre el Estado y la sociedad: “La mala asignación de recursos, un Estado que parece ser más una carga que una entidad que da servicios a la sociedad (descuidando la provisión de la salud, la seguridad, la educación, la justicia y la moneda), la convalidación de la informalidad como modo de supervivencia de las empresas y con todo ello, la sumisión de buena parte de la sociedad en la pobreza estructural, siendo estos últimos los más afectados en sus derechos humanos”.
Así, los expertos asocian esta corrupción sistémica a la Gran Corrupción, “la cual es muy difícil de medir y que, más allá de la legalidad o no de sus actos, actúa incidiendo en la definición de políticas, leyes y asignación de recursos para el interés de sus propios actores. En tal sentido, la lucha contra la corrupción es una lucha de Poder, indicando a su vez que, si no la ponemos en ese marco, va a ser muy difícil entender cómo funciona y cómo combatirla. No se puede comprender la clave de la corrupción sin entender el rol de los empresarios, de los sindicatos, del poder judicial, de los políticos y de los funcionarios en general”. ■